domingo, 7 de abril de 2013
SIMPLEMENTE CHORROS
Indignados (3): Desde 2003, los K gastaron más de $ 3 billones, ¿en qué?
Desde 2003, el Gobierno Nacional ha gastado más de $ 3 billones (sí, 3 millones de millones de pesos), unos US$ 700.000 millones, si sumamos todos los presupuestos nacionales de los últimos años K. ¿Cuántas obras de infraestructura de importancia se hicieron en realidad con esa montaña difícil de imagina de dinero? Las que digan, no importan, no sirvieron para evitar ambas inundaciones. Importantísimo debatirlo antes que el lunes 08/04 Cristina intente cambiar la agenda con una grotesca "democratización de la Justicia". En una semana, pocos recordarán los 2 diluvios, los muertos y las casas destruidas. Sin embargo, Francisco seguirá siendo Papa; la inflación no se habrá ido, las inversiones seguirán paralizadas, los holdsouts seguirán presionando en los tribunales de New York, la soja seguirá cayendo en Chicago, las importaciones de energía serán mayores por el incendio en la refinería de YPF en La Plata y Daniel Peralta seguirá siendo el ganador de las elecciones internar del Partido Justicialista de Santa Cruz, destrozando a Máximo Kirchner y sus huestes en las urnas.
Hacer los entubamientos necesarios La Plata y Capital Federal habrían tenido un costo de US$ 400 millones. Ahora, la Nación destinará US$ 30 millones en asistencia social y entre la capital federal y la Provincia de Buenos Aires, otros US$ 30 millones, en el mejor de los casos. En resumen: Cristina Fernández, Daniel Scioli y Mauricio Macri pueden soportar 1 o 2 inundaciones más. Así se ahorran plata y podrán financiar sus respectivos aparatos clientelares. La ausencia de planificación se sumó a la falta de diálogo de nuestra clase política, que agregó 3 condimentos especiales introducidos por el kirchnerismo en el manejo de la “cosa pública”: > improvisación manifiesta, > gasto público mal adjudicado y > una elección de obras públicas muy conveniente para el “club” que funciona en la Cámara Argentina de la Construcción.
por CLAUDIO M. CHIARUTTINI
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Sin Saco y Sin Corbata). Fueron necesarios 2 diluvios para que el relato, el marketing político y la comunicación vacía desnudaran los efectos de las distorsiones política del modelo de gobierno cristinista y el nivel de falacias, mentiras y falsedades que se han informado sobre inversiones en infraestructura y obra pública los últimos 10 años a nivel nacional y los pasados seis años en la Provincia de Buenos Aires y la capital federal.
Cristina Fernández amplió, desplegó y buscó darle contenido ideológico al kirchnerismo a través del relato encadenando datos sesgados, estadísticas incomprobables y anuncios repetidos hasta el hartazgo. Daniel Scioli siempre creyó que sumando kilómetros, agachando el lomo y saludando gente a diestra y siniestra sería, algún día, Presidente de la Nación. Mauricio Macri se creyó que con “buena onda”, llegaría a la Casa Rosada.
Desde 2003, el Gobierno Nacional ha gastado más de $ 3 billones (sí, 3 millones de millones de pesos), unos US$ 700.000 millones, si sumamos todos los presupuestos nacionales de los últimos años K. ¿Cuántas obras de infraestructura de importancia se hicieron en realidad con esa montaña difícil de imagina de dinero? Las que digan, no importan, no sirvieron para evitar ambas inundaciones.
Desde que asumió como gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, sólo sacó el tema coparticipación 2 veces (el año pasado cuando no pudo pagar los sueldos a mitad de año y, ahora, por la pelea con la Casa Rosada). ¿Cuánto ha dejado de recaudar la provincia en estos 6 años? De cada $ 3 que los gobernadores ceden al Estado Nacional, Cristina Fernández le devuelve sólo $ 1. En el caso bonaerense, esa proporción es aún menor. ¿Cuántas obras de infraestructura no tiene hoy la mayor provincia del país por no recibir la coparticipación que le corresponde por ley?
Mauricio Macri resolvió hace 4 años no pelearse con Cristina Fernández. Como parte de la política de la “buena onda”, el Jefe de Gobierno porteño sólo chocó con la Casa Rosada por el tema subtes y terminó por hacerse cargo del servicio sin las partidas presupuestarias correspondientes. ¿Por qué hubo que esperar 3 años para que el Estado Nacional autorizada los créditos para entubar el Arroyo Vega? ¿Cuántas inundaciones innecesarias han sufrido los vecinos de Belgrano o Saavedera por la política de “buena vecindad”, por los negocios cerrados con el Grupo IRSA o por la falta de una planificación urbana seria y coherente?
Los errores de los políticos, en muchos casos y en demasiadas oportunidades, los pagan los ciudadanos con sus vidas.
