viernes, 2 de octubre de 2009

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María Zaldívar - 02-Oct-09 - Editorial

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por María Zaldívar

Que los Kirchner son perversos no lo pone en duda ni Aníbal Fernández. Ahora bien. La receta puede ser explosiva si a eso se le suma el aporte de algunos "intelectuales de superficie", noción que acuñó el profesor.piquetero D´Elía en el intento de denostar el rigor académico de José Luis Espert y Jorge Avila mientras su jefe los identificaba como miembros de un complot.

En épocas de plena guerra interna, cuando los terroristas argentinos dispusieron convertir el país en un infierno, engrosaron sus filas con mucha juventud desprevenida a la que cargaron de odio y utilizaron como carga de cañón mientras ellos conservaban su anonimato y sus vidas, maquiavélica estrategia que se prueba con la presencia de guerrilleros sesentones que pululan hoy, casi todos colgados de un cargo público, sanos y salvos. La televisión, por ese entonces, sugería a los padres cuidar de su familia con un slogan que es casi un símbolo de la época: "¿Sabe Usted dónde están sus hijos en este momento?" El mensaje era simple. La guerrilla, sin escrúpulos, no se detenía y mientras mataba, secuestraba y amedrentaba, también reclutaba.

Triste historia la de este país que ni el cambio de siglo le impide sus periódicas involuciones recurrentes. Nuevamente en épocas de guerrilla, iletrada, a diferencia de la de hace cuarenta años, pero igualmente salvaje, cabe preguntarse no por nuestros hijos pero sí por los de ellos. ¿Dónde están los "intelectuales de superficie" de la dictadura kirchnerista? ¿Quién sabe en qué anda Horacio Verbitsky; qué es de la vida del profesor-piquetero o de Juan Manuel Abal Medina, el funcionario de Jefatura de Gabinete?

¿Alguien supone que el silencio del maoísta Carlos Zanini indica inmovilidad? ¿Se sueña con que el desguace del poder judicial que consiguieron Diana Conti y Carlos Kunkel desde el mamarrachoso Consejo de la Magistratura (engendro Alfonsín-menenmista) los tenga satisfechos? ¿O que el abolicionista del derecho Eugenio Zaffaroni y la abortista Carmen Argibay van a detenerse en la destrucción de las instituciones? ¿Eduardo Anguita habrá destilado todo el odio contenido o lo seguirá esparciendo por "la televisión pública"?

La traición esperable de Jenefes, la traición esperable de Roxana Latorre, el silencio sepulcral de De Narváez (el socio de Manzano), el silbido distraído de "Va a estar bueno Buenos Aires" son detalles de color con las que el genio kirchnerista, hay que reconocer su maestría, mantiene entretenida a "la gilada". Mientras tanto, los cuarenta y tres cortes de calles que hubo en la última semana a caballo del episodio Kraft son la punta del iceberg que parece invisible a la clase dirigente.

¿Dónde está ahora de Mendiguren, mister "pesificación asimétrica" y reciclado pope de la Unión Industrial y dónde estaba cuando la dictadura chavista se robó propiedad privada argentina? ¿Dónde está ahora la dirigencia del campo que con tanto agrado aceptó el apoyo de la ciudadanía ante su justísimo reclamo? ¿Dónde está el poder económico que calla y otorga? Que ellos no estén pensando cuál será la siguiente movida oficial es suicida.

La mayoría de nosotros sabemos dónde están nuestros hijos. Algunos, fuera del país; otros, por irse; muchos, rehenes de este presente a dos colores entre siniestros o tibios. Los de ellos están en cada piquete, en cada corte de calle y de ruta. Están tomando fábricas, destruyendo propiedad privada, violando la ley al amparo del gobierno que, además, los financia.

"Si Obama me autoriza, compro Kraft" bromeó cínicamente Hugo Chávez ayer. No va a ser necesario; como los canales de televisión, los Kirchner la van a obtener a precio vil.

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