sábado, 6 de septiembre de 2014
LA CASA VECINA
Cambios en la casa vecina
¿Hasta dónde podrían afectarnos los cambios que se produzcan en Brasil con motivo de las elecciones? La pregunta no tiene respuesta todavía, el panorama de Brasil es nuevo y complejo frente a las próximas elecciones.
Todo ha cambiado desde el 13 agosto en que uno de los candidatos -Eduardo Campos- murió en un accidente aéreo. La sucesora del mismo, Marina Silva podría vencer a la Presidente Dilma Roussef.
Dilma transitaba rumbo a la reelección, pero la muerte de Eduardo Campos produjo un cambio.
El panorama es otro con la aparición de Marina Silva. Un raro fenómeno que no para de subir en las encuestas.
Terminaría así, el control que el Partido de los Trabajadores ejerce desde 2003 y también los sueños de la actual presidente por un nuevo mandato.
La nueva candidata replica las demandas que los distintos sectores le hacen a Roussef y los plantea desde una óptica más nacionalista, enancada en el tradicional sentimiento "verde amarelho" que nuestros vecinos destinan a todo, desde el fútbol a la música, desde la literatura a la industria.
En ese esquema Marina Silva discute con vehemencia la "paciencia estratégica" que Lula da Silva y Dilma Roussef tuvieron con los Kirchner.
En definitiva no hace otra cosa que identificarse con el pensamiento de muchos de sus compatriotas.
Una actitud política inteligente que ya no puede o no sabe utilizar la actual presidente. Es muy cierto que la actitud de importantes sectores de Brasil respecto a la Argentina no condice con esa paciencia que han tenido con las cambiantes actitudes de su vecino del sur. La economía argentina con sus idas y vueltas, con sus reacciones histéricas, nunca tuvo en cuenta cuánto y en qué podría afectar a su socio económico. Es de suponer que en caso de triunfar esta nueva candidata las relaciones entre los dos estados tendrán un carácter distinto.
La realidad es que Marina Silva ha conseguido alterar la tranquilidad que Rosset tenía respecto al futuro.
Un fenómeno inesperado pero contundente que según parece cambiará la historia futura de Brasil.
Con un perfil de cierto liderazgo ecologista y una actitud confesional es respecto a sus creencias evangélicas es criticada como una esperanza de la derecha brasileña.
Silva suele definirse como una ambientalista evangélica y admite inspirarse en la Biblia. Es criticada ahora por la eliminación de reconocimientos a derechos de homosexuales en su programa de gobierno.
Esto es cierto pero no alcanza a una confrontación homofóbica ya que reconoce las uniones civiles y los derechos emergentes de las mismas tales como las pensiones y jubilaciones.
Otro gran interrogante, en caso de alcanzar el triunfo en las próximas elecciones de octubre esta candidata del Partido Socialista brasileño (PSB) se será su actitud respecto al Mercosur.
A muchos preocupa que ella manifieste su identidad religiosa, pero los que hacen caso omiso a eso escuchan con más interés sus palabras sobre la actual situación: "La estabilidad económica fue una conquista de la sociedad brasileña descuidada por la presidente Dilma, y no hay responsabilidad fiscal como debería. Si vuelve la inflación no habrá cómo tratar los temas de educación, salud, movilidad urbana y seguridad pública".
Los cambios en Brasil seguramente nos afectarán si Marina Silva llega a la presidencia, pero la realidad no sería diferente con cualquier otro. Nosotros sabemos llevarnos mal con cualquiera.
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