domingo, 12 de agosto de 2012

MEMORIA Y COHERENCIA

Reflexiones, por María Herminia Grande Memoria y coherencia. “Sabemos las veces que nos han dicho que éramos malos administradores, que gastábamos mal. Yo me pregunto, ¿nosotros podemos gastar mal? Pero, ¿por qué no le dicen a Matilde Menéndez, al Banco Hipotecario? (Aplausos prolongados en las bancas y en las galerías.) ¿Por qué no le dicen al secretario de Hacienda de la municipalidad de la Capital, que gaste mejor? Nosotros queremos darle más felicidad a nuestra gente". Esto es parte de la Exposición del entonces gobernador y convencional constituyente en 1994 por Santa Cruz, Néstor Kirchner. . Siguiendo su exposición y mirando a los entonces gobernadores por Santa Fe Carlos Reutemann y por Córdoba Juan Manuel De la Sota, les dijo “tenemos que recuperar el coraje y decirle ¡basta, usted Presidente no manejará más nuestras casas!”. Extrapolando el tiempo, este texto ¿no cabria en boca de Bonfatti, De la Sota, Scioli, etc.? También cuentan los memoriosos y certifican los documentos, que la decisión de acompañar el capítulo de la reelección presidencial en la Constitución por parte de Néstor y Cristina Kirchner, fue tomada luego de asegurarse que en la nueva Carta Magna figurase el derecho de las provincias sobre el dominio originario de los recursos naturales existentes en su territorio, lo que quedó reflejado en el párrafo final del artículo 124. Hoy la presidente Kirchner olvida aquellos tiempos y aquellos discursos. Las provincias ya no son ni federales ni autónomas y fiel a su estilo autoritario, siente que su poder omnímodo es el que decide en tiempo y forma el cómo, el cuándo, el dónde y el por qué del envío de recursos a provincias ahogadas en necesidad. Hoy por hoy, la liga de gobernadores tiene la mansedumbre que el rigor de la necesidad del dinero impone. Es de destacar la actitud del gobernador de Córdoba Juan Manuel de la Sota, quien pelea lo que le corresponde “a su casa’ –como decía Néstor Kirchner- desde la justicia. Para no irnos del tema YPF, el disparador del affaire renuncia de Galuccio, es el decreto que redacto Kicillof sin consultar a nadie, dando un golpe mortal a la inversión privada. La razón central de este golpe reside en una sola cláusula, que establece la revisión de los planes de inversión de las compañías contra un plan general desconocido. Nadie va a presentar un plan de inversiones con la incertidumbre de que se transforme en una inversión obligatoria o peor aún, que se le indique al inversor que invierta donde no quiere. Por otro lado crea grandes dudas que la anunciada agencia de Hidrocarburos federal con técnicos competentes, quede subsumida en tres personas: Kicillof, Zanini y De Vido. La gran pregunta es cómo podrá esa comisión revisar y aprobar planes de inversión de decenas de compañías privadas en sesenta días?. Propios y extraños reconocen que Axel Kicillof es un joven inteligente, pero la economía que él plantea, no existe en el mundo actual, por ello sus conceptos suenan mas a mesiánicos, que a sensatos, prudentes y posibles. Otro de los temas impresionantemente asombrosos por su mal manejo es el caso Ciccone. Hace solo tres meses el jefe de gabinete Abal Medina ante el Senado de la nación decía. “No quiero ocupar el tiempo en una operación mediática del Grupo Clarín que se cae por sí sola y no tiene interés para los argentinos”. La gran pregunta ante este escándalo nacional es por qué el entonces ministro de economía hoy vicepresidente, Amado, gestionó ante la AFIP un plan que facilitara el levantamiento de la quiebra de la empresa privada Ciccone; si ya el gobierno entendía que la moneda era un tema central de soberanía? A propósito del ex ministro Amado; quien conserva como su vicepresidente a este señor sospechado de los peores ilícitos, desde qué manual de ética puede solicitar la de los demás, sean periodistas, albañiles, científicos o empresarios?… Lamentablemente para el país, el gobierno kirchnerista ha empañado hasta las mejores gestiones de la peor sospecha: corrupción. La palabra se debilita hasta desaparecer cuando no se sostiene desde la conducta personal.

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