lunes, 27 de octubre de 2014

LOS LADRI

Ladriprogres, volvió el establishment (al que no pudieron destruir) Al final de su triple mandato presidencial, el ladriprogresismo gobernante descubrirá que ni cambió todo lo que esperaba modificar, ni consiguió refundar la República según sus propias expectativas, ni consiguió 'borrar del mapa' a sus contrincantes. Un ejemplo es Grupo Clarín, a quien inventó como adversario cuando eran aliados, en 2008; otro ejemplo es el denominado 'establishment', que celebrará el final del período K. Por lo tanto, el mal llamado 'neoliberalismo' está de pie, listo para recibir al que venga y modifique las brutalidades, excesos y tonterías de Néstor y su viuda. 'Establishment' y 'neoliberalismo', 2 inventos K que se le vuelven en contra cuando ya no tiene tanto poder. "(...) El próximo Presidente de la Nación deberá hacerse cargo de un país con enormes problemas económicos y con una inmensa conflictividad social potencial (2 de las conclusiones que surgieron del intercambio de opiniones en los pasillos del 50º Coloquio de IDEA), si intenta gobernar de espaldas a banqueros y empresarios, no durará demasiado en el poder. La alianza con los factores de producción será clave de su éxito. (...)" por CLAUDIO M. CHIARUTTINI (Sin Saco y Sin Corbata). Volvió el establishment. Los banqueros y empresarios decidieron salir del frízer justo cuando Cristina Fernández se encuentra cercada por los problemas económicos, con temor de que estalle un fuerte conflicto social, y quizá por eso avanza con una serie de reformas a la Justicia que puede descalabrar las bases del Derecho que se han utilizado los últimos 100 años en la Argentina, y todo sucede en la fase más extrema y decadente de su doble mandato presidencial. Era de previsible el choque entre IDEA (Instituto para el Desarrollo Empresarial de Argentina) vs. Gobierno. Con más de 550 empresarios y banqueros inscriptos y 50 más en lista de espera. El temario no deparaba sorpresas, pero con tal cantidad (y calidad) de participantes, los pasillos del Sheraton Hotel de Mar del Plata tenían que hervir. Y como la Casa Rosada no puede permitirse perder el control de la agenda mediática, nadie puede argumentar inocencia sobre los argumentos que se cruzaron. Directivos de los grandes bancos privados nacionales y extranjeros, de casi todas las terminales automotrices, poderosas mineras, las mayores siderometalúgicas, petroleras, auditoras, estudios legales y muchísimas empresas de servicios se mezclaron con los candidatos presidenciales que viajaron a Mar del Plata, y no desaprovecharon la oportunidad. ¿El clima era "opositor"? Sin duda. El kirchnernerismo convirtió un coloquio democrático, donde todos podían expresar libremente sus ideas, en un escenario de opositores que sólo se dedican a la crítica de Cristina y sus secuaces (la mayoría de ellos, ineptos para el trabajo que ella les encargó). Pero eso ocurrió porque el Gobierno resolvió prohibir a sus funcionarios concurrir a los encuentros. IDEA no los censuró, al contrario: todos los años se piden audiencias para entregar las invitaciones y todos los años no son recibidos ni sus invitaciones. En el inicio de Néstor Kirchner Presidente, el Gobierno participó del Coloquio de IDEA pero se mostró insatisfecho porque no pudo controlar el evento. Luego, eligió ignorar la siguiente convocatoria. Más tarde hubo un intento de coparlo. Más tarde, prefirió convertirlo en "enemigo". Los Coloquios de IDEA siempre han sido críticos y propositivos. Pueden tener más o menos peso como agente de lobby, pero desde la caída de la Convertibilidad, quedó como el único lugar donde se expresan las grandes empresas y los grandes bancos, juntos. El rol de IDEA como ámbito de intercambio para un proyecto de país no debería ser ignorado por ningún Gobierno, pero el kirchnerismo no sólo hizo eso, sino también intentó vaciarlo de contenido y presencias, luego alentó a la Unión Industrial Argentina que realizara una "contracumbre" (tarea en la que fue fundamental José Ignacio de Mendiguren, hoy día caído en desgracia ante Sergio Massa aunque por otros motivos), intentó controlar la agenda de los Coloquios (otra vez de la mano del tal Mendiguren), envió hasta grupos 'piqueteros' para generar miedo y siempre presionó para que Daniel Scioli no participara de la apertura. No deberá olvidarse que Roberto Lavagna fue despedido