sábado, 20 de abril de 2013
TODO OPOSITOR....
18A: El todo opositor no es igual a la suma de sus partes
Por JUAN SALINAS BOHIL
La diferencia de esta última gran movilización con las anteriores es la presencia en esa marea humana de algunos políticos opositores. Más no de todos. Hábiles para husmear el éxito en año de renovación de bancas, deben haber recordado al siempre nombrado Perón cuando apuntó “Con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes”. Curarse en salud siempre resulta útil.
Cuando ya se está pensando en una nueva movilización con el obvio cacerolazo incluido, se omite el análisis de los logros obtenidos por los manifestantes luego de anteriores marchas. Es que la política se hace, se construye lentamente en los ámbitos adecuados: el seno de los partidos políticos y las legislaturas respectivas. Todo lo demás son fotos participativas para no quedar fuera de la movida como las numerosas maratones que se corren en esta ciudad.
Si la presidenta obtuvo en 2011 el 54%, respetables análisis sostienen que los demás candidatos son el 46. La diferencia con los “los demás” es que obtuvieron el 2, 4, 6, 8, 10, 12, el 14%. La matemática es una ciencia. La política no, porque se tiene conocimiento de que allí dos más dos no es igual a cuatro.
Ser opositor significa precisamente eso. Estar, sentirse enfrentado a las políticas desarrollas por el gobierno. Pero también contar con una propuesta integral en todas las áreas para reemplazar a la que se critica. Una no va sin la otra.
Los políticos opositores argentinos se encuentran demasiados cerca del kirchnerismo como para oponerse frontalmente a él. Con diversas variantes vienen apoyando sus propuestas: estatizaciones, voto joven o una de las más recientes como fue la aceptación en el Senado de la jefa de los fiscales Gils Carbó por 63 votos a favor y tres en contra. Ésta, el mismo día que asumió se puso “a “disposición de lo que la presidente necesitara”, cuando el Ministerio Público Fiscal es un órgano independiente y autónomo del Poder Ejecutivo creado para defender a los ciudadanos de los abusos del Poder. En teoría.
Los supuestos arrebatos de enojo, los encendidos discursos en las bancas para tribunas vacías, las cataratas de correos electrónicos a las redacciones, los abrazos simbólicos a tal o cual edificio público, la defensa de abstracciones tales como la Justicia o el plegarse a manifestaciones caceroleras no salvan a la dirigencia “opositora” de su responsabilidad frente a la desolación que producido por la marabunta kirchnerista. Pero tampoco a quienes la han elegido.
Demás está decir por conocido que la oposición se encuentra dividida. Se sabe perfectamente el porqué de esa fragmentación. Basta mirar la composición de los bloques en el Congreso Nacional para comprobarlo. Eso es lo que se vota. Mientras que el “¿por qué no se unen?!”, es la recurrente pregunta del iletrado político.
La señora presidente seguirá lo más campante con sus designios mientras no haya quién o quiénes se le opongan. Realmente. Como corresponde. Llorará y hará pucheros si la ocasión amerita; bailará alegremente; inundará el ciberespacio con sus tuits; seguirá abusando del uso de la cadena nacional de radiodifusión; arrebatará hasta el último a centavo de las cajas jubilatorias y del Banco Central; continuará su guerra abierta contra la poca prensa libre que queda en Argentina o bailará un tango sinfin con regímenes poco adictos a la libertad.
Todo ello por el mismo precio y sin que ninguna manifestación, por masiva que sea, le mueva un pelo de su ideología. Pregúntenle a Capriles.
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