lunes, 6 de enero de 2014
LISANDRO DE LA TORRE
LISANDRO DE LA TORRE
Se cumplen 75 años del fallecimiento de Lisandro de la Torre, nació en Rosario, provincia de Santa Fe, el seis de diciembre de 1868; al concluir los estudios secundario se trasladó a Buenos Aires, inscribiéndose en la carrera de Medicina, que luego abandonó, para cursar derecho, doctorándose con la tesis “El régimen Municipal”, en 1889, tenía solo 21 años. Desde su juventud sentía la vocación por la política, abrazó la causa del caudillo radical Leandro N. Alem, a quien acompañó en sus luchas de aquellos años, tuvo activa participación en la Revolución del Parque en 1890. Desalentado de la política renunció en 1896, por fuertes desavenencias en el seno del partido con Hipólito Irigoyen, el sobrino de Alem. Viajó a los Estados Unidos, donde estudió las instituciones públicas de gobierno y el desarrollo agro industrial de entonces. De regreso, en su ciudad natal, fundó el diario La República (1898), también, junto a importantes ganaderos integró La Liga del Sud, fuerte agrupación cívica que respaldó su candidatura a gobernador en la Provincia de Santa Fe. Fue electo Diputado Nacional en 1912, dos años más tarde fundó el Partido Demócrata Progresista, organización que lo llevó a una banca en el Senado de la Nación, que posteriormente declinó (1937). Se le llamó: “el fiscal de la patria”; en memorable debates en el Senado, con elocuencia defendió los interesase nacionales, que eran expoliados por capitales extranjeros en complicidad con gobernantes de la época. En una de sus últimas actuaciones como senador afirmaba: “cada día siento más hastío de la vida pública; predico en el desierto solo para quedar en paz con mi conciencia. En la carta que dejó antes de disparase un balazo en el corazón, el 5 de enero de 1939, decía a sus amigos: “mi mayor error fue crear una fuerza política. Yo no era político porque no calculaba ni supeditaba mis ideas al interés electoral”; “...desearía que mis cenizas fueran arrojadas al viento, me parece una forma excelente de volver a la nada, confundiéndose con todo lo que muere en el Universo”. La actuación de ese extraordinario hombre público, despertó la pasión por la política, al análisis profundo de la historia argentina, en tiempo de juventud y con amigos leí y volví a leer muchas de sus obras. Tal era el reconocimiento que un amigo le puso el nombre “Lisandro” a su hijo y a su negocio. Para los argentinos de hoy sería un buen regalo de reyes reflexionar sobre el pensamiento y la vida de Lisandro de la Torre.
Roberto Martín Aguirre
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