sábado, 4 de mayo de 2013

ELOGIO DE LA DISIDENCIA

por Marcelo Castro Corbat segundarepublica@fibertel.com.ar Las obras del hombre, la construcción del entramado social y la comprensión del sentido de la creación del ser humano serán siempre imperfectas o incompletas. Las disidencias son la consecuencia natural de esas imperfecciones e incomprensiones que, dependiendo del tema, produjeron reacciones humanas de distintos grados de violencia. Afortunadamente, desde hace pocos decenios la civilización de los hombres ha reaccionado rechazando la violencia para superar las disidencias, que es un objetivo compartido por la inmensa mayoría de los 7.000 millones de habitantes de la Tierra, todos con sus ilusiones y disidencias. La disidencia es congénita con el ser humano e inseparable del hombre. Es la insatisfacción por sus limitaciones. Es el motor que impulsa los cambios y que ha generado el espectacular avance de las ciencias, de la calidad de vida, de las artes, del respeto a los derechos individuales, a la libertad y a la creatividad. Solo da frutos si existe armonía y paz ciudadana, se respetan las leyes y se acepta que los cambios de la cultura social son siempre lentos. Los carismáticos, autócratas, demagogos o trasnochados, que atacan con violencia a los disidentes, paralizan la creatividad del hombre, su ascenso material y espiritual, y le impiden cumplir con sus objetivos de vida.

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