No hay marketing político sin comunicación política y no hay comunicación política sin hacer política. Y la política no son palabras, es acción. El relato, agachar el lomo o la buena onda no reemplazan la acción política y la implementación de soluciones para los problemas reales que tienen los vecinos, los ciudadanos, los habitantes de un territorio, los votantes, ya sea nacional, provincial o municipal.
Los estadounidense suelen usar la frase “un acto de Dios” para calificar fenómenos que no eran esperables, predecibles, imaginables. Sin embargo, aunque la cantidad de agua caída en ambas tormentas superó todas las previsiones, la posibilidad de inundaciones de estas envergaduras había sido anticipada por ingenieros hidráulicos, vecinos y urbanistas. Fue la pertinaz sordera y obstinación de los funcionarios lo que facilitaron que ambas catástrofes se produjeran. Era sólo cuestión de tiempo.
Ahora viene el marketing político para recuperar la confianza de los votantes. Créditos blandos que pocas veces llegan a los que, en realidad, los necesitan; y facilidades fiscales que tienen impacto mínimo en los bolsillos en comparación con las pérdidas sufridas. Pero como la Casa Rosada tiene presupuesto de sobra, también regala unas pocas jubilaciones, DNI gratuitos, planes sociales que perdieron su poder de compra y financiamientos con una tarjeta de crédito que no funciona. Todo coordinado por miembros de La Cámpora, que harán algo de “aubombo” y mucho de tamiz político de los que soliciten ayuda.
Hacer los entubamientos necesarios La Plata y Capital Federal habrían tenido un costo de US$ 400 millones. Ahora, la Nación destinará US$ 30 millones en asistencia social y entre la capital federal y la Provincia de Buenos Aires, otros US$ 30 millones, en el mejor de los casos. En resumen: Cristina Fernández, Daniel Scioli y Mauricio Macri pueden soportar 1 o 2 inundaciones más. Así se ahorran plata y podrán financiar sus respectivos aparatos clientelares.
La ausencia de planificación se sumó a la falta de diálogo de nuestra clase política, que agregó 3 condimentos especiales introducidos por el kirchnerismo en el manejo de la “cosa pública”:
> improvisación manifiesta,
> gasto público mal adjudicado y
> una elección de obras públicas muy conveniente para el “club” que funciona en la Cámara Argentina de la Construcción.
No hay casualidad, hay causalidades.
La infraestructura es la gran deuda del modelo kirchnerista. Ni Daniel Scioli ni Mauricio Macri rompieron con este “maleficio” en sus respectivos distritos. Al Gobernador de Buenos Aires le encantan colocar carteles naranja con su foto o su nombre. La gestión del Jefe de Gobierno porteño se ha desangrado en “bicisendas”, hacer peatonales las calles del microcentro, en romper calles para crear “metrobuses” innecesarios o en diseñar una terminal de onmibus en Liniers que fue cotizada en US$ 6.000 millones por la Secretaría de Transporte de la Nación.
Cristina Fernández, que se ha llenado la boca hablando de “más Estado”, tiene que pedir al sector privado que aporte su esfuerzo para poder llegar con colchones, víveres, agua y ropa a los damnificados por ambos diluvios. Cada donación, cada camión que llega a La Plata, cada bolsa que se repartió en la capital federal fue una confirmación del fracaso del Estado para socorrer a los contribuyentes en medio de las catástrofes.
El Estado del Siglo XXI se ha mostrado eficiente para recaudar, pero no para asignar gasto, ni para reducirla brecha entre ricos y pobres, ni para asistir a los ciudadanos en medio de la emergencia. “Pague primero, quéjese después”, es el lema con el cual los estatistas descalifican a los privados, pero cuando están en la función pública, lo aplican a rajatabla.
El “Estado publicitario” ha reemplazado al “Estado presente” o al “Estado constructor”. Parce que ningún funcionario público se ha dado cuenta que, a 100 kilómetros a la redonda del Congreso viven 20 millones de personas, la construcción ha crecido en forma anárquica y desordenada los últimos 30 años y los espacios verdes han desaparecido. Salvo que sea por un acto de magia o por un milagro, no hay forma de que el agua escurra cuando suceden estos aguaceros.
Desde que fue arrebatado de la Fuerza Aérea Argentina, el Servicio Meteorológico Nacional carece de presupuesto, ha perdido precisión en sus pronósticos y está retrasado tecnológicamente para controlar el clima alrededor de una megalópolis como Capital Federal y el Gran Buenos Aires o un país que depende de la producción agropecuaria para vivir.
