martes, 20 de octubre de 2009

CLODOVEO

: EL BAUTISMO DE CLODOVEO
(Por el Lic Gustavo Adolfo Bunse) (20/10/2009)

Un poco más de la mitad del elenco estable de este gobierno fue echado de la Plaza de Mayo el día 1º de mayo de 1974, en un acto multitudinario, por quien era el presidente de la Nación Juan Domingo Perón, justamente dos meses antes de morir.

Los montoneros que fueron tildados directamente de estúpidos e imberbes, recibieron ese día una advertencia muy grave que no pudieron tolerarle jamás al General :

“Ustedes no pueden pretender tener más méritos que los que hemos tenido durante 20 años de lucha” (sic)

La expulsión, no tuvo ninguna reconciliación posterior. En absoluto.
No la tuvo, ni en el plano de las intenciones, ni en el plano fáctico.
Los montoneros, tal como lo hacen con cualquier enemigo, odiaron a muerte al General, desde ese instante, pero decidieron usarlo como ícono utilitario.

Jamás lo perdonaron : Muy por el contrario, los montoneros decidieron ensañarse a partir de ese momento, con una violencia inaudita dirigida hacia todo los vestigios del proyecto del líder.

Consolidaron pues su alianza con los sectores marxistas, iniciaron una guerra formal, se escindieron del partido, asesinaron gente, postraron al país y, tal como un castigo furibundo, lo empezaron a boicotear de un modo salvaje.

Le obsequiaron al General, como despedida de este mundo, la peor amargura de toda su vida por los siguientes dos meses que pudo mantenerse vivo.

El matrimonio Kirchner, ese día… no estaba en la Plaza de Mayo.
En verdad (dicho por ellos mismos) nunca “pudieron” estar presentes en la Plaza. Sus actividades intensas de orden legal, en las ejecuciones hipotecarias que desarrollaban por doquier, los mantenían siempre con una justificación a mano para estar alejados de los lugares de tensión.
Ellos eran montoneros de desfile y escritorio.

La veneración del 17 de octubre hecha por Kirchner en San Vicente, tiene el peor perfil del maniqueismo y exhibe la mayor indigencia ética de la doctrina trucha del priscilianismo.

Esencialmente es un hipócrita consumado. Con una moral tan insolvente que ha consagrado toda su vida a la simulación.

Audaz en la traición y tímido en la lealtad, eligió precisamente el día de “la lealtad” para aventajarse de su patética virtud fingida frente al féretro de un líder al que íntimamente desprecia, pero de cuyos despojos se ha hecho hoy dueño y señor, usándolos como un escudo .

No hace distingos : Tanto le cabe menear una mortaja para dinamitar la memoria de cualquiera, como pegarle al gorro frigio para multiplicar por tres su patrimonio en dos años.

Su odio a los uniformes se consolidó aquel 1º de mayo del 74.

Pero el odio es encomiable … si acaso lo ponemos frente a la hipocresía.
En la quinta de SanVicente, quiso que se sepa que allí estaba él. En verdad llegó a ese lugar, obsesionado, como siempre, por el temor concreto a que su verdadera ciénaga de conciencia moral, pudiera asomar a la superficie.

Pero allí estaba él. El adalid de la “memoria conveniente”.
Idólatra de una memoria tortuosa y comercializable por cualquier ardite.
Ni la “plaza”, ni el suplicio infligido a Perón por los montoneros, entran en sus registros. Están borrados.

En verdad, este acróbata moral, ni siquiera alcanza el estilo de un caradura.
Sabe que, frente a él, hay un verdadero desierto con 38 millones de ovejas.
Como he dicho, tiene el peor perfil del maniqueísmo y la mayor indigencia ética de la doctrina trucha del priscilianismo.

Que sea un tuerto moral es solo una coincidencia , aunque quiera verse como una duplicación que ni siquiera sería aceptada por el pobre Lombroso.

En la práctica, el maniqueísmo negaba la responsabilidad humana por los males cometidos en el pasado, porque creía que no eran producto de la libre voluntad, sino del dominio del mal sobre nuestra vida.

Por esa razón consideraban al pavo su animal sagrado, porque sus colores en el plumaje revelaban los distintos estados espirituales por los que pasaba el cuerpo para lograr purificarse y transformarse en el espíritu divino.

El persa Mani (o Manes) ( 215 - 276), considerado por sus seguidores como divinamente inspirado , era de una buena familia del imperio Parto.

Hizo nacer la doctrina del maniqueísmo y fue quien produjo así, la posterior formidable inspiración e iluminación del obispo Prisciliano.

Los priscilianistas consideraban absolutamente lícito mentir para proteger su existencia, o para mejorar las buenas ideas de su líder.

Solían enarbolar - como paradigmas de la virtud - a aquellos personajes que, precisamente en esos tiempos, los estaban persiguiendo a ellos, por herejes y que fueron los que terminaron luego decapitando a medio centenar de ellos

Los echaron del Vaticano los Papas Dámaso y Siricio.
Odiándolos en secreto, los priscilianistas quemaban incienso a su favor y hasta proponían ceremonias de homenaje.

Todos, incluso Prisciliano, terminaron sin su cabeza y aullando ese dualismo en el que no puede justificarse a sus verdugos y en el que se advierte la corta vida de una liturgia bifronte, hipócrita y deshilachada.

Otro hipócrita de los que compiten por campeonatos, fue Clodoveo, rey de los Francos, un pagano de toda la vida, quemador experto de crucifijos, quien aceptó, sin embargo, ser bautizado, de última, por el Obispo de Reims (el que luego fue San Remigio) sólo para su personal conveniencia.
Otro adalid de la memoria ortopédica.

El Obispo de Reims, cuando lo bautiza, le dice a Clodoveo “el bárbaro” :

“Adora lo que has quemado y… quema lo que has adorado”
(adora ahora los crucifijos y quema tus estatuas paganas)
Y el adalid de la memoria, empezó a quemar estatuas
Lic Gustavo A. Bunse
gabunse@yahoo.com.ar

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