sábado, 18 de agosto de 2012

PERROS

Perros olímpicos Por JUAN SALINAS BOHIL Sin desearlo, hay quienes recibimos de la señora Presidente de los argentinos un elogio por demás inmerecido. Al recibir en la Casa Rosada a deportistas que participaron en los Juegos Olímpicos de Londres, refiriéndose a unos pocos que desaprueban la política deportiva que implementa su gobierno, dijo: "Que ladren, señal que son perros". Si fiel y guardián son características que sobresalen en este compañero del ser humano desde hace unos 30.000 años, es posible que la lisonja no sea indebida. Al menos no fueron escuchadas injurias o amenazas. ¿No estamos avanzando? No, si es que con el tiempo somos trasladados a otras comarcas para rehabilitación y castigo como hicieron los sandinistas con los indios miskitos. Pero, como era de esperar, en su discurso ante la juventud el autoelogio hacia los logros de su gestión fue materia predominante. Como es costumbre, poco, nada o mal se hizo antes de ella y su marido, y mucho y bien después porque dijo: "Y en ocho años ?del 2004 al 2012? hemos obtenido 16 medallas y 10 certificaciones, batiendo récord de certificaciones". Para Mark Twain "Hay tres clases de mentiras: la mentira, la maldita mentira y las estadísticas". La Presidente también podría haber dicho que Argentina sacó en Londres 2012 menos medallas (4) que en Beijing 2008 (6) y Atenas 2004 (6); y que este año obtuvo menos medallas de oro (1) que en Atenas y Beijing (2 y 2), y que del 38º puesto en 2008 se descendió al 42º este año cuando de 65 millones de pesos de ayuda al deporte ese año se llegó a un poco más 200 en el que transcurre, pero eso hubiese significado una herida profunda en su ego. Por otra parte, si creyéramos en la importancia del medallero diríamos que Argentina, mientras se encontraba bajo el pérfido "neoliberalismo", obtuvo en el Panamericano de 1995; 195 medallas, mientras que bajo el actual "modelo nacional y popular tenuemente bolivariano con inclusión social", consiguió 63 en el 2003; 60 en el 2007 y 75 en el 2011. Por lo demás, en la reciente Londres, Suiza obtuvo un total de 4 medallas, Noruega 4, Finlandia 3, Taiwán 2, Kuwait 1 y Hong Kong 1. Es de imaginar la gran preocupación que tendrá en estos momentos la dirigencia de esos países por el gran avance argentino. Como se observa, el juego del medallero olímpico puede tener muchos árbitros y reglas por demás cambiantes. Por supuesto que es políticamente incorrecto negar el apoyo económico a jóvenes deportistas amateurs y no tanto que suelen representar al país, fundamentalmente porque a ningún Presidente puede negársele una foto de publicidad junto a una copa mundial o medalla olímpica. Sin embargo, algo se ha dicho al respecto en (http://www.correodebuenosaires.com.ar/nota.asp?idnota=384) pues no se ve bien que el usuario de telefonía celular con factura libre o mixta aporte el 1% de su gasto mensual para la mantención del Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (ENARD), organismo creado para financiar el deporte de elite, y que los promotores de la iniciativa hayan explicado que "Al armar el proyecto se buscó una pauta de equidad que vimos en la telefonía celular, donde el que más consume más recursos económicos tiene", sin aclarar que cada vez son más los que menos consumen. Un típico ejemplo al revés de lo que los neomarxistas llaman "distribución de la riqueza". Por lo visto, el deporte de Alto Rendimiento es más importante que la Educación, Salud, Seguridad y otras cuestiones que en teoría deberían ser financiadas por el Estado a través de lo recaudado por impuestos. Con el mismo criterio y observando el estado edilicio de escuelas, colegios, universidades, hospitales y comisarías, habría que preguntarse el porqué de no cobrar otro 1% para la refacción de esos edificios. ¿Y no podría usarse además parte de ese porcentaje para aumentar los sueldos estatales o crear otros 1% en las boletas de la telefonía fija, gas, luz, rentas, televisión por cable o en los pasajes de colectivos, subterráneos, trenes y aviones? ¿Por qué no? Si la imaginación de los legisladores para la creación de nuevas gabelas no tiene límites; la pasividad de la sociedad argentina, tampoco. De allí los hechos. Cuando se aprobó la ley de financiamiento del deporte de Alto Rendimiento a fines de 2009, el presidente del Comité Olímpico Argentino que es a su vez titular del ENARD y principal accionista de TELECOM de Argentina, expresó: "Esta fue una votación histórica y no tiene color político. Es el ejemplo del trabajo realizado por un equipo integrado por el Comité Olímpico, la secretaría de Deportes y los deportistas. Con esto queremos lograr un reconocimiento y una mejora para el deporte argentino". Mientras que uno de los votos contrarios a la creación del ENARD fue el de la diputada Delia Bisutti (Espacio Solidaridad e Igualdad) quien manifestó: "Todos queremos apoyar el inmenso esfuerzo de nuestros deportistas y encontrar nuevas vías de financiamiento y recursos, pero no podemos caer en la injusticia de castigar a los usuarios de la telefonía celular cuando la industria del deporte la integran multinacionales de gran prestigio y éxito comercial que no suelen invertir en el