como ministro de Economía K, 72 horas después de participar de un Coloquio de IDEA en Mar del Plata y acto seguido brindarle una entrevista al diario Clarín en Cariló. Por fin, en 2014 Cristina intentó un "contraColoquio" que fue un enorme fracaso político, de militancia y comunicacional. Las críticas de los funcionarios kirchneristas causaron gracia a los presentes en IDEA, pero todos saben que el "poder de daño" de Cristina Fernández es considerable aún y que Axel Kicillof, quien convirtió un ciclo económico ralentizado en una estanflación descomunal, puede empeorar las cosas. Todos saben que los 440 días que faltan para el 10/12/2015, serán un compendio de multas, sanciones e intervenciones contra el sector privado. El Gobierno no puede soportar otra corporación que no sea la casta política kirchnerista, pero un país tiene múltiples corporaciones que necesitan encontrar en el Estado un juez o árbitro que busque el equilibrio, no un tirano que intente ahogarlos y controlarlos. Cristina Fernández decidió nunca acostumbrarse a las críticas, cada vez en mayor cantidad y provenientes de más sectores, y en especial cada vez con argumentos más sólidos. No es culpa de las corporaciones, en el fondo atienden a la lógica corporativa: defienden a sus miembros de un escenario que tiende a arrasarlos. No es ataque, es autodefensa. Y el Gobierno, junto con el previsible "fin de ciclo" ha creado las condiciones para que el estáblishment saliera de las declaraciones complacientes y de forma. La mesa final del 50º Coloquio de IDEA demostró 2 hechos notables: > por un lado, los presidenciables presentes se colocaron en una situación de diálogo que los empresarios y banqueros esperaban con ansiedad; > por el otro, que el estáblishment (así lo llama el Mundo K) quiere ser escuchado, comprendido en sus reclamos y que haya funcionarios que colaboren a solucionar sus problemas, no que los agraven o los amenacen. Julio Cleto Cobos, el político presente que menos contacto tuvo con los empresarios y banqueros de IDEA, lanzó la idea de regresar a 1 mandato presidencial (eliminar la reelección), para oxigenar la política y evitar que se instalen proyectos populistas. Es una verdad a medias. Cobos pareció olvidar que Néstor Kirchner necesitó solo 4 años para crear e imponer el kirchnerismo que lleva 12 años en el poder, que fundó la "transversalidad" para destrozar a la Unión Cívica Radical, algo en lo que colaboró el mendocino en forma militante siendo vicepresidente de la Nación 2007-2011. Hermes Binner, otro que prefirió encerrarse en su habitación desde que llegó hasta que se subió al escenario, evitando el roce con los empresarios, reclamó volver al "federalismo", pese a que el socialismo ha votado todos los proyectos K de despilfarro de recursos tributarios tales como la estatización de las AFJP, la confiscación de Aerolíneas Argentinas, el Correo Argentino y los ferrocarriles; la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y los planes sociales que financian el clientelismo político K. Ernesto Sanz fue el único presidenciable que estuvo 2 días en el Coloquio de IDEA, interactuó con todo aquel que se le acercaba, fue a almuerzos, cenas y cafés reservados; no dejó de hablar con ningún periodista y se prestó a hacer nota con todos los móviles presentes. Él expuso un discurso sólido y abarcativo, justo lo que querían escuchar empresarios y banqueros. Sanz generó gran entusiasmo y dejo una inmejorable imagen, aunque el problema que todos destacaron fue que "sigue siendo radical". Así, el "acartonamiento" propio de ese partido, aún le juega en contra. Sergio Massa cambió su estrategia en 2014. En 2013 él se había quedado esperando frente al Cementerio de Mar del Plata, a metros del Sheraton Hotel, para hacer una entrada de "estrella de Hollywood", lo que provocó que protagonizara un papelón porque la sesión comenzó sin su presencia. Pero esta vez, con nuevo equipo de marketing político, llegó temprano, armó una conferencia de prensa, vino acompañado por la troupe de economistas que lo asesoran y todos interactuaron con empresarios y banqueros. No realizó grandes definiciones, pero pegó duro al Gobierno, lo que gustó a los presentes. Massa no puede ocultar su ADN peronista, pero lo que más temen sus interlocutores es que se haya contagiado de algo de populismo y nepotismo por haber participado del kirchnerismo. Si