domingo, 10 de marzo de 2013

CECILIA PANDO

Buenos Aires, 9 de marzo de 2013 Sr. Director: El juicio a Cecilia Pando y su posterior “condena” es uno de los actos más vergonzosos y hasta ridículos de los últimos tiempos. Cecilia convocaba a Plaza de Mayo a pedir por la concordia nacional, por los presos políticos y sus familias y por nuestros muertos. Jamás se cubrieron los pañuelos sino que, en otro círculo, se pintaban con toda prolijidad carteles en pos de la concordia, la reconciliación, etc. Esto se hacía al final de cada acto. En dichos actos se entonaba el Himno Nacional y, luego, la Señora Cecilia Pando hablaba brevemente recordando los muertos a mano de la guerrilla cuyo aniversario se cumplía en el respectivo mes. Asistí varias veces llevando la pancarta con el rostro de mi padre, Jordán B. Genta, asesinado en 1974. Si no pude colaborar materialmente con la pintura de las leyendas se debió exclusivamente a las limitaciones que me imponen mi edad y mi salud. Como siempre estuve unida en la intención, si desean podrían juzgarme como a uno de los coautores intelectuales de la supuesta profanación. En este asunto de superar el pasado me siento con un cierto derecho a opinar. Cuando se realizó la primera reunión abierta de la Legislatura Porteña en la que se discutía la erección de un monumento en memoria de los muertos de los años setenta, se trataron dos proyectos: uno, segado y hemipléjico (el que se aprobó) y otro totalizador propuesto por la entonces legisladora Ruíz Moreno. Hablé en esa sesión apoyando la idea de levantar un monumento en memoria de todos los muertos y señalando como ejemplo para ello al Valle de los Caídos, en España. Años después, al cumplirse treinta y cinco años del asesinato de mi padre, pedí que en la misa de ese día se rezara por todos los que murieron en la guerra de los setenta de ambos frentes. Creo que fue la primera misa pública ofrecida por esa intención. Esta injusticia contra Cecilia Pando se suma a los juicios inicuos contra aquellos que más allá de virtudes y defectos nos libraron, hace cuarenta años, de convertirnos en Cuba. María Lilia Genta

No hay comentarios: