miércoles, 3 de abril de 2013
LA CORRUPCIÓN
LA CORRUPCIÓN ARGENTINA
por Marcelo Castro Corbat
segundarepublica@fibertel.com.ar
Los casos que informa la prensa, son tan numerosos que mencionaremos solo algunos paradigmáticos.
Presidenta Cristina: se denunció su explosivo crecimiento patrimonial que podría ser penalmente punible. El Juez
interviniente, basado en el informe del contador de la funcionaria, dispuso el archivo de la denuncia y el fiscal no cumplió con su deber de apelar el fallo.
Vicepresidente Boudou: Esta involucrado en el affaire Ciccone Calcográfica que se encuentra en la etapa de investigación.
Ex Secretario de Transporte, Ricardo Jaime: Desde hace años se están investigando diversas acciones que podrían ser delictivas.
Ex Rector de la Universidad de Bs. Aires: Se le descubrieron propiedades en Estados Unidos que no había declarado. No fue penalizado porque la causa prescribió por el transcurso del tiempo. Las causas que prescriben son numerosas.
Se comenta que algunos Ministros, Secretarios, legisladores y gremialistas han comprado propiedades y campos en el país, a precios incompatibles con sus ingresos como funcionarios, y se estarían investigando los movimientos de fondos en países extranjeros.
El Estado argentino se ha convertido en un monstruo mítico de siete cabezas; si se corta una, genera dos nuevas. Es destructor de los valores culturales nacionales y es conducido por funcionarios proclives a la corrupción.
La historia muestra que los países perforados por la corrupción terminan mal, destrozando el orden, la convivencia humana e impidiendo la prosperidad ciudadana. Es un delito contra la sociedad, como todos los otros que castiga el Código Penal, con la diferencia que en los gobiernos corruptos, altos funcionarios están involucrados, conformando un sistema de crimen organizado y de autodefensa de sus miembros.
La inversión para producir e incorporar tecnología para exportar y el trabajo duro, aseguran el progreso y la prosperidad de los argentinos, pero el mantenimiento del nivel actual de corrupción es un deteriorarte que terminará anulando los esfuerzos que la ciudadanía realice. Dilma Rousseff lo sabe y no la perdona.
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