lunes, 3 de septiembre de 2012
DE CULOS Y JERINGAS
De culos y jeringas
http://site.informadorpublico.com/?p=17460
por Ricardo Garzón
En tanto el gobierno argentino va con todo y por todo para conservar el poder, habida cuenta del raquitismo de las instituciones y de la conciencia cierta de que sus integrantes deberán algún día rendir cuentas ante la Justicia por una multitud de causas en su contra que ya tomaron estado público (entre otras el enriquecimiento indebido), en este lado del Plata el Parlamento se apronta a aprobar y darle vigencia al tratado de intercambio de información tributaria con la Argentina.
Esta puñalada por la espalda que el Frente Amplio le asestará al país, cuando están por cumplirse los doscientos años de vida independiente, no cabe justificarla en un momento de pésima relación entre Uruguay y Argentina. Máxime, que han sido descubiertas, y públicamente difundidas, las intenciones de la presidente Fernández de perseguir con la AFIP, como ya lo está haciendo a vista regional, a ciudadanos que no comulgan con sus ideas ni con las actitudes patoteras de su desprestigiado gobierno.
Quemaron las naves y pretenden que el Uruguay haga lo mismo; servil provincia que no supo ni sabe pararse delante del gobierno más corrupto de la historia argentina.
Mujica y Astori, Astori y Mujica, listos para apuñalar también a los inversores argentinos; los mismos que han hecho a la grandeza turística de Punta del Este y zona de influencia, y que han encarado para las generaciones venideras inversiones que se extienden sobre los destinos nacientes de José Ignacio y balnearios vírgenes de Rocha.
Desde esta Hoja instamos al Poder Ejecutivo, pero también a las siempre diligentes y oportunas encuestadoras uruguayas, a emprender una investigación pidiendo opinión al soberano sobre si debe o no aprobarse este intercambio.
La persecución individual y empeñosa acometida por las oficinas recaudadoras de impuestos de la vecina orilla, trajo como consecuencia directa el uso y abuso de los locutorios. Los negocios empresariales, hoy, obvian el teléfono celular y el teléfono fijo por temor al rastreo cierto. Día a día se incrementa el número de empresarios argentinos que van a los locutorios públicos a hablar por teléfono, conscientes de que son perseguidos hasta debajo del colchón por este gobierno populista, que en primeras instancias y sin vueltas fomenta el delito al por mayor y la vagancia.
El culo nacional ha sido expuesto a la jeringa de Cristina Fernández, la misma que nos ridiculizó cuando se le dio por reírse a carcajadas en la presunta resurrección de un ferrocarril rioplatense apto para correr en el siglo diecinueve.
Nos postramos, también con el culo para arriba, cuando los piqueteros de Gualeguaychú, acicateados por el tristemente recordado Néstor Kirchner, se dieron el lujo de cerrarnos la frontera.
Vamos, arrodillados a veces, y arrastrándonos otras, a seguir mendigando mes a mes y año a año el dragado de Martín García, en tanto un grupo de perros adiestrados, acantonados en pasos de frontera, olfatean desesperadamente personas y vehículos para confiscarles sus dólares.
Como si fuese poco, a los argentinos que quieren viajar a nuestro país no les permiten tampoco el cambio de dólares, sin perjuicio de tener bien presente que las autoridades aeronáuticas de Buenos Aires hicieron todo lo posible para fomentar la debacle de Pluna.
En este círculo vicioso en el que entró Uruguay, de la mano del Presidente Mujica, todo parece indicar que rebrotará la insurgencia de los piqueteros de cara a una temporada veraniega que se avecina corta en el tiempo y mala en resultados, con tarifas generales de traslado desde Argentina a nuestro país casi como que nos fuésemos a Europa.
En un período de pésimo relacionamiento entre los dos países, es necesario que se tenga presente que existen muy importantes inversiones de los argentinos en nuestro país, sustentadas de forma transparente con relación a la legislación uruguaya. Es preciso, entonces, reclamar con énfasis que el gobierno sea extremadamente cuidadoso, cosa que no ha hecho hasta ahora, para que esto no le sirva al gobierno argentino en su encubierto objetivo de erradicar la inversión de sus connacionales en el Uruguay.
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