jueves, 3 de mayo de 2012
DEBEN PEDIR PERDÓN
¿El kirchnerismo también pedirá “perdón”
en nombre del Estado por la
privatización de YPF?
Editorial de NOVA
La expropiación de YPF, medida que se encamina a convertirse en ley y que cuenta con amplia aceptación en la sociedad y en el arco político, debería estimular al kirchnerismo a echar mano nuevamente a una de sus marcas de gobierno: disculparse en nombre del Estado argentino.
Esa costumbre, usada al derecho y al revés por Cristina Fernández durante el ejercicio de su mandato, fue inaugurada en marzo de 2004 por el entonces presidente Néstor Kirchner, en ocasión de la recuperación de la ESMA. En esa oportunidad, desde el escenario del flamante Museo de la Memoria y ante diversos organismos de Derechos Humanos, el mandatario pidió “perdón” en nombre del Estado “por la vergüenza de haber callado durante 20 años de democracia por tantas atrocidades”.
Esa autocrítica, hecha por el propio jefe de Estado, caló hondo en una sociedad receptiva e inició el camino de la reparación por el terrorismo de Estado, más allá de la evidente torpeza de haber obviado la gesta alfonsinista del histórico Juicio a las Juntas, reconocida más tarde por el propio Kirchner.
Sin dejar de valorar la trascendencia de una medida como la expropiación de YPF a la española Repsol, ¿no correspondería que el kirchnerismo también pidiera perdón por haber sido uno de los principales impulsores de la privatización de la petrolera en los '90?
Néstor Kirchner, como gobernador, acompañó la oleada privatizadora que absorbió a YPF, de igual manera que Cristina, que presentó un proyecto en ese sentido como legisladora por Santa Cruz. La provincia se benefició con las regalías por esa venta, que terminó de concretarse en 1999, cuando la totalidad de sus acciones quedaron en manos de actores privados.
Apelar a esa historia reciente, que obliga a un repaso de nuestra memoria, no resultaría adverso para el Gobierno, cuyos líderes fueron actores centrales en la privatización de la empresa que ahora se encaminan a expropiar.
Incluso, hacer un ejercicio de autocrítica de esas características le otorgaría mayor cuota de legitimidad a la iniciativa que en estos momentos se debate en el Congreso, sobre todo de cara a la sociedad que acompaña sin ambages el proyecto. Un simple pedido de disculpas estaría bien.
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