hay que hacer un ranking de preferencias, Sergio Massa se llevó las mayores alabanzas, seguido muy de cerca por Ernesto Sanz. Muy atrás, Julio Cleto Cobos. Hermes Binner, anestesió a los presentes. Peor les fue > a Daniel Scioli, quien se mostró ultraoficialista y, el viernes 242/10, directamente criticó a los presentes al Coloquio de IDEA; y > a Mauricio Macri, quien ni siquiera viajó a Mar del Plata, enojado porque no le dieron un espacio de privilegio sobre el resto de los invitados. Tampoco fue de la partida José Manuel de Sota, quien privilegió un problema provincia, aunque en una comida el fin de semana pasado ya había anticipado que no iría. Y estuvo ausente el mundo sindical. Quizás fue un error de los organizadores del Coloquio. Quizá fue un error de los gremialistas no responder a las invitaciones. Se habló mucho de lo social, pero la ausencia de la pata sindical fue una equivocación. La puja distributiva que se abrirá con un nuevo Gobierno requiere de un intercambio empresario/sindical como pocas veces se ha visto desde el regreso de la Democracia. Si algo quedó en claro luego del 50º Coloquio de IDEA es que el establishment aún no tiene un candidato presidencial para apoyar. Sergio Massa, Daniel Scioli, Mauricio Macri y Ernesto Sanz suman una u otra voz, pero todo muy parejo. Los presidenciables debería tener en claro que quien presente el proyecto alternativo al kirchnerismo más serio y contundente va a contar con el apoyo irrestricto de ellos. Es cierto que el establishment no cuenta con todos los sufragios imprescindibles para alcanzar el gobierno y que sus puntos de vista a veces son contrarios al discurso que convoca más votos. Pero contra el establishment no se puede alcanzar el poder (en 2003, Néstor Kirchner estaba dispuesto a todo para que lo aceptaran) y sin él es imposible conducir una gestión exitosa (ahí está el caso de Cristina, quien será historia en breve, pero el establishment seguirá en funciones). Ya en el gobierno, Néstor Kirchner resolvió crear su propia burguesía haciendo súper-millonarios a empresarios desconocidos (varios de ellos hoy día investigados por diversos jueces federales) y castigó duramente al resto hasta someterlos. Cristina Fernández "funciona" diferente: no tiene amigos ni aliados, sólo relaciones de conveniencia económica o política. Según ella, todos son enemigos que, si pudieran, la sacarían del poder. De allí que triunfe la ratio policial sobre los factores de producción como matriz de negociación, algo que no sirve durante una crisis creciente. El próximo Presidente de la Nación deberá hacerse cargo de un país con enormes problemas económicos y con una inmensa conflictividad social potencial (2 de las conclusiones que surgieron del intercambio de opiniones en los pasillos del 50º Coloquio de IDEA), si intenta gobernar de espaldas a banqueros y empresarios, no durará demasiado en el poder. La alianza con los factores de producción será clave de su éxito. Entre los participantes del encuentro de IDEA hubo coincidencia de que la Argentina tiene gigantescas opciones de desarrollo, pero solucionar la acumulación de efectos negativos de 12 años de kirchnerismo requerirá de un ajuste enorme y de desplegar todas las posibilidades para producir, exportar, invertir y crear fuentes de trabajo. El kirchnerismo demostró que poco se consigue con el látigo y con las prebendas. El mundo ya no es el de 2003. La soja no será motor de las economías regionales, tampoco las materias primas. Los costos internos son muy grandes. El peso no otorga competitividad a la producción argentina y no facilita la exportación de los excedentes. La rentabilidad se derrumbó. No existe la confianza para invertir, endeudarse o traer capitales. El factor social es una granada sin espoleta. Además, la Argentina está aislada del Mundo, enfrentada con todos sus vecinos y el Mercosur está en extinción. Por eso volvió el establishment. Aprendieron de sus errores. Saben que los ´90 no volverán. Pero no quieren un nuevo kirchnerismo. Y van a hacer todo lo posible para evitar que el populismo se mantenga vivo luego de que Cristina Fernández deje de ser Presidente de la Nación. No es poco. Como se ve, luego de 12 años, algo aprendieron, algo cambió. Era hora. Pero aún falta un año para votar y 13 meses y 20 días para el cambio de ciclo.

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