jueves, 5 de enero de 2012
AUTORITARISMO
La mala costumbre de querer arrasar con todo
La muerte del gobernador de Río Negro ha complicado la situación política de esa provincia. Una situación que muestra una idea de gobierno despótica que no se acomoda a una concepción republicana de tres poderes.
El flamante gobernador Alberto Weretilneck no esperó demasiado para agitar las aguas. Poco después de enterrar a su efímero antecesor, criticó al doctor Víctor Sodero Nievas, titular del Superior Tribunal de Justicia, insinuando la posibilidad de promover un juicio político en su contra.
El aludido no dudó al reaccionar, lo acusó de “promover un golpe de Estado”. “Esa tremenda mentira se hizo rodar como moneda falsa y cuando miente un funcionario público en una causa de trascendencia es grave”, dijo Sodero Nievas explicando que hubo por parte del Weretilnek una intención aviesa de desviar la investigación sobre la muerte del gobernador Carlos Soria al decir que era resultado de un “accidente doméstico”.
En la Argentina hay sectores, con cierto o mucho poder, que suponen estar fuera de las generales de la ley. No pueden ser investigados ni siquiera caer dentro del circuito de la justicia. En muchos casos esto no es presumir sino un convencimiento cabal de que las cosas deben ser así.Frente a un caso en concreto que los involucre en una causa judicial, siempre hay chicanas, procedimientos, excepciones. Al decir el principal referente de la justicia que “No vamos a tolerar que esta causa, similar a un magnicidio se trasforme en una Dalmasso dos o una García Belsunce”, marcó una línea clara en la relación con el actual poder político.
Ahora, el lector común se plantea por qué el gobernador actual quiere hacerse cargo de la información sobre la muerte del gobernador anterior y por qué el máximo referente de la justicia tiene que opinar por sobre el juez de la causa. Aunque éste último justificó sus reiteradas apariciones mediáticas luego de la trágica muerte del gobernador al asegurar que “estaba trabajando por la verdad”.
Mal comienzo para una relación de cuatro años. ¿Es tan complejo para una persona con poder subordinarse a la ley y en este caso a la Constitución? Se puede reconocer que la crisis no sea algo habitual pero ¿es tan necesario intentar sacar el caso de la órbita legal lanzando la versión del “accidente doméstico”? Y cometido el error ¿no hubiera sido lo mejor dar un paso al costado dejando obrar a la justicia que es a quien le corresponde hacerlo que redoblar la apuesta mediante un enfrentamiento de poderes?
La lógica obliga a su poner que algo se intenta tapar. Una “tentativa de simulación” de las autoridades en torno de lo ocurrido deja liberada la imaginación a cualquier ficción.
En tanto el poder ejecutivo no respete los derechos y deberes de quienes representan a los otros poderes, se estará enviando a la gente el mensaje autoritario de que la igualdad es sólo un tema menor.
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