jueves, 2 de agosto de 2012
PAZ SOCIAL
De ladrones y asesinos culturosos (militantes).
A modo de introducción:
Recordemos que uno de los delincuentes fue llevado
a un “paseo cultural”
por La Cámpora,
había asesinado a su mujer “por el simple expediente
de quemarla viva.
Todo un angelito el muchacho, un modelo a seguir..
Lo que está bien, está bien y lo que está mal está mal, solía decir mi madre que de intelectual tenía muy poco y de persona sabia, mucho. No se trata ahora de entrar a discutir los valores del derecho positivo, generalmente enfrentado con los postulados del ius naturalismo y los distintos aspectos teóricos que han brindado una larga lista de filósofos del derecho y que en definitiva en el aquí y ahora de nuestro país, no parecen haber servido de mucho.
Entendemos que la finalidad del derecho positivo de un país es el logro de la paz social, regulando y reglamentando los distintos intereses antagónicos de los ciudadanos. Si existe la necesidad de crear una norma es porque el no crearla pone en peligro la paz social. Ahora bien, cualquier sistema normativo, presupone la existencia de dos entidades diferentes y enfrentadas: El que no delinque (víctima) y el que si lo hace (victimario). Se supone que la víctima, (ciudadano), su vida, su familia, sus bienes y su honra, debe sentirse protegida por los poderes del Estado que es el que debe actuar en ese sentido y dirección y que inexorablemente termina enfrentando al victimario (delincuente) si es que efectivamente el Estado cumple su función protectora y pacificadora.
Tenemos claro, entonces, que hay “Buenos” y “Malos” exactamente como en las viejas historietas o en los viejos western y que el deseo de todos es que el “bueno o el bien” triunfen sobre el “malo o el mal”. Es decir que con las garantías legales que La Constitución Nacional y las leyes derivadas de esta, el que delinque debe pagar por su error. Decimos claramente “pagar” compensar a la sociedad a la que pertenece por la trasgresión y el daño causado. No se trata de “reinsertar” a alguien en la sociedad, este es un paso posterior, ya que en el escenario delictivo actual, se comienza a delinquir siendo un niño y por lo tanto no conoce ni tiene incorporado a su sistema otra forma de vida. Muchos de estos personajes asesinan solo por placer o emulación y por lo tanto es poco o nada lo que la sociedad puede esperar de el en materia de “reinserción” o cambio de conducta. Las estadísticas muestran que el nivel de reincidencia es elevadísimo, incluso en aquellos que se benefician con las bondades del sistema. Alguien que desde su mas tierna infancia desconoce las reglas, vive a su manera, dispone de dinero o de los bienes que quiere, y hasta puede sentirse dueño de la vida de sus víctimas, difícilmente pueda ser reencausado. Perro viejo pierde las pulgas, no pierde las mañas.(en la realidad ni las pulgas ni las mañas). La solución es, que el individuo, sepa que su acción le costará inexorablemente la captura, el juicio y el encierro. Un encierro verdadero. El tiempo, los años, y un monitoreo permanente podrán determinar si se dan las condiciones para que cumplida la condena se inserte en la sociedad y esta será la diferencia entre el que cruza la raya y el que no.
Utilizar a los presos, con frondosos prontuarios, sacándolos de las cárceles para que hagan número en actos partidarios, es un acto inadmisible para el sentido común y criminal desde el punto de vista moral, primero por el riesgo de fuga que entraña y por la otra porque suena como una suerte de “premio” a los delincuentes. No hablemos de esta nueva modalidad que de ser cierta sería preocupante y es que los integrantes de La Cámpora los están reclutando para que trabajen en la construcción de fuerzas de choque. ¿Para que? ¿ Contra quienes?, ¿Con que finalidad? ¿Qué utilidad puede tener una agrupación formada por delincuentes? ¿Cual es la intención?, ¿Cómo debemos reaccionar los ciudadanos de a pie, es decir “las víctimas”?. Algo debe quedar claro: No oponerse, no reaccionar sería un suicidio colectivo.
Tenemos que estar atentos a estos movimientos y juntarnos, tenemos que dejar de lado nuestras diferencias y unirnos en un proyecto cierto que se oponga a semejante disparate a semejantes desatinos. No solo está en juego la integridad de la República, está en juego nuestra vida, nuestra libertad, nuestros bienes y nuestra honra y, sopbrfe todo, el futuro y la seguridad de nuestros hijos.
Recordemos que:
Los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera, tenga unión verdadera en cualquier tiempo que sea porque si entre ellos pelean, los devoran los de “ajuera” (o los de adentro, mandados por los de “ajuera” why not?)
Rafael A. Sirito de Zavalía/agosto 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario