martes, 4 de diciembre de 2012

LA DEMOCRACIA DE PERICLES

Por la Dra. María Celsa Rodríguez (*) En el año 431 a C. Pericles pronuncio un Discurso Fúnebre en el Cementerio del Cerámico en Atenas en memoria de las victimas caídas en la guerra contra Esparta. Allí definió la democracia, si bien fue escrito por Tucídides muchos años después, pero revela por entonces, cual era el ideal político que buscaban las sociedades con conciencia ciudadana. He tomado algunos párrafos que considero sobresalientes, y que bien podrían ser aplicados a nuestro tiempo: Escribe Tucídides: "Comenzaré, ante todo, por nuestros antepasados, pues es justo y, al mismo tiempo, apropiado a una ocasión como la presente, que se les rinda este homenaje de recordación. Habitando siempre ellos mismos esta tierra a través de sucesivas generaciones, es mérito suyo el habérnosla legado libre hasta nuestros días. Y si ellos son dignos de alabanza, más aún lo son nuestros padres, quienes, además de lo que recibieron como herencia, ganaron para sí, no sin fatigas, todo el imperio que tenemos, y nos lo entregaron a los hombres de hoy" Que podemos decir nosotros que nos olvidamos de los principios básicos que nos dejaron como legados nuestros padres fundadores. Nosotros que damos la espalda a la historia y que la modificamos según convenga. Y de nuestros mayores, esos que con su esfuerzo y trabajo hicieron el país que hoy tenemos, fueron calificados por la Presidente de la República como "buitres y caranchos" por hacer juicios al Estado, reclamando un derecho que les corresponden y que se les es negado. Mientras usan los fondos del Anses en cualquier cosa. Decía Tucídides: "que la administración se ejerce en favor de la mayoría, y no de unos pocos, a este régimen se lo ha llamado democracia; respecto a las leyes, todos gozan de iguales derechos en la defensa de sus intereses particulares; en lo relativo a los honores, cualquiera que se distinga en algún aspecto puede acceder a los cargos públicos, pues se lo elige más por sus méritos que por su categoría social" Pero en Argentina ¿la administración se ejerce en favor de la mayoría o solo de los que los votaron? Si fuese de la mayoría se hubiese tenido en cuenta a esa gran mayoría de ciudadanos que salió a reclamar en todo el país tanto el 13 S como el 8N pidiendo mas seguridad, mas justicia, mejor educación, por la inflación, por la corrupción , por la no reforma constitucional, por la no re re-elección. Sin embargo fueron ninguneados por el gobierno. Y en cuanto a acceder a los cargos publicos ¿se los eligen por sus méritos o por pertenecer a la Cámpora? No importa si estan calificados o no, si saben que van a hacer o no, sabemos que estar en la Cámpora ya es meritorio para acceder a la función publica. Escribió Tucídides: "Tenemos por norma respetar la libertad, tanto en los asuntos públicos como en las rivalidades diarias de unos con otros, sin enojarnos con nuestro vecino cuando él actúa espontáneamente, ni exteriorizar nuestra molestia, pues ésta, aunque innocua, es ingrata de presenciar. Si bien en los asuntos privados somos indulgentes, en los públicos, en cambio, ante todo por un respetuoso temor, jamás obramos ilegalmente, sino que obedecemos a quienes les toca el turno de mandar, y acatamos las leyes, en particular las dictadas en favor de los que son víctimas de una injusticia, y las que, aunque no estén escritas, todos consideran vergonzoso infringir" Aquí no se respeta la libertad del otro a pensar distinto. Al opinar con criterio contrario al relato, enseguida se enojan con el que se manifiesta, con el que se queja de algo que hace el gobierno o que no les gustan. Como respuesta a su "imprudente accionar" recibirá el mote de "gorila o golpista". Ya lo dijo Carlos Kunkel "no vamos a gobernar de acuerdo al 40 por ciento que no apoya la gestión". En respuesta al Documento esgrimido por el Episcopado quien consideró que "Los argentinos corremos el peligro de dividirnos nuevamente en bandos irreconciliables". Para colmo ahora resulta que el Gobierno pretende implementar un plan en que AFIP levantaría el secreto fiscal de los contribuyentes, para "escracharlo" publicamente cuando este realice ante la prensa, cualquier critica al gobierno. Tampoco respetamos las leyes, ni la Constitución, y cada uno en mayor o menor medida, en algo, es víctima de la injusticia del sistema. Defender nuestra vida, nuestra libertad y nuestra propiedad, son los elementos que constituyen una sociedad organizada. Y el Estado debe velar por respetarlos y protegerlos. Y cuando los hombres que se ven desprotejidos y amenazados, tienden a manifestarse contra la injusticia de la que son víctimas, reclamando ser escuchados. Parece que está mal visto, parece que se es imprudente, parece que se es un "buitre" que ataca al gobierno, y no un ciudadano reclamando su derecho. La Constitución Nacional impone limitaciones al poder del gobierno para evitar que se extralimite en sus funciones. Sin embargo el partido que gobierna siempre se va a oponer a todo tipo de control y restricciones que la Carta Magna y los órganos de control les quieran imponer, buscando por sobre todas las cosas limitarlas y acallarlas. La oposición por su parte buscará hacer valer esa restricción que limite el abuso que ejerce el gobierno. Pero su fuerza será eclipsada, ya que el partido dominante-gobernante, cuenta con el respaldo de todo el poder que le da su gobierno para interpretar lo que le conviene y desacreditar lo que la restrinja y de ese modo asumir la suma del poder ilimitado. Sabemos que las sociedades no pueden sostenerse sin leyes. Pero cuando dentro de sus limitaciones estructurales tanto la ley y la moral van en sentido contradictorio. Y cuando todo a perdido el eje del equilibrio en la esfera del poder, el ciudadano común siente que la sociedad en que vive ha comenzado alejarse de lo que es la democracia. Y la justicia pierde su fuerza y su independencia y el saqueo de las conciencias comienzan a ser mas notorio. Y las instituciones mas debilitadas. Y entonces aquella democracia que hablaba Pericles, y que fue escrita por Tucídides es solo una utopía que queda desvanecida ante nuestra realidad. (*) Crónica y Análisis publica el presente artículo de la Dra. María Celsa Rodríguez por gentileza de su autora.

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