martes, 11 de diciembre de 2012

NAZISMO

Nazismo Y Descalabro Moral Por: Lic. Gustavo Adolfo Bunse Ya importa poco… si existe alguien que se ocupe del país. Ya importa poco… si habrá algún mila­gro que nos ataje en la caída. En un terre­moto… nadie se tiene que preo­cu­par por toda la vaji­lla de cris­tal que empieza a estre­llarse con­tra el piso. Ni siquiera podrá verse a alguien que quiera tra­tar de vol­ver a un edi­fi­cio a bus­car un medi­ca­mento que le toca tomar en media hora. El cen­tro de gra­ve­dad de todo el esce­na­rio es una espe­cie de ruleta rusa en la que puede salir el dis­paro en cual­quier momento… Una injus­ti­cia meta­fí­sica que nos toca vivir. Un terre­moto psi­co­so­cial, que nos obliga a estar a bordo de un tren en algo muy pare­cido a un des­ca­rri­la­miento interminable. Ese tren… lleva el ger­men de nues­tro destino: La malig­ni­dad… de una cris­pa­ción extra­va­gante, llo­vida sobre cada uno de noso­tros… como si fuera una suerte de obli­ga­ción defen­siva en la que se debe tomar par­tido por las salvajadas. O se está a favor de las sal­va­ja­das, acep­tando todo… o se debe decir que uno no lo acepta y que se declara en con­tra… pasando en forma auto­má­tica a ser un enemigo del Estado (como que el gobierno de ese Estado lo con­duce como un arma­mento de su propiedad) Quien esto escribe… qui­siera pen­sar que esta mujer… y la cáfila de depre­da­do­res que la rodea… pade­cen alguna con­fu­sión muy seria o acaso un des­or­den de valo­res… como con­se­cuen­cia natu­ral de algún golpe trau­má­tico… pro­fun­da­mente espi­ri­tual, psi­co­ló­gico o incluso afec­tivo. Pero no. Los sín­to­mas o sig­nos de sus con­duc­tas y de sus prác­ti­cas mora­les públi­cas, ofre­cen una for­mi­da­ble evi­den­cia de que se trata… en todos los casos… de su pro­pia deter­mi­na­ción… lamen­ta­ble­mente deshonesta. No puede ella, pre­miar a un enorme depre­da­dor como Rafael Correa, socio pleno de Mah­mud Ahma­di­ne­jad y de las FARC que finan­cia­ron todas sus cam­pa­ñas polí­ti­cas según docu­men­ta­ción encon­trada por las Fuer­zas Colom­bia­nas en varios combates. Y pre­miarlo con los galar­do­nes espe­cia­les para quie­nes defien­den la liber­tad de prensa… vién­dolo ale­gre­mente jus­ti­fi­car dos masa­cres que fue­ron crí­me­nes de lesa huma­ni­dad con 114 muer­tos en total. No puede hacer eso. No. No sin antes con­ver­tirse en una aliada, cóm­plice, encu­bri­dora y sus­crip­tora firme de esa argu­men­ta­ción abso­lu­ta­mente nazi. Ella y el difunto pró­cer de la fan­ta­sía… con una pre­me­di­ta­ción casi cien­tí­fica… y con fines per­fec­ta­mente pre­fi­gu­ra­dos, fue­ron quie­nes dise­ña­ron, arti­cu­la­ron com­pu­sie­ron y deci­die­ron el for­mato de esta cata­lep­sia a tra­vés de una gran farsa. Las solu­cio­nes que se adop­tan en el Gobierno son pre­ci­sa­mente las que indica la ver­sión ó el rumor que fue engen­drado en el pue­blo mismo, como si fuera el más lógico esce­na­rio espe­ra­ble para un momento deter­mi­nado luego de nave­gar todos en lo irresoluto. Son las cla­ves pri­ma­rias del des­ca­la­bro moral. La incer­ti­dum­bre y el des­crei­miento, con­vier­ten a la socie­dad en una masa refrac­ta­ria que se aísla y se “pro­tege” hasta de la ver­dad más pura … esqui­vando, sin dis­tin­cio­nes… lo que viene y lo que va. Y así, por ejem­plo una “des­men­tida”… se toma como con­fir­ma­ción, y una “pro­clama” como el aviso del pró­ximo engaño. Un “gesto polí­tico” como burda señal jus­ta­mente de lo con­tra­rio a lo que se diga … o a su sen­tido normal. Todos… se obli­gan, como una trá­gica defensa… al fari­seísmo, a la apos­ta­sía y al cinismo. Un pue­blo de ácra­tas… que reac­ciona luego de un modo que es una fun­ción directa de su man­se­dum­bre… y de su ins­tinto de conservación. Pero el ins­tinto de con­ser­va­ción colec­tivo no existe en una Nación sin Estado y sólo han de pre­va­le­cer allí las con­duc­tas indi­vi­dua­les como estigma de los bor­des con­fu­sos de la tole­ran­cia y la dignidad. En cual­quier país del mundo más o menos serio, un grave caso como el de Amado Bou­dou… arra­sa­ría con el gobierno. Obli­ga­ría a renun­ciar al suso­di­cho y… segu­ra­mente, empu­ja­ría a que… cual­quier par­la­mento decente, … se rin­diera pos­trado ante las evi­den­cias de este gran des­falco orga­ni­zado desde el poder. Y su socia plena, en el cargo de la pri­mera magis­tra­tura, … ten­dría que regur­gi­tar su retó­rica pla­ñi­dera, pero ante un tri­bu­nal de jue­ces hones­tos… para que expli­que como rayos ha hecho para igno­rar com­ple­ta­mente y no ser cóm­plice natu­ral de la saga cri­mi­nal de este asalto a las arcas de la Nación. Es autora del des­ca­la­bro moral… y ahora se auto incri­mina en un nazismo que ya supera lo retó­rico y el idioma de los gestos Es que ella… está flo­tando aún en esa nube de impu­ni­dad que se acos­tum­bró a res­pi­rar cerca del ladrón difunto. Su esce­na­rio inme­diato es una apuesta muy com­pleja y peligrosa. Todo lo que se ha venido impro­vi­sando, pos­ter­gando y simu­lando en la Argen­tina… todo lo que se ha arti­fi­cia­li­zado y todo lo que se barrió bajo la alfom­bra, pre­fi­gura un esce­na­rio que la obliga a subir inter­mi­na­ble­mente la apuesta de la mentira. Los erro­res estra­té­gi­cos son tan gro­se­ros que resulta incon­ce­bi­ble que nin­gún ase­sor se los advierta. La única expli­ca­ción es que nadie se anima a seña­larlo por el clima de terror que aún cunde en “palacio”. En este paro­xismo de la men­tira y de la incer­ti­dum­bre… tene­mos dere­cho a creer en cual­quier rumor y en cual­quier ver­sión… por­que la mitó­mana que nos con­duce… no nos dice nada y lo poco que nos dice, es mentira. Y tene­mos dere­cho… a sos­te­ner que el odio nazi que ella tiene por quie­nes pen­sa­mos dife­rente… es señal abso­luta acerca de que el des­ca­la­bro moral… es su obje­tivo personalísimo.

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