martes, 27 de octubre de 2009

El destructor modelo "K"


por Elena Valero Narváez

"La vida y conservación del pueblo argentino depende de que su constitución sea fija, que no ceda al empuje de los hombres; que sea un ancla pesadísima a que esté asida esta nave, que ha tropezado en todos los escollos, que se ha estrellado en todas las cosas y todas las tempestades la han lanzado"
Fray Mamerto Esquiú

Asirnos a la Constitución de 1853-1860, es la única manera de salvarnos, una vez más, de un mal gobierno, de un modelo de país ya transitado y que nos depara similares y desgraciadas consecuencias. Todos debemos respetar sus principios si pretendemos valorar la libertad y la dignidad de cada argentino y de quienes deseen tener relaciones con nuestro país. Ella nos salvará de que déspotas y dictadores se sucedan con distintos y atractivos ropajes.

Argentina no saldrá adelante si no se admiten primero los errores y los Kirchner no están dispuestos a aceptarlos, reconocerlos y cambiar. Mueren con los pantalones puestos porque su prédica populista no les permite el cambio típico de las sociedades que aceptan la pluralidad de ideas.

Un buen ejemplo fue el gobierno de Perón: por los finales de su segundo gobierno se dio cuenta que necesitaba del capital extranjero e intentó atraerlo pero iba contra los grupos nacionalistas que había cortejado. También los Kirchner se dan cuenta que lo necesitan pero ya no pueden generar confianza. Este gobierno no aprendió que es en las sociedades democráticas, sin leyes mordaza, donde se pueden expresar propuestas deferentes y tener la libertad de criticarlas, donde se crea el clima político en el que el gobierno puede cambiar sin que sea traumático para la sociedad porque todos pueden investigar las razones de los problemas e intentar razonablemente su solución.

La manera que encontró este gobierno para evitar un relevo democrático de las autoridades actuales es destruir las instituciones republicanas con los medios que le permite el Estado y aportando piqueteros armados con dinero público para mantenerse en el poder. Es un arma de doble filo: al desvanecer las instituciones democráticas favorece que sea justificable el combate para reinstaurarlas. Una sociedad que ha aprendido a vivir en el clima tolerante y razonable que permite la democracia no hay duda que no soportará políticas que regresen la violencia para intentar reemplazarla.

El gobierno con su virulento ataque a todos los líderes y posibles candidatos a la presidencia en el 2011, quiere acabar con programas alternativos a los suyos y de esta forma posterga la salida de la crisis general que soportamos.

La caza de brujas a la que nos tiene acostumbrado el matrimonio K, pretende acabar con todo liderazgo que le haga sombra a Néstor Kirchner, quien pretende llegar muy bien parado al 2011 con métodos mafiosos, ante la impopularidad de la que se ha hecho merecedor, por ser la cabeza del régimen corrupto y autoritario que nos gobierna.

Producto de sus utópicas ideas, la libertad se esfuma. A la inseguridad, el miedo y la sospecha, se suman medidas abusivas que no responden a las normas constitucionales que defienden la libertad de elección. Cada vez la sentimos más acotada, porque ha empeorado la salud, la seguridad, la educación y la Justicia.

Argentina progresará si tenemos ideas correctas: aunque el futuro es impredecible somos nosotros con nuestras decisiones e interacciones quienes vamos dándole el esqueleto. Somos, aunque a veces no nos guste, responsables por nuestras decisiones. Cómo será nuestra vida depende de nosotros, no podemos transferir nuestra responsabilidad ni ser liberados de tomar el timón, incluso, de tener el derecho a equivocarnos.

Sin embargo, los argentinos soportamos gobernantes autócratas que pretenden dibujarnos el futuro a su medida: la oposición es el enemigo para los Kirchner por eso se han convertido en sus víctimas. Quieren imponer sus deseos mediante órdenes y para ello compran voluntades. Como no han podido acertar con el camino hacia el éxito que preveían, sus ideas fracasaron, aumentaron la intolerancia y el autoritarismo y acusan a la oposición de haber obstaculizado el proceso hacia la sociedad ideal que prometieron alcanzar en sus discursos. Los problemas se van generalizando y la planificación de la sociedad, pensada como posible, demuestra ser una utopía.

No se puede planificar una sociedad a medida, como si fuera una organización, lo demuestra muy bien el ejemplo cubano y todas las experiencias socialistas. Ellas nos han enseñado que son incompatibles con la sociedad moderna donde el cambio es permanente. No pueden competir con las democracias donde la acción electiva predomina ostensiblemente y las nociones de libertad y participación tiñen también a la política.

Los Kirchner están proponiendo un combate a la sociedad: luchan con todos los medios posibles por eliminar la democracia, la Constitución será letra muerta. Los vemos empeñados en desprestigiar a los líderes políticos más potables para sucederlos en el poder. Van por el dominio del partido peronista, por silenciar a la prensa y a la oposición, por retener el control del Congreso. Se intenta acallar las críticas de los mejores analistas políticos, como fue el caso reciente de Carlos Pagni.

Las protestas violentas hacia el sector privado son alentadas por los funcionarios con la consiguiente preocupación de las empresas que temen se multipliquen los conflictos. Milagros Sala, titular del grupo Tupac Amaru jujeño, responsable de la agresión al senador radical Gerardo Morales, recibe del gobierno10 millones de pesos mensuales. Por medio del uso discrecional de los fondos públicos han conseguido que legisladores traicionen a sus propias provincias. ¿Es éste el pretendido reparto de la riqueza?

La Ley de medios, otra aberración, va en contra de varios artículos constitucionales: no respeta el derecho a la información, regula los contenidos, desconoce el federalismo, le da armas al gobierno para hacer de la democracia una ficción.

Lo político siempre esta unido a lo económico, por eso los capitales huyeron del país a la par con la confianza. Es así que una Argentina empobrecida espera con mucha dificultad la recuperación: sin duda no vendrá de la mano de éste gobierno que ha violado valores y principios democráticos.

El sector rural y el sector energético están pagando una buena parte de los desordenes económicos que se generaron por la intromisión del gobierno en áreas que no le corresponden. Se está impidiendo el avance tecnológico y la inversión, fundamentales para la producción y acumulación de capital, necesarios para el progreso. Todos nos hemos perjudicado con la destrucción de instituciones esenciales que aseguran la democracia, la iniciativa privada, la libertad y la economía de mercado.

Las prebendas, abusos, y ventajas, ofrecidas por los Kirchner para lograr sus fines, no existirían sin una jefatura política arbitraria. Néstor Kirchner busca la quiebra de toda limitación a sus deseos. Para ello necesita la ruptura de toda institucionalidad que permita un marco democrático. Vamos por un camino donde la paz y la seguridad se desvanecen mientras toman forma las rivalidades latentes o manifiestas inspiradas en el odio al adversario junto a la coacción y la amenaza. La violencia está gravitando decisivamente sobre un contexto de decadencia política, económica e institucional.

Elena Valero Narváez.
evaleronarvaez@hotmail.com
Autora de "El Crepúsculo Argentino".Lumiere.2006

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