deporte". Recientemente el ENARD difundió en detalle de los fondos aportados a los atletas que compitieron en Londres 2012 en el que destaca que desde 2010 ha destinado unos 200 millones de pesos (unos 40 millones de dólares al cambio oficial) para financiar el deporte y ha hecho llegar en una muy meticulosa planilla el desglose del gasto. Empero, los ingresos por el famoso 1% de la telefonía celular se calculan en 180 millones anuales, los que sumarían en dos años y medio de aplicación de la ley unos 450 millones a los que habría que sumar 68 millones más por año provenientes del ministerio de Desarrollo Social que administrados por la secretaría de Deportes sumarían otros 170 millones que hacen la muy nada despreciable cifra de 620 millones. ¿No es mucha la diferencia? Como si esta danza de millones fuera poco, el ENARD premiará monetariamente a los deportistas individuales que logren medallas de oro, plata y bronce con $ 150 mil, 100 mil y 60 mil pesos; y a los de equipo con un millón, 700 mil y 500 mil respectivamente. Al parecer la dirigencia política deportiva argentina ha enloquecido o intenta crear una nueva casta de empleados estatales con altos sueldos e ideológicamente afines al gobierno como lo demostraron los spots televisivos a los que se prestaron varios deportistas como una especie de "La Cámpora" del Sudor. Una cosa es ayudar al deportista amateur y otra, muy distinta, lo que se está llevando a cabo porque por ejemplo, los atletas de las provincias no tendrían necesidad de entrenar en Buenos Aires si se les proveyese de la infraestructura necesaria como correspondería a una república con un verdadero federalismo tantas veces declamado y pocas veces puesto en práctica. En realidad el deporte olímpico es lo mismo que el mundial con la diferencia que todas las competencias se realizan al mismo tiempo y en la misma ciudad. Y antes de los mundiales están los continentales (Panamericanos, europeos, africanos, etc.), y los nacionales, regionales, provinciales, intercolegiales, barriales, más el deporte amateur que comienza con los mini y premini de cualquier disciplina en edad de jardín de infantes. "El deporte olímpico es la punta de la pirámide del deporte escolar y federado. Este último funciona en base a la dedicación y el dinero que aportan familiares y dirigentes sin ningún tipo de ayuda estatal. Así, a los ponchazos se forma deportivamente a la juventud. En ese campo son inexistentes las revisaciones médicas que podrían prevenir muchas enfermedades, los gimnasios cerrados o los campos de deportes. Piénsese que la rica Ciudad de Buenos Aires no tiene una pista de atletismo sintética comunal ni piletas olímpicas cerradas en cantidad suficiente donde puedan concurrir en forma recreativa los mayores o los alumnos de establecimientos primarios y secundarios. De las 'clases' de Educación Física dictadas en estrechos tinglados y sin material didáctico, mejor no hablar". La vida deportiva argentina es muy pobre, por más que se gasten incontrolables sumas en publicitar una actividad que tiene pies de barro. Piense el lector el estado en que se encuentran los "Campos de Deportes" municipales, de manera que son los establecimientos educativos privados de alto costo que cuentan con instalaciones propias o pueden alquilarlas y transporte para los alumnos los únicos que se encuentran en condiciones de practicar deportes con un mínimo de seriedad. Más claro que el agua, el profesor Mario Legarreta, director de Deporte de la Municipalidad de Concordia, se dirigió a la Presidente desde su muro de Facebook diciendo que "quienes amamos el deporte nacional ya no disfrutamos de los juegos olímpicos, sino que los padecemos esperando que algún esfuerzo heroico de deportes federados nos regale alguna medalla". Denunció además que "el ENARD gastó millones de pesos en hacer competir a nuestros atletas en el primer mundo para que estuviesen a la altura de la circunstancias, sin pensar que la verdadera inversión millonaria debe hacerse en infraestructura deportiva, capacitación de entrenadores nacionales y fomentando el deporte para todos". Mario Legarreta, quien a su vez es rector del ISEEF (Instituto Superior de Enseñanza de Educación Física) de Concordia, remarcó: "nuestros chicos de barrio tienen natación solamente en verano, hándbol al aire libre, atletismo y hockey en la tierra, y sin medios para la competencia interna". "Señora presidenta, podría ser que a través de su intermedio lográramos ser escuchados quienes diariamente trabajamos por el deporte en la Argentina y de esta manera darnos el lugar que corresponde para las decisiones futuras", dijo. De lo contrario, advirtió, "tendremos que seguir soportando este proyecto erróneo que no condice con la realidad social de nuestro país, y en los próximos 4 años tener que escuchar los mismos discursos y de las mismas personas", acusando a la actual dirigencia de prometer "estar en la elite del deporte mundial", pero con el solo objetivo de "perpetuarse en los cargos y obtener beneficios para sus propios intereses, mientras otra generación de jóvenes pierde su oportunidad". Parece que no estamos solos en eso del ladrar

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