martes, 19 de junio de 2012

ODIO




¿De dónde biene tanto odio?.






Por Carlos Belgrano.



Festejamos una vez más el recuerdo y cariño hacia nuestros Padres.

Y tal vez debamos consociar esta fecha, acaso un tanto nostálgica para quienes lo hemos perdido hace ya décadas, con la algarabía de los que pueden disfrutar de ellos, para ejercitar una reflexión.

En estos últimos nueve años, hemos vivido a trancas y barrancas, enfundados en ulcerosas diatribas, que venimos enfrentando, la gran mayoría de nosotros, con un pequeño grupo de pandilleros y disolventes, que son estas diminutas huestes. al servicio del sindicalismo servil y el gobierno.



Retrotrayéndonos en el tiempo y en el espacio y recorriendo estos fatigosos e indigestos últimos treinta años, creo interpretar a una gran parte de nuestros Compatriotas, que no atinan a encontrar una tendencia política a seguir como modelo.

Incluyendo a quienes legítimamente, son de una inclinación militarista, ya que la investidura castrense se ha ido devaluando, en la misma proporción al fortalecimiento de la dirigencia política.

Desde la vuelta de la democracia, que en términos generales, es un sistema que abona crecimiento intelectual en las comunidades organizadas, hemos visto, en nuestro caso, que un pequeño libro de buenos principios y dogmas, como la Constitución Nacional, ha sido el refugio de todos estos filibusteros para ampararse en una aparente y ficta legitimación.



Pero como en las pesadillas más abominables, hubo un destello, esto es, una excepción a esta regla treintañal de iniquidades.

Su figura tomó una estatura nacional, para la Semana Santa de 1987, cuando lideró el alzamiento de un grupo de sus Camaradas en la Escuela de Infantería de Campo de Mayo.

Puso de rodillas a un diletante y tambaleante Alfonsín, que nos ratificó que era un idiota, cuando se trasladó al complejo Militar, para negociar personalmente con él.

Era Aldo Rico, de rostro adusto, discurso breve y un historial promedio como Soldado, aunque con un capítulo un tanto difuso, respecto a su bravura en Malvinas.



Pero con ello y todo, tuvo la entereza necesaria, para poner al desnudo la debilidad radical en su máxima expresión hasta entonces.

Obligó a que la "obediencia debida", tuviese el necesario rango legislativo, otorgándole la necesaria dispensa a la oficialidad intermedia, que se había limitado a cumplir las órdenes de la cadena de mandos, cuando la Patriótica exterminación de la canalla terrorista en los setenta.

Su figura tomó incluso una mayor dimensión, cuando levantó por su cuenta el Regimiento de Infantería de Monte Caseros un año después, probando con su levantisca y desafiante actitud, que las cúpulas de Ejército, Armada y Aeronáutica, estaban para entonces, totalmente envilecidas, y al servicio del sistema.



Su figura era más promisoria que la de cualquier candidato radical ó peronista, porque despertaba y aceleraba en el imaginario social argentino, la necesidad de un liderazgo autoritario, que siempre se antepone al carismático.

Desafortunadamente, cuando fue privado de la libertad, comenzó primero a ser tentado con su ingreso a la política, e inmediatamente después, a recibir los primeros "sobres", abonados por la Side, para mantenerlo inbeligerante.



Y ése fue el principio del fin, que acaeció cuando Duhalde le regaló el "loto" de casi una veintena de millones de dólares cuando la constituyente bonaerense de 1994.

Rico, fue una buena y legítima promesa, que hubiese mutado en realidad, si hubiera detenido un poco sus ambiciones de salir prontamente del humilde, precario y lúgubre departamento que se le había asignado, en las proximidades del Liceo Gral. San Martín.

Este, digamos "fenómeno Rico" es la quintaesencia de un razonamiento.



Mucho más profundo que el simple análisis de un tipo que demostró no valer un centavo finalmente.

Fue la síntesis de un esquema tan simple como mortífero, como que cualquier atisbo de oposición a la corruptela de este sistema republicano, se sortea con dinero, que siempre rebosa para silenciar y adquirir conciencias, como la de Rico.

Pero ello también me encamina a otra deducción.



Menem, hizo de las adquisiciones de moralidad, su moneda de gobierno y con esa gimnasia duró diez largos años.

De la Rúa intentó imitarlo, pero como era radical y por ende embalsamado de esa savia de mediocridad, duró lo que un flato en un canasto.

Duhalde cumplió la directiva de la banca internacional y la Unión Industrial, de sincerar la economía pesificándola; saqueó al Banco Provincia de la mano de su presta-nombre Victorio Gualtieri, y finalmente le vendió la presidencia al "tuerto" en cien millones de dólares, superando en un veinte por ciento la oferta de Ramón Puerta, y obteniendo como adicional, un pacto de indemnidad, que como vemos, se mantiene incólume hasta nuestros días.



El advenimiento de Néstor Kirchner, fue a todas luces, la aparición del elemento faltante en esta trilogía de calamidades Argentinas.

Contábamos con la impericia radical y la idolatría dolarizada del "turco"; a saber dos modelos bien probados.

Pero se encontraban agotados. Se requería de un nuevo esquema discursivo: el de la aversión.

Y NK encontró rápidamente el camino para inaugurar esa forma de hacer política desde el atril.



Sumó de inmediato a Madres de Plaza de Mayo S.A., que venían de ser prohijadas por este radicalismo idiotizante y el sibilino financiamiento menemista.

Sumó a sus estudiadas inquinas. la circunstancia de ser un invertido, cornudo e hijo y nieto de proxenetas.

Cuando un individuo goza de esa pléyade de virtudes personales, la fuerza ciega de la naturaleza, es imposible de detenerse.

NK sin necesidad alguna de hacerlo, humilló a las Fuerzas Armadas, primero demostrando a todo un Pueblo, que estaba en condiciones de sumergirlas aún más de lo que ya estaban, designando en cada una, acólitos como Balza en Ejército, que se encargó de personificar al Iscariote contemporáneo de uniforme.



Y siguiendo la infalibilidad del "turco" respecto al manejo de la justicia, la optimizó, perfeccionándola en simple cuestión privada, con abominaciones como Zaffaroni & Oyarbide, pero con muchos más que con menos protagonismo, siguen idénticos postulados, a los que se deben de sumar los devotos al "garantismo".

Esta Kretina, el guitarrista, Aníbal, De Vido y demás gente de mal vivir, no son más que los herederos de una forma de gobernar, con la provocación y la venganza como los preámbulos de sus muecas.

Pero existe quizás, una explicación psicológica para tanto desenfado gratuito e insultante, que justifican tantos cotidianos graznidos de esta cortesana.



Una presunta hija, tan minusválida como ocultada a la opinión pública, producto de su relación furtiva con Betini; la tolerancia de un hijo extramarital de Néstor con una posadera de Río Gallegos, la archiconocida homosexualidad del difunto y de su propio hijo, su falso carácter de letrada, sus correrías de alcobas parlamentarias, con Luis Brandoni, "Fredy" Storani y el "choclo" Alassino y finalmente el temor a la inminencia de un desenlace carcelario y/o mortal de su mandato, de la que no podrá salvarla ni siquiera su inmensa fortuna.

Por ello a veces me pregunto ¿DE DÓNDE VIENE TANTO ODIO?.

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