domingo, 8 de septiembre de 2013

IMAGINANDO GOLPES

“Una nación está en peligro cuando su presidente habla todos los días y se cree la persona más importante de su país”. Arturo Illia Evidentemente, la unidad médica presidencial ha perdido la mano, y no consigue dar con la fórmula terapéutica que permita a la señora Presidente controlar sus devastadores impulsos. Las pruebas, al canto: cuando la sedación pierde efecto, doña Cristina enarbola como un arma su teléfono móvil y comienza a descargar sobre sus fabulados enemigos –se llamen Piñera, Obama, Macri, Pino Solanas o Massa- toda clase de epítetos, en un estilo orillero y chabacano que parece enorgullecerla. Esta semana, tanto desde el twitter presidencial como de los habituales lenguaraces a los que la viuda de Kirchner manda a hablar en público, ha comenzado a reutilizar el viejo y manoseado recurso del golpe institucional; el imputable Luis D’Elía hasta le puso fecha, el 8N. Es cierto que viene, pero le será propinado antes en las urnas, el 27 de octubre, con una fuerza aún mayor que la que implicaron las PASO. Tampoco parece estar dándole el resultado esperado, según las encuestas, el giro copernicano que ha dado en algunos ítems centrales del “relato”. Quizás se deba a que reconocer la inflación (Insaurralde) o la inseguridad (Berni) no es lo mismo que encarar los dos problemas que más repercuten, hoy, en la consciencia ciudadana. Por lo demás, la efectista medida de trasladar cinco mil gendarmes desde las porosas fronteras al Conurbano resulta una estupidez sin nombre, o una nueva “colaboración” con el narcotráfico. El juego de las sillas que pretende entre las policías, la Gendarmería, la Prefectura y el Ejército sólo puede ser producto de una mente afiebrada o de una complicidad manifiesta; ni las fuerzas de seguridad tienen la preparación ni los elementos indispensables para combatir la delincuencia común en los tenebrosos escenarios bonaerenses ni las fuerzas armadas cuentan con la experiencia y la instrucción necesarias para controlar eficientemente los límites de la Argentina; sólo le falta a la señora Presidente convocar a los bomberos para ir a la guerra y a los boy-scouts para vigilar el mar litoral. En realidad, con todas esas medidas la viuda de Kirchner está abriendo el paraguas, porque los plazos que la Constitución establece para el fin de su mandato son tan lejanos que resulta altamente probable que las bombas de todo tipo –pobreza, indigencia, subsidios, reservas monetarias, deuda pública, energía, cepo cambiario, educación, salud, infraestructura, corrupción- que armaron su marido muerto y ella misma terminen explotando mucho antes de diciembre de 2015. No hay que descartar que, entre los planes presidenciales, se encuentre la detención de civiles –como ya sucedió en la época de Alfonsín y pasa hoy en Venezuela- bajo la nebulosa imputación de golpistas, dada la agresividad puesta de manifiesto recientemente, ya que ello le permitiría recuperar, al menos por un breve tiempo, el control de la agenda pública. Pero la reacción, ante un verso tan trillado, debe ser la de apretar los dientes y aguantar, hasta que este descalabro concluya y sus autores, cómplices y encubridores terminen presos y pobres. Más allá de los improperios que lanza, al mejor estilo de Maradona, sobre las personas y empresas que, en el país, se han atrevido a desconocer sus facultades imperiales, está provocando daños inconmensurables en las relaciones con el resto de las naciones del mundo. La inexplicable razón que la llevó al memorándum firmado con Irán en Siria, que actuó como intermediario, no parece ser entendida por los líderes de quienes debieran ser nuestros aliados naturales. El indignado reclamo que lo que queda de nuestra Cancillería intentó hacer a los Estados integrantes del G-20 para que se incluyera el tema de los holdouts en el documento final de la cumbre de San Petersburgo se estrelló contra una negativa frontal, ya que toda la atención estuvo concentrada en un asunto muchísimo más grave, cual es la posibilidad de una gran conflagración global. De producirse un ataque, aún limitado, de los Estados Unidos y, eventualmente, de Francia contra el régimen de Damasco, también serán mayores las preocupaciones de la Casa Rosada, ya que elevará los precios del barril de petróleo; las importaciones de gas licuado, que se valúan con ese parámetro, son la principal causa de la inflación, que se está incrementando rápidamente. Nuestro paupérrimo Palacio San Martín, donde pone sus asentaderas este tan incapaz y risible Canciller, ha hecho todos los esfuerzos posibles, e infructuosos, para que doña Cristina sea recibida por Obama en visita oficial o, al menos, para mantener con éste una reunión bilateral. Conociendo el carácter que gasta nuestra primera magistrada, cabe suponer qué ataque de hígado debe sufrir cada vez que el Presidente pasea por la región sin dignarse venir a Buenos Aires, o cuando a sus colegas latinoamericanos se les extiende la alfombra roja en Washington; tal vez, como una vez sucedió con otra argentina que sufrió aquí un desplante social, sea ésta la verdadera causa de la conducta internacional que hoy mostramos. Lamentablemente, desde la oposición continúa el silencio respecto a cómo piensa enfrentar, desde el Congreso que integrará desde diciembre, para encarar al menos los problemas más acuciantes. Si bien es cierto que no accederá a funciones ejecutivas, no lo es menos que alguno de los que la integran deberá hacerse cargo de la conducción del país cuando este pseudo imperio eterno imaginado por Diana Araña Conti se haya convertido en pasado; imaginemos, por ejemplo, una eventual y pronta renuncia de doña Cristina, sea invocando cuestiones de salud, sea aduciendo la imposibilidad de continuar gobernando por las acciones de este nuevo “círculo rojo”. Por ello, debieran dejar de ofrecernos simplemente envases, cuyo contenido ignoramos, fabricados por gurúes contratados, y comenzar a exponer qué piensan y cómo actuarán si les toca hacerlo. Sólo así los argentinos podremos ponernos a pensar en adelantar los relojes institucionales, pues lo contrario implicará dar un nuevo “cheque en blanco” (¿recuerda las elecciones de octubre de 2011?), transformará en víctimas a estos delincuentes y obligará a los herederos a pagar la factura de una fiesta a la que poquísimos fueron invitados. Para concluir, sólo me resta continuar explicando mi punto de vista sobre alguno de esos problemas acuciantes, y hoy será el ferroviario, visto desde el ángulo de los que, en España, son llamados “trenes de cercanías”; para entender este párrafo, le ruego pinche este vínculo: http://tinyurl.com/ltfdt58.- La señora Presidente inaugurará su semana laboral visitando la villa 1-11-14, en Barracas. Si utilizara el Google Earth, como hizo Lanata, tal vez quiera colocar allí otro de los habituales carteles con su fotografía y la leyenda “Aquí también Argentina crece”. Como ha crecido el número de los jóvenes “ni-ni”, es decir, que no trabajan ni estudian. Bs.As., 8 Sep 13 Enrique Guillermo Avogadro Abogado

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