domingo, 25 de octubre de 2009
LA HEREJE
-Herejías y herencias
Por Juan Turello
www.notiar.com.ar
Cristina Fernández deja atrás promesas de "desendeudamiento". Aumentará los ingresos de "la caja" (eje del poder kirchnerista) para atender un gasto que no para de crecer. Abrumada por su deuda, Córdoba también seguirá incrementando su pasivo.
“La necesidad tiene cara de hereje”, proclama el refrán popular para explicar que ante necesidades extremas se deja de lado la ley, como lo refleja el verdadero origen de la frase en latín (necessitas caret lege).
Éste es el camino que han elegido tanto Cristina Fernández como Juan Schiaretti para hacerse de fondos, luego de raspar la olla y ver que los recursos se agotaron.
La Presidenta dejó atrás las incontables promesas y declaraciones de Néstor Kirchner sobre que el país transitaba “el camino del desendeudamiento” y, por lo tanto, no se pedirían nuevos créditos para los gastos estatales; que la “ley cerrojo” (2005) significaba un premio para los que adhirieron al canje de deuda y el castigo eterno para los que no aceptaban una quita nominal del 65 por ciento sobre los casi 90 mil millones de dólares en default.
Los que habían invertido en papeles argentinos quieren recuperar los dólares contantes y sonantes que pusieron, por lo que rechazaron aquel canje. Esos holdouts –ya fueran tenedores particulares o fondos de inversión (llamados “buitres” por el Gobierno, dado su voracidad)– sumaban unos 20 mil millones de dólares, que al 30 de junio último se transformaron en 29.127 millones, por los intereses.
El Gobierno pretende que al menos el 60 por ciento acepte la propuesta de canjear títulos en default por otros y que los grandes tenedores aporten, además, mil millones en fondos frescos para sostener “la caja”, que es el eje del poder político del matrimonio presidencial.
En otras palabras, Néstor y Cristina quieren plata en mano para sus proyectos de reelección, por lo que el aumento del gasto se mantendrá, aunque no haya recursos para pagarlo.
Después de ese paso, se prevé lanzar en el primer trimestre de 2010 un título que, con un rendimiento en torno del 10 por ciento anual en dólares, atraiga a los capitales que deambulan otra vez por el mundo en busca de ganancias rápidas y extraordinarias.
Por último, resolverá sus diferencias con el Club de París y el Fondo Monetario Internacional (FMI), aunque si el camino fuera a la inversa podría pagar la mitad de la tasa que está dispuesto a ofrecer a los inversores. Incluso, el costo de financiarse en el mercado externo sería bastante menor si las relaciones con el FMI fueran normales, como ya lo aprovechan Brasil, Perú y Colombia.
El FMI es una sigla que espanta a los aliados de Néstor Kirchner, quien después del 10 de diciembre pretende sumar a la centroizquierda para sostener su embestida contra determinados grupos económicos.
Un acuerdo con el Fondo sería repudiado por ese sector, cuyo apoyo es crucial para enfrentar la dura oposición en Diputados. Por eso, archivó por este año los planes de reformar la Ley de Bancos y el Impuesto a la Renta Financiera, así como otros proyectos sobre vivienda y medicamentos, pero los volverá a poner en escena apenas necesite el apoyo coyuntural del autollamado “progresismo”.
Lo que importa son estas cosas: el superávit fiscal (ingresos menos gastos corrientes) se redujo 93 por ciento en setiembre; el superávit financiero (el resultado de caja tras el pago de servicios de la deuda) ya acumula un déficit de 4.730 millones de pesos en nueve meses –inédito desde 2003– y la deuda no para de crecer. A fines del primer semestre, se debían 140.634 millones de dólares (sin los holdouts), poco menos de los 145 mil millones vigentes cuando Adolfo Rodríguez Saá proclamó el default de la deuda externa, en vísperas de Navidad, en 2001.
Todavía falta la deuda nueva que Cristina Fernández tomará en los próximos meses. La brecha aún sin cubrir de los compromisos que vencen en 2010 es de 4.500 millones de dólares. Pero la cuenta podría ser más alta si el gasto (subsidios y compensaciones) sigue superando los ingresos.
Por casa, también. La receta también va a ser imitada por el gobernador Schiaretti, que no ha criticado en público la mochila que se originó en la gestión de José Manuel de la Sota.
Sólo en 2010, la Provincia debe cancelar compromisos por 1.575 millones de pesos, el 70 por ciento con el Gobierno nacional.
Dentro de una semana, el Banco de Córdoba comenzará la suscripción de inversores individuales e institucionales del Boncor, cuya primera serie será de 150 millones de dólares. “Con la suscripción de la mitad, nos damos por satisfechos”, afirma Mario Cúneo, titular de la entidad, quien en los últimos días interesó a grandes firmas para que coloquen los fondos de inversiones no ejecutadas. El resto será cubierto por el Banco de Córdoba, que ya le adelantó a la Provincia unos 400 millones a cuenta.
“Existen empresas que tienen en cartera más de 50 millones de dólares por inversiones no ejecutadas”, asegura el directivo, tras haber relevado las posibilidades del mercado. El título puede liquidarse en un año por parte de los grandes tomadores y a los seis meses por los particulares.
Los contratistas de obra pública podrán descargar hasta 70 por ciento de los certificados impagos, mientras que deben aportar en efectivo el resto. La Cámara de la Construcción le dio el visto bueno, pero el plan no satisface a pequeñas y medianas empresas.
Córdoba pretende sumarse a la ola de colocar títulos en el exterior en 2010, si la economía global vuelve a despertar el apetito de los tomadores de riesgo. La Provincia tiene autorización para emitir hasta 500 millones de dólares. Claro que, como sucede en el ámbito nacional, la herencia será mucho más pesada para quien tome la posta dentro de dos años.
jturello@lavozdelinterior.com.ar
Fuente: La Voz del Interior (Córdoba)
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