viernes, 5 de septiembre de 2014

PANORAMA

PANORAMA POLÍTICO AL 5 DE SEPTIEMBRE DE 2014 1 .- Podríamos iniciar estas líneas enumerando sucesos políticos como la aprobación en el Senado del proyecto de Ley de cambio de jurisdicción para los acreedores de bonos, que en buen romance implica el desacato a nivel internacional al no respetar una sentencia judicial adversa de un ámbito que fue elegido por este propio gobierno o el del difunto Kirchner; o la modificación de la Ley de Abastecimiento que nos hace cada día más cercanos a una Argenzuela, como la denominó la sesuda editorial de La Nación del fin de semana pasado; o al respecto, comentar la visita del hijo de Maduro que luego de ser recibido por Cristina Kirchner, dio una clase magistral a los diputados oficialistas sobre el “exitoso” modelo venezolano, que pretende aplicar la huella digital a la población para acceder a elementos básicos de consumo, o la necesidad del gobierno de su padre de importar petróleo en un país que late sobre un mar de oro negro; o la suspendida visita del todopoderoso Diosdado Cabello; o el aumento del 800% en diez años de la tarifa de taxis; o la escalada del 44% de la nafta en lo que va del año; o la notoria vinculación de funcionarios del Sedronar, personajes como Zacarías –uno de ellos asentado en la presidencia-, con el tráfico de efedrina como lo ha señalado la Jueza Servini de Cubría, dándole la derecha a la diputada Carrió, cuando hizo hace años, pública esta denuncia que trazaba nexos con el poder ejecutivo; o el aumento patrimonial de la Presidente y muchos otros funcionarios en un año de recesión e inflación; o el “toque de queda” que impuso un intendente misionero para evitar que menores de quince años circulen después de las doce de la noche; o la editorial de La Nueva de Bahía Blanca que puso al descubierto que una de las escrachantes de Cavallo y López Murphy integra la lista de candidatos a fiscales en la provincia de Entre Ríos; o que durante una hora se enfrentaron a los tiros en Lugano, es decir en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, marginales sostenidos por punteros políticos contra el accionar de la Policía Metropolitana en cumplimiento de una orden judicial para desalojar un predio usurpado; o la afirmación de sectores del empresariado que recurrirán a la Justicia de hacerse ley, el proyecto de intervención estatal en la modificada norma de abastecimiento, mientras la Presidente acusa a los empresarios de “crear un clima negativo”, o la suma de crímenes de la “mafia china” que lleva ya 31 asesinatos en los últimos cinco años; o ver, con motivo del Partido de la Paz jugado en Roma a instancias del Papa Francisco, a Guillermo Moreno, actuando de facto como camarlengo vaticano, dirigiendo el ceremonial, acomodando y distribuyendo asientos; o el desorbitado aumento de la publicidad oficial comparando con el mismo período del año pasado: 700 millones de pesos distribuidos discrecionalmente por el Ejecutivo Nacional privilegiando a medios oficiales o amigos, o a un Juez Federal como Oyarbide, acusado por la Cámara, de haber manoteado al Juez Lijo la causa de los fondos de la campaña presidencial de Cristina Kirchner en 2007, para sobreseer de apuro a los funcionarios comprometidos con la mafia de los medicamentos. Podríamos continuar con la enumeración sin prisa ni pausa de los logros de la década vaciada y viciada, la impostura, el relato, la triple moral del poliladron, pero que se resume en la más profunda crisis de valores, de la falta de paradigmas éticos. Donde en cualquier país de mediana calidad republicana, ante algunos de los hechos mencionados, la sociedad y su dirigencia habría producido una reacción de protesta, convulsionando hasta lo más profundo la realidad. La aceptación, más o menos silenciosa de esta atribulada realidad dan una muestra de la anomia social existente, de un aferrarse a una malsana existencia como si ésta constituyera un sino trágico, imposible de torcer. A un año y meses de las elecciones presidenciales, está más que claro que el próximo gobierno tendrá un desafío superior, y no reducido a lo macro ni microeconómico y social. Este reto supremo será el de encontrar el consenso entre las fuerzas políticas, sociales, empresariales, sindicales, culturales y sociales, para reencauzar al país por lo que alguna vez supo ser: una República de esperanza, progreso y trabajo que no va reñida con el orden, la paz, la seguridad y la confianza interna y externa; digna de ser vivida y como un legado para las generaciones futuras. De lo contrario, la Argentina será inviable e invivible.

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