sábado, 14 de julio de 2012

AGRAVIO

Agravio a la memoria de un juez http://www.lanacion.com.ar/1489974-agravio-a-la-memoria-de-un-juez Por disposición del presidente de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional de la Capital Federal, Gustavo Bruzzone, se retiró del frente del edificio de ese tribunal la placa que recordaba al juez Jorge Vicente Quiroga, vilmente asesinado por activistas del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) el 28 de abril de 1974. Quiroga había actuado en la Cámara Federal en lo Penal en el juzgamiento de casos de terrorismo en todo el ámbito de la Nación. La decisión del juez Bruzzone respondió al pedido de un dirigente sindical, probablemente impulsado por estamentos oficiales empeñados en su visión sesgada y unilateral de la violencia de los años setenta. Debe recordarse que la Cámara Federal en lo Penal, creada en mayo de 1971, había tratado los delitos cometidos por los grupos terroristas, en el marco de la ley y del debido proceso. A partir de su creación tuvo una intensa actividad en correspondencia con la profusa acción de los grupos subversivos. Antes de su desmantelamiento había dictado más de dos mil condenas y encarcelamientos. El 25 de mayo de 1973, inmediatamente luego de la asunción de Héctor Cámpora como presidente de la Nación, fue dictada una ley de amnistía votada por la totalidad de los legisladores con sólo dos excepciones. Así se dispuso la liberación de todos los terroristas encarcelados y, al mismo tiempo, la Cámara Federal fue suprimida. La disparatada hipótesis de que a esos grupos sólo los animaba la defensa de la democracia en tiempos de gobiernos de facto quedó rápidamente refutada, cuando retomaron las armas contra el propio gobierno constitucional de signo peronista. La escalada de sangre y fuego marcó una época de violencia que dejó heridas que aún no han cicatrizado. Hoy puede afirmarse que aquella amnistía y el desmantelamiento de la Cámara Federal fueron determinantes del camino sangriento con que continuó el accionar guerrillero y que también influyeron, como un antecedente frustrante, en la elección de los métodos ilegales para reprimir el terrorismo cuando desbordó las fuerzas del orden y la capacidad del Poder Judicial. La clase política no ha reconocido aún debidamente su responsabilidad en aquellas decisiones, particularmente en la destrucción del instrumento judicial al que pertenecía el juez Quiroga. Los medios oficiales de aquella época y buena parte de la oposición política descalificaron la actuación de la Cámara Federal en lo Penal, no obstante que ésta había sido un brazo eficiente y equilibrado de la Justicia. Con una clara intención denigrante, se la denominó "El Camarón" y luego de su supresión se dejó a sus integrantes expuestos, sin protección, a la venganza de quienes habían sido juzgados y luego liberados. Se sucedieron así los atentados y varios de aquellos hombres que habían actuado con responsabilidad y valentía se vieron obligados a salir del país. El doctor Quiroga no quiso hacerlo y pagó con su vida. La placa que lo recordaba constituía un mínimo homenaje a su contribución a la Justicia. Su remoción, que motivó un acto de desagravio llevado a cabo días atrás, no puede encontrar ninguna justificación más que la perduración del odio y del espíritu de venganza de quienes fueron responsables de tanta sangre y hoy se encuentran encaramados en el poder.

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