miércoles, 29 de julio de 2009
DERROCHE KIRCHNERISTA
Derroche K o la política de la imprevisión
El gobierno de Cristina Kirchner se solventa con financiamiento de los propios organismos estatales. Pero las reservas no son eternas y ya se vislumbran los primeros problemas en la disponibilidad de reservas. Qué hara el kirchnerismo
Casi todos los días de estos últimos seis meses, nos hemos enterado de que el Gobierno nacional adquirió algún tipo de financiamiento con algunos de los fondos de un organismo público.
A primera vista, pareciera que la gestión de Cristina de Kirchner sólo hace uso de la tan mentada ¨caja¨ en la misma dimensión en que cualquier otro haría uso de sus propios recursos. Sin embargo, se trata de los recursos financieros del país que, en realidad, no sobran sino escasean, fruto de las pésimas políticas de contracción económica del kirchnerismo.
Sólo entre fines de junio y el 20 de julio, los depósitos de los organismos públicos en el Banco Nación habrían caído en cerca de 4.000 millones de pesos.
La Anses, potenciada desde diciembre pasado por el absorción de los fondos de las AFJP y su paquete accionario, es la otra abultada billetera que el Gobierno utiliza para financiarse.
Sin embargo, el resguardo financiero de la entidad se debilita día a día: el mes pasado obtuvo un déficit de 1.460 millones de pesos y el superávit del primer semestre cayó 20 por ciento respecto del que había acumulado en el mismo período de 2008.
En tanto, el Banco Central ya ha transferido a la égida de Cristina unos 4.000 millones de pesos. Desde el Gobierno tienen una explicación cuando menos cuestionable: los pasivos de la entidad monetaria están en pesos mientras que sus activos, en dólares. Sacando diferencias por el tipo de cambio, dicen que "esas son ganancias de capital asociadas a las diferencias cambiarias". O sea que se financian a costa de la devaluación que tanto critican.
Desde el sector privado se han cansado de advertir que las reservas no son inagotables y que en pocos meses más, ya el Banco Nación correría riesgos de entrar en dificultades para cumplir con normas técnicas del Central.
Pero el Gobierno sigue adelante con su maquinaria de succión de las reservas. Debe hacerlo porque no ha logrado aceitar otro mecanismo de ingreso de divisas tras el conflicto con el campo, porque la repatriación de capitales ha fracasado y porque la confianza para invertir en nuestro país es nula.
Gastar los ahorros se traduce, y ya ha comenzado a suceder, en la eliminación de subsidios para bajar el gasto público. Los subsidios llegaron a duplicarse de un año al otro, pero en lo que va de este año crecieron apenas un 10 por ciento.
Y por supuesto que la dificultad o la ignorancia para administrar la plata de todos trae costos políticos porque, es muy simple, no se puede contentar a todos los sectores mientras se da manotazos de ahogado.
Ahora el Gobierno K debe enfrentar golpes de todos los costados. Desde las provincias se exige que se cumplan con las promesas y esperan la coparticipación. La Mesa de Enlace arremete otra vez con la baja de las retenciones, algo a lo que la presidenta podría ceder, a causa de la sed de reservas.
La política del gasto en números
En el primer semestre, el Gobierno nacional adquirió US$10.440 millones para financiar sus obligaciones de deuda.
El Gobierno consiguió el 24% del total (US$ 2.465 millones) por medio de un roll-over de Letras del Tesoro con vencimiento en 2009.
Otros US$ 5.735 millones (55%) se obtuvieron por medio de “fondos frescos” del Banco Central, con un incremento de los Adelantos Transitorios al Tesoro por US$ 2.700 millones.
El Banco Nación ya entregó $ 4.000 millones. Pero la cifra podría ascender a $10.000 millones en este mismo año.
Los organismos internacionales fueron la tercera pata de financiamiento en el primer semestre. El Banco Mundial comprometió un financiamiento por US$ 3.300 millones para los próximos tres años.
Para mayor información, ingresar a www.agenciacna.com
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