sábado, 8 de septiembre de 2012

EL ALIENTO EN LA ESPALDA

La reina no es del palo; ella lo sabe bien y sabe que los que la rodean y dirigen saben que no es del palo. Son gente muy complicada; su mentalidad les dice que los 25.000.000 de argentinos de esa época debíamos irnos al exilio; los que se quedaron colaboraron con la dictadura; por eso tanto encono. Ellos se acomodaron en la democracia e hicieron fortunas en ella. En cambio la reina con su consorte la hicieron en plena dictadura y colaborando con los militares. “EL” se había ido al sur antes; apenas se revolvió el avispero. El hombre era muy valiente. Cuentan que cuando fue a esperar junto a unos amigos al General Perón a Ezeiza; al escuchar el primer ruido lo perdieron de vista; encontrándolo en Liniers al día siguiente. Ella se quedó con su novio Bettini; con el cual concurrían a ver Rugby, en los intervalos del tiempo que el dedicaba a matar gente. Cuando se produjo el golpe ella estuvo detenida dos horas; el tiempo suficiente para que el General Harguindegui ordenara su libertad; quizá a solicitud del gran amor de su vida; el joven oficial de la marina; quien sería el padre de su hija discapacitada. Allí huyó hacia el sur a buscar protección con su ex compañero; el nieto del usurero protagonista de la matanza de obreros en la Patagonia, allá por la década del ´20. Jamás le perdonó a Osvaldo Bayer haberlo reflotado en su famoso libro “Los vengadores de la Patagonia Trágica”. En Santa Cruz se dedicaron a ejecutar créditos que estaban regulados con la maldita circular 1050, obra de Martínez de Hoz. No se sabe si con el apuro por irse de Buenos Aires olvidó su diploma; ya que en centenares de oficios y contratos firmados, en especial cuando eran apoderados del poderoso Sindicato Petrolero de Comodoro Rivadavia; no hay una sola firma de ella. Del “Plan Maestro” (La división de la Argentina en cinco repúblicas) se enteró cuando viajo a Nueva York mientras su esposo hacía la campaña electoral en 2007. Allí ingreso primero a la Gran Sinagoga; luego al Consejo de las Américas y finalmente al casino más importante del mundo, la Bolsa de Valores de Wall Street; donde tuvo el honor de tocar la campanita que inicia las operaciones. No le causó escozor alguno, como cuatro años antes tampoco a su esposo estar en el lugar desde donde se envió el terrorismo que provocó la locura de los militares argentinos que secuestraron y desaparecieron a miles de los compatriotas que hoy reivindican. Todos son unos farsantes y algunos nos quieren hacer creer que los engañaron. Tal es el caso de Miguel Bonasso que se sorprendió por el grado de infiltración que tenían los militares que conocían cada paso de los guerrilleros en Cuba y fecha y lugar de ingreso al país para la segunda contraofensiva entre 1979 y 1980. Ahora que están en el gobierno, la gente los conoció y aprendió a odiarlos. Es el momento preciso para esclarecer a la población y decir, por ejemplo; que el ERP fue armado por la CIA y Montoneros por el 601 de Inteligencia del Ejército; que Fidel Castro siempre trabajó para el Imperio y que su misión era sacar del medio a quienes querían en realidad la revolución y mostrarle al resto de América como vive un país que no acepta las instrucciones del FMI. Lo mismo que hizo Stalin en Rusia, enviando al frente alemán a todos los disidentes. Tanto Cuba con el bloqueo, como Rusia con la cortina, lograron lo mismo; sumir al pueblo a la pobreza y hacer creer que combatían el Imperialismo, cuando eran parte fundamental de él. Porque no dijo nunca Bonasso; que predica de defender los intereses nacionales con las mineras; que pertenece a un espectro político creado por el Imperio. O ignora que la Banca Rochild financió a Marx y los Bancos que luego integraron la Reserva Federal hicieron lo mismo con Lenin. Que Rusia recibió miles de millones de dólares de ayuda durante la Segunda Guerra; dinero que nunca devolvió. Son todos unos traidores a la patria, por colaborar con el enemigo en desmedro de ella; a sus compañeros que entregaron sin piedad. La reina está nerviosa; el imperio apura el Plan Maestro y todos deben cumplir sus órdenes. Necesitan el país arruinado y entregado para recibir sin problemas los millones de inmigrantes; la clase media destruida y acobardada. Quieren hacer ver, que son resentidos y por eso persiguen la clase media. Otra farsa; lo hacen porque sus órdenes son destruir lo que diferenciaba la Argentina del resto del continente. Por ello azuzan la lucha de clases; las instrucciones son determinantes; es ahora o nunca. La reina está sola y enferma; pero el Imperio jubila a quienes hacen el trabajo completo. Y ella no es del palo. Sus compañeros saben lo que tienen que hacer y, en este momento se deben apurar los tiempos. Y ella no puede; necesita descansar; el coctel de medicamentos la está destruyendo. Pero no puede tomar licencia; sabe que no vuelve si se va. Lo peor que sabe que la pueden sacar del medio en cualquier momento. Está sola, con su hijo adicto y enfermo que necesita de ella; cuando creía que podía recostarse en él. Ya siente el aliento en la espalda; percibe que no sale viva. Llevan a la Argentina a un callejón sin salida; es la antesala del Plan Maestro y sabe que es con ella o sin ella. No les va a ser fácil llevarlo a cabo; aquí estamos para evitarlo. Pronto todos sentirán el aliento en la espalda y junto con la reconstrucción del país juzgaremos a los traidores a la patria. Se acerca la hora de la justicia y el escarmiento; las cartas están echadas; no podrán con nosotros. Tenemos una misión que cumplir y llegó la hora. Si logran el cometido, haremos base en alguna de las cinco repúblicas y de allí reconquistaremos el resto. La razón y la justicia están con nosotros; no hay espada que logre vencer el espíritu de millones de argentinos. Conocemos su estrategia; ustedes no conocen la nuestra; ni siquiera nos conocen a nosotros; desconfiarán hasta de la propia sombra; venderán a su padre para salvar el pellejo y ya será tarde. Y al que logre huir lo vamos a traer de las pestañas o vamos a hacer justicia en cualquier lugar del mundo. Se van a sentir solos como ella hoy y el frío aliento de la justicia correrá por la espalda hasta paralizarlos. Llegó la hora para todos; a nosotros para actuar y a ellos la del final. Y el Imperio agilizará su caída; todo es irremediable cuando a una idea le ha llegado su tiempo.

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