En los últimos 2 años, unos 10 tornados habrían ocurrido en Capital Federal y el Conurbano Bonaerense, pero el Servicio Meteorológico Nacional nos confirma el fenómeno, en el mejor de los casos, tres días más tarde. Es información que no sirve para nada, salvo a los efectos estadísticos. Es preferible tener a las fuerzas armadas dando la hora, la temperatura y la humedad antes que repartiendo comida caliente a una familia que perdió su casa, sus bienes, su historia, su vida.
De la improvisación a la sorpresa. De la sorpresa a la crisis. De la crisis a la emergencia. De la emergencia al marketing político. Ese parece ser el ciclo de los gobernantes argentinos ante este tipo de catástrofes. Por eso el costo político que deben pagar es alto ante la opinión pública cada vez que intentan explicar lo inexplicable.
Cristina Fernández quiere que haya culpables, como es costumbre del kirchnerismo, para que “alguien”, si fuese posible Daniel Scioli, pague el costo de los muertos en La Plata. Por eso será la controlada ideológicamente Universidad Nacional platense la encargada de la “investigación” de la catástrofe y sus consecuencias.
En la Casa Rosada sueñan con que el Gobernador de Buenos Aires sea como Carlos Alberto Reutemann en 2003, cuando se inundó Santa Fe y el equipo de campaña de Néstor Kirchner activó una maniobra de prensa contra el entonces candidato presidencial de Eduardo Duhalde y lo obligó a bajarse de la postulación, abriendo la puerta al santacruceño al Poder Ejecutivo Nacional. Pero la historia nunca se repita igual dos veces.
Cristina Fernández también sueña con esmerilar a Maurico Macri con la inundación del Barrio Mitre. Por eso llama a Eduardo Elsztain a dar explicaciones en la Casa Rosada (bah... en realidad Elsztain le había pedido una entrevista, preocupada porque desde el FpV llegaba el azote al DOT, donde afirma haber realizado todas las obras. Elstzain estaba en el exterior y se comunicó con Olivos). Quiere ser la Presidente de la Nación la que ordene la solución, así, salva a Tecnópolis de responsabilidad de la inundación de la zona y aparece como ejecutiva y “salvadora” de la situación, frente a un Jefe de Gobierno porteño que abusa de sus días de descanso.
En pocas palabras: en la Casa Rosada creen que Cristina Fernández puede salir ganadora de 2 diluvios, decenas de muertos y cientos de casas destruidas. Los asesores presidenciales sueñan con debilitar a Daniel Scioli y Mauricio Macri para sacarlos de la carrera presidencial para el 2015. En el fondo, ponen sus interesen por delante de los damnificados por los dos catástrofes climáticas. Como suelen decir: “todo es política”, incluso dos diluvios. Además, este es el significado de “vamos por todo”.
Incluso, como ocurrió con Juan Domingo Perón en 1944 con la reconstrucción del San Juan, luego del terremoto que destrozó la provincia; Cristina Fernández cree que colocando a La Cámpora a la cabeza del reparto de asistencia social en La Plata podrá legitimar y popularizar la organización juvenil, hoy, una agrupación que ha fracasado en tomar el poder en las universidades, no logra movilizar a sus miembros y siembra desastres en las empresas públicas o áreas de gobierno que controlan.
Pero Cristina Fernández y sus asesores no deben olvidar que la realidad, existe. En una semana, pocos recordarán los 2 diluvios, los muertos y las casas destruidas. Sin embargo, Francisco seguirá siendo Papa; la inflación no se habrá ido, las inversiones seguirán paralizadas, los holdsouts seguirán presionando en los tribunales de New York, la soja seguirá cayendo en Chicago, las importaciones de energía serán mayores por el incendio en la refinería de YPF en La Plata y Daniel Peralta seguirá siendo el ganador de las elecciones internar del Partido Justicialista de Santa Cruz, destrozando a Máximo Kirchner y sus huestes en las urnas.
El lunes 08/04, mañana, Cristina Fernández intentará cambiar la agenda mediática lanzando el famoso proceso de “Democratización de la Justicia”, lo que generará el primer gran choque contra el Poder Judicial. El marketing político nos mostrará otra supuesta “batalla épica” del kirchnerismo. Mientras, en La Plata, se intentará saber la cantidad verdadera de muertos por el diluvio, dado que hay fuertes sospechas de que se han ocultado gran cantidad de fallecidos y desaparecidos. La realidad, siempre la realidad, golpea a la puerta y desbarata los planes electorales presidenciales.
Las aguas ya bajaron. Los evacuados vuelven a los mucho o poco que ha quedado. La ayuda de los argentinos llega en camiones a La Plata y a cuentagotas en Capital Federal. Cristina Fernández, Daniel Scioli y Mauricio Macri afinan sus estrategias para recuperar imagen positiva y votantes. Todos miran a octubre. Todos miran al 2015.
Por lo menos será así hasta la próxima tormenta, el próximo diluvio imprevisto, hasta la próxima inundación, donde el ciclo volverá a comenzar.
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