domingo, 20 de mayo de 2012

ACORRALADO

Cristinismo feroz Van por Scioli Asfixia política y económica. Ahora buscan abrirle un frente judicial: ¿lo quieren preso? por Alfredo Leuco Cuánto falta para que el cristinismo denuncie ante la Justicia a Daniel Scioli? ¿En qué momento la Presidenta ordenará dar la batalla final para que el gobernador recorra los tribunales hasta ser procesado por un juez con camiseta partidaria? ¿Cuál es la hora señalada para que algún miembro de la agrupación La Verbitsky, o su comandante en jefe, publique el “carpetazo” acusador de los servicios de inteligencia? Esta guerra arrancó mucho antes y a mayor velocidad que la prevista. ¿Qué pasó? Cristina se está quedando sin proyectiles. Y los misiles que dispara para sobreactuar la gesta de Malvinas o expropiar la YPF que antes ayudó a privatizar tienen un impacto fugaz. La imagen positiva de CFK que cae al mismo ritmo que se desacelera la economía los puso en alerta. El colmo fue comprobar, amargamente, que Scioli no sufre el mismo deterioro. Encima, en estas horas hubo tres opiniones contundentes contra la re-reelección: Hermes Binner, Ricardo Lorenzetti y hasta Eugenio Zaffaroni, que llegó a decir que el pueblo se cansa de los personajes y que “reelección” es mala palabra para los argentinos. Funciona esta ecuación: menos posibilidades de reelección, más se fortalece el operativo contra Scioli, que aparece como el único que tiene igual o mayor intención de voto que Cristina. Por eso abrieron las compuertas de los ataques. Primero le vaciaron de poder la Legislatura y designaron como capo al camporista José Ottavis. Colocaron a Gabriel Mariotto para que le respire en la nuca y encabece la desestabilización con pedidos de informes que ni los opositores se atrevieron. Golpearon sobre Ricardo Casal, al que acusan de ser un empleado de la maldita policía. Se turnaron para fustigarlo Sergio Berni, Nilda Garré y Martín Sabbatella, entre otros. Los textos domingueros de Verbitsky intentan voltear al ministro más protegido por Scioli y, por ahora, no lo logran. Casal y Berni llegaron a empujarse frente a la TV como si fueran a cabecer un córner para ver quién anunciaba un operativo antidroga exitoso. Ahora van por todo, tal como mandó la Presidenta. Dispararon en la línea de flotación mediática del ex motonauta. Sacaron de la cancha audiovisual a Daniel Hadad y después anunciaron en forma obscena por boca de Aníbal Fernández que el gobernador debía rendir cuentas de su lealtad a Cristina porque les pone publicidad a los medios que “ hablan bien de Scioli y nos critican y nos putean a nosotros”. Sincericidio quilmeño. No entienden cómo es que Scioli mantiene tan alta su imagen. Sospechan que es gracias a la energía positiva que les chupa a sus artistas amigos como los Pimpinela, Susana Giménez, Mirtha y Ricardo Montaner, entre otros. Quieren dinamitar esos recitales o encuentros para la tele. Ahora iniciaron la etapa de la asfixia económica. Cerrarle el grifo de los fondos y que se las arregle como pueda con los intendentes. Quieren ver cómo hace para que no se le incendie la provincia aunque no ignoran el riesgo de que el viento empuje las llamas más cerca de la Plaza de Mayo que de La Plata. Ottavis, que pasó del llano a la vicepresidencia de Diputados, fracasó a la hora de sacar la ley de reforma tributaria. Apareció inexperto y creyó que agrediendo a los radicales y a los socialistas iba a convencerlos de que dieran quórum. Fiel al estilo K, quiso conseguir por violación lo que sólo se puede conseguir por seducción. Guapo para perder, dijo que la UCR “traicionó una vez más su tradición popular”. Jugó fuerte el vecino de Nordelta. Pero perdió los dos primeros partidos por goleada. Hay que decir que Mariotto no lo ayudó demasiado con las graves denuncias de corrupción que hizo. Sugirió que hasta su llegada al Parlamento provincial las leyes salían porque circulaban valijas por debajo de la mesa. Fue suficiente para que los opositores no quisieran aprobar nada a libro cerrado. Y para que la esposa de Carlos Kunkel, la jefa del bloque de senadores, Cristina Fioramonti, quedara en falsa escuadra. Ella hace cuatro años que ocupa esas bancas. O no se enteró de que había valijas voladoras, y por lo tanto falló en el control de la transparencia o fue parte de esa transa. A la luz de lo que pasó con Esteban Righi, Daniel Rafecas y cada vez más con Scioli, parece que es más peligroso ser un aliado racional de CFK que un claro adversario. Se castiga más a los moderados que a los enemigos. Eso disciplina, pero también genera resentimiento. El último manotazo lo dio Hernán Lorenzino, quien formalmente figura como ministro de Economía. Empujó a Scioli para que sacara el impuestazo por decreto y pagara él solito el costo de pelearse con los productores rurales a la vera de las rutas. Para que tuviera su propia Resolución 125. Rápidamente salieron a informarle que eso era imposible e ilegal. Scioli es prudente pero no come vidrio. La Presidenta también necesita los casi 3 mil millones que podrían recaudar por la vía del Impuesto a los Bienes Personales. Se fueron cumpliendo todos los pasos del plan sistemático para sacar de la cancha a Scioli. Hasta ahora no tuvieron éxito. Faltan dos etapas más que profundizan el embate. La primera es utilizar los servicios prestados por Héctor Icazuriaga y armar una causa que lleve a Scioli a un procesamiento como el de Macri. Los expedientes que se preparan son variados: la basura, la Bonaerense, Boldt y el juego, los espectáculos masivos que organiza, la acusación por la protección que le brindan los grandes medios, y no descartan algún tema personal. Los sabuesos no descansan. Espían y escuchan a Scioli como nunca. La gran pregunta que estremece a los argentinos con memoria es qué harán si nada de esto funciona. En los 70 apelaban a la justicia revolucionaria, a los fierros y a la violencia. Nadie cree ni quiere que la tragedia se repita ni como comedia. Ni que el infantilismo irresponsable se imponga. Pero a veces les hacen olfatear tanta sangre a los tiburones que los muchachos van y muerden desesperados. De última, es una tarea militante. Lo hacen por la patria. Y por Ella.

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