lunes, 21 de mayo de 2012

REBELDÍA !!!

Los pueblos son mansos por naturaleza. El argentino quizás sea más que el promedio. Parecería un contrasentido la coexistencia de esa condición de mansedumbre con la persistencia de la violencia diaria. Pero mientras esa violencia se limite a actitudes individuales nunca tomará el perfil de la rebeldía social que solo se desencadena en violencia cuando se canaliza en un hecho revolucionario. Argentina, como la mayoría de los países del mundo, ha vivido ese género de violencia social que desemboca luego en profundas transformaciones. No todas fueron buenas. Pero pocas veces ha instrumentado una rebeldía inteligente y pacífica para doblegar los atropellos de los gobernantes. En la memoria reciente es un buen ejemplo la derogación de la 125. Los orígenes de la rebeldía de los pueblos tienen diferentes motivos, pero en todos se encuentra un cuadro opresivo previo. Cuando la opresión es política, el motivo esencial es la falta de libertades por la persecución al pensamiento diverso y a las críticas. La uniformidad en la comprensión de la realidad preside la acción de gobierno deformando la información e imponiendo el miedo. La opresión fiscal, que fue el origen de la revolución para la independencia norteamericana, persigue dos objetivos: la captación de la renta privada para fortalecer el tesoro público y el ejercicio del poder absoluto que deriva de la apropiación del dinero. Cuando la opresión es cultural, sus signos son la tendencia descendente de los niveles de formación y conocimiento. Al filtrar la información se alimenta el pensamiento único Existe también la opresión moral. Es aquella que se solaza y regodea en la impunidad de los poderosos y hace de la Justicia una herramienta exclusiva del poder, que castiga a los réprobos y beneficia a autoridades y amigos. La corrupción sin tapujos, es parte de ella. Y, finalmente, está la opresión económica que atemoriza a las clases medias desesperadas de caer en los estratos inferiores y doblega a las clases bajas, sometidas a la beneficencia estatal Todas estas facetas de opresión se encuentran presentes en la Argentina de hoy. La rebeldía, como respuesta, está todos los días en las calles y anida en los hogares Pero expresa sentimientos muy puntuales. Aún no se ha generalizado. Debiera ser consigna ejercitar la rebeldía a través de diferentes mecanismos pacíficos, como han dado muestras - y dan hoy- muchos otros pueblos de este mundo. Los argentinos tenemos imaginación sobrante para desarrollarla. Un pueblo rebelde no es un pueblo violento; pero un pueblo manso se transforma en sumiso y en la sumisión, ahoga sus virtudes.

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