sábado, 10 de febrero de 2018

LA HORA DEL CAMBIO

La hora del cambio Escrito por Alejandro Poli Gonzalvo La teoría política moderna ha demostrado que las naciones que logran un alto nivel de participación política, pero cuentan con instituciones políticas débiles o inmaduras están condenadas a la inestabilidad. Nuestro país ha sido un acabado ejemplo histórico de esta verdad. La victoria de Cambiemos en las elecciones de 2015 y 2017 fue la respuesta contundente de los ciudadanos para modificar este estado de cosas. Decíamos hace un año que para evaluar el primer año del gobierno de Macri había que medir el grado en que logra mantener la confianza de los ciudadanos en un proyecto colectivo que signifique un cambio irreversible. Si tiene éxito, decíamos, la nueva política reemplazará a la vieja política y una trayectoria histórica de corte institucional se habrá afianzado entre nosotros. Transcurrido un nuevo año, Cambiemos se encuentra en una encrucijada decisiva para confirmar o no que el cambio ha llegado para quedarse y que será irreversible frente a los intentos desesperados de los populistas, que al perder el poder y enfrentar la acción de la Justicia por los delitos de lesa corrupción cometidos no vacilan en promover discursos y acciones dirigidas a desestabilizar el gobierno del presidente Macri. Se equivocan quienes creen que la mejora de la situación económica bastará para derrotar los intentos destituyentes. Cambiemos no ganó dos elecciones solo por la promesa de una economía más próspera, sino por generar expectativas de vivir en una Argentina que deje en el pasado un sistema sociopolítico que asfixia a quienes trabajan y producen en beneficio de favorecer esquemas clientelistas y el peso de un Estado que los agobia con impuestos y pésimos servicios. Por eso, una mayoría de argentinos aceptó que era necesaria una corrección de las tarifas de los servicios públicos en la medida en que se redujera el abultado déficit fiscal. La reducción del déficit ha sido mínima e incluso se incrementó levemente el número de empleados públicos. De allí que este esfuerzo y esta comprensión tengan un límite. La reforma previsional no fue bien explicada y significó una fuerte caída en la imagen del Gobierno. Los recientes incrementos en el revalúo fiscal del impuesto inmobiliario en la provincia de Buenos Aires superan claramente ese límite y vuelven a recaer sobre las espaldas de la clase media, sustento principal de Cambiemos. Según los analistas económicos, el PBI podrá crecer alrededor del 2,5% durante 2018, pero con una tasa de inflación en torno al 19% y un bajo nivel de inversiones. También seguirá creciendo la deuda externa. Por este lado, el Gobierno no tendrá grandes noticias. Aun así, los ciudadanos están dispuestos a seguir apoyando el cambio, pero en la medida que en otros frentes se perciban avances sustanciales. Tres temas principales impulsaron el triunfo del presidente Macri. El combate de la inseguridad, erradicar la corrupción y mejorar la calidad institucional en los tres poderes del Estado. En materia de inseguridad, no se observan avances apreciables. Está pendiente la adecuación del nuevo Código Procesal Penal; no se mejora la infraestructura carcelaria ni la necesaria para contener a delincuentes menores de edad; leyes simples que prohíben que dos personas circulen en moto para combatir a los motochorros se dejan de lado en cuanto un grupo de personas protesta en el Obelisco; se siguen liberando personas con antecedentes que vuelven a delinquir; los juzgados siguen atestados de expedientes y todavía no se ha avanzado con la reforma del Ministerio Público Fiscal. En corrupción el avance ha sido considerable, pero la ciudadanía sospecha que en los casos más emblemáticos los jueces están atentos a los tiempos políticos y que el Gobierno especula con eso. En materia de calidad institucional, el Gobierno está obligado a ser en extremo transparente y ético. Aunque sea incomparable con los abusos del kirchnerismo, la vara que le puso la ciudadanía a Cambiemos es muy alta. Por eso, el error de mantener al ministro Triaca ha generado una ola de críticas entre los propios votantes de Cambiemos. Pareciera que el Gobierno ha decidido frenar todo proyecto reformista que lo exponga a riesgos de caída en su imagen pública. Como diría Ortega, "no es esto" lo que votaron los argentinos en 2015 y 2017. Es la hora del cambio. De no avanzar con decisión en el mandato que le dio la ciudadanía, esta progresivamente le quitará su apoyo y entonces los populismos pensarán que llega nuevamente otra hora, una hora fatídica y que privará de un futuro mejor a generaciones de argentinos. Alejandro Poli Gonzalvo Historiador, miembro del Club Político Argentino

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