domingo, 12 de agosto de 2012

TERMINEN!!!!!!!!!!!!!!

¡TERMÍNENLA! Por Malú Kikuchi (12/8/2012) La expresión “¡termínenla!”, no es ni educada, ni cortés, pero ha sido usada públicamente el 4/7 en el congreso de la nación, por el jefe de gabinete de ministros, Juan Manuel Abal Mediana, hablando del ANSES. Por eso la uso. ¡Termínenla! Y en este caso me refiero al gobierno nacional. Hay una Argentina, la suya, la mía, la que lee notas políticas y escucha y ve programas políticos por radio y TV; la que usa las redes sociales para enviar mensajes políticos a favor o en contra del gobierno. Esa Argentina que desvela a Cristina, siempre está pensando en lo que van a titular los diarios al día siguiente de sus casi diarias cadenas nacionales, esa Argentina, la suya y la mía, padece, pero mucho menos que la otra Argentina. Nosotros, los de la Argentina politizada nos preocupamos, discutimos, nos horrorizamos con las expropiaciones, con el uso y abuso de los decretos que otorgan o quitan concesiones, con el cepo al dólar, con la corrupción creciente y omnipresente, con los inverosímiles aumentos patrimoniales de los funcionarios, con la justicia manipulada, con el congreso al servicio del ejecutivo, con los ataques a todo aquel que signifique una sombra en el futuro horizonte electoral. Nos sobran temas. Se va a expropiar Ciccone. Está bien, debe formar parte de la casa de la moneda, esto sí debe estar en manos del estado. ¿A quién se la van a expropiar? ¿Quién es el señor Old Fund? ¿Existe? ¿A quién responde Alejandro Vanderbroele, quién le paga el sueldo, quién o quienes levantaron la quiebra de Ciccone? Eso le importa a Usted y me importa a mí. Si Cristina en su infinita verborragia acusa de “xenofóbicos” (¡qué creatividad para distorsionar el idioma!) a los europeos, y describe al gobernador Capitanich como “medio indígena”, si nos abruma con cifras que sabemos no son ciertas, si nos describe un país casi perfecto que existe sólo en su imaginación, si quiere, y va a conseguir, destruir un banco como el Ciudad, que funciona muy bien, justamente porque funciona bien y no lo tolera; eso nos importa a Usted y a mí. Y si no cumplen con la Constitución Nacional que juraron cumplir y hacer cumplir, y si la mayoría de los funcionarios no son idóneos para los cargos que ocupan, y si la distorsión de los precios subsidiados más pronto de lo que imaginamos, van a sincerarse con el costo terrible que ello va a implicar, y si la creciente chabacanería en el lenguaje presidencial aumenta con cada discurso, eso le importa a usted y me importa a mí. Mientras, 900.000 personas, no pueden viajar. Esto es sólo una cifra, sin embargo cada una de estas 900.000 personas es una individualidad. Las cifras siempre dan la sensación de un número para la estadística, algo frío, impersonal. Pero cada una de estas personas tiene nombre, familia, historia, trabajo, o busca trabajo, tiene problemas, está sano o enfermo; cada uno tiene características únicas e irrepetibles. Y no pueden viajar. A María, a Juan, a Pedro, a Rosa y a José, los problemas que nos importan a Usted y a mí, les son bastante ajenos, puede que a veces piensen en ellos un poquito, pero lo elemental, aquello que les llega sin atenuantes de ninguna clase, son la inseguridad, la inflación y el transporte. A nosotros también nos preocupa y somos víctimas de la inseguridad, de la inflación y de la falta de transporte. Pero tenemos tiempo para preocuparnos por el resto. Para María, Juan, Pedro, Rosa y José, el paro de subterráneos es más que un inconveniente. Si trabajan 8 horas y con el subte llegaban a su trabajo en 20´o 30´, ahora deben tomar 2 o 3 colectivos atestados, después de hacer colas de una cuadra, y tardan entre 1 a 2 horas, a veces, hasta 2 horas y media. El tren ya no es una opción, porque los vagones descarrilan y salen las líneas de servicio. En 9 años de generosos subsidios K, “nuestros” trenes no mejoraron en nada, mientras que los concesionarios mejoraron sus haberes significativamente. Imagine que María no puede salir 2 horas antes de su casa, porque tiene que dejar primero los chicos en el colegio y llega tarde al trabajo. Pierde puntos ante su empleador. Imagine que Pedro sí puede salir de su casa 2 horas antes y llega a tiempo, pero tiene que sumarle 4 horas de viaje ida y vuelta a las 8 de trabajo. 12 horas en total. Imagine el mismo itinerario para Rosa, que al volver a su casa, 12 horas después, tiene que hacer la comida y ocuparse de la ropa, los chicos y las compras. Es un vía crucis terrible de lo que le sucede a 900.000 personas, a cada una de ellas. Cristina impulsa el paro e impide el acuerdo entre los metro delegados (Segovia responde a D´Elía) y la empresa, empresa cuya concesión fue otorgada por el gobierno NACIONAL, cuestión de poder echarle la culpa del paro a Macri. Una encuesta creíble, le dio a Cristina un 26% de aprobación en la ciudad, un piso muy bajo, por lo que necesita desacreditar a Macri. Y los metro delegados, cuyo sueldo promedio es de $9.000, ¡tanto más que los maestros!, piden un 23% de aumento. El año pasado hicieron huelga por que pasar las tarjetas SUBE les provocaba tendinitis. Hay que tener cara. ¿Y la gente? ¿Y María, Juan, Pedro, Rosa y José? ¿Y los DDHH de las personas? Viajar con una mínima dignidad debiera ser un DH. No vivir atemorizado con los robos, violaciones y asesinatos, deberían ser DDHH. No temblar al recibir las cuentas a principios de mes y no seguir temblando por temor a no llegar a fin de mes, porque la inflación se come los sueldos y deja sin comer a la gente, debería ser un DH. Para este gobierno, no lo son. El gobierno K ha hecho una bandera emblemática de los DDHH, pero sólo los usa para juzgar *militares y se olvida de la gente. Personas. Individuos. Seres humanos con derechos que no se les respetan. Y entonces a una le sale del fondo del alma un ¡Termínenla! La gente importa. Aunque a Cristina parece no importarle. El asesinato de Rucci no es un crimen de lesa humanidad. ¿Será por que Rucci era peronista y el crimen lo perpetraron los montoneros?

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