domingo, 10 de marzo de 2013
LA TIRANA VÁ POR MÁS
Muerto Chávez, Cristina va por mucho más
La “dueña” de la Rosada aprendió a la perfección del venezolano embalsamado cómo acumular poder. Ella y Él admiraban al caudillo bolivariano. Lo calcaron a la perfección, tenían entrenamiento previo en Santa Cruz. La muerte de Hugo Chávez dejó vacío el lugar de líder regional. Ella pretende ocuparlo. Para poder conseguirlo Cristina Fernández debe inevitablemente reformar la Constitución. Va por ello. ¿Podrá?
Cristina Fernández de Kirchner y Hugo Chávez Frías en el sepelio de Néstor Kirchner.
por JORGE HÉCTOR SANTOS
Twitter: @santosjorgeh
Web: santosjorgeh.blogspot.com.ar
Youtube: JorgeHectorSantos
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Especial para Urgente24). Dicen que las casualidades no existen, sí las causalidades.
Nicolás Maduro anunció que el 05/03/2013 había fallecido Hugo Chávez Frías.
Coincidió con otras efemérides que se sumarán a esa fecha: ese día, en 1953 también murió el dictador soviético Iósiv Stalin; en 1933 el Partido Nacional Socialista de Adolf Hitler se impuso en las elecciones legislativas alemanas; y en 1960 el cubano Fidel Castro -a quien Chávez consideraba como su modelo y mentor- pronunció por vez primera su frase "Patria o Muerte", convertida en lema de la revolución cubana.
Todos son sucesos que vinculan una jornada de luto en el almanaque de la historia.
Para la política de cabotaje, con la partida de Chávez se va el mejor amigo “internacional” de los Kirchner.
Dicen que el 25/05/2003, el día de la asunción de Néstor Kirchner, el santacruceño abrazó al venezolano y le dijo: “Me gusta mucho lo que hacés en Venezuela”.
Tanto le gustaba que Néstor y la actual Presidente lo adoptaron como referente; espejo en el cual amplificar sus prácticas populistas que ya habían ejercitado largamente en Santa Cruz.
Es curioso que existiendo la relación entre Chávez y los hermanos Castro Ruz, los Kirchner siempre tuvieron vínculos profundos con Chávez y no con los Castro.
Así, en las redes sociales se inventó la palabra “Argenzuela", para asimilar los actos de gobierno del desaparecido presidente con los de la primera mandataria argentina.
Si bien Argentina no es Venezuela, Cristina Fernández se empeña en aproximarla lo máximo posible.
La imitación
Cristina emula a Chávez (con pinceladas de Evita) en cuestiones formales, como son sus eternas alocuciones empleando la cadena nacional de radio y televisión, hasta en su manera de hablar y teatralizar sus discursos.
Los parecidos en materia económica, social y política abundan; basta con mencionar alguno de ellos para descubrir los mismos trazos.
Hugo Chávez gozó durante sus mandatos del alto precio del petróleo, de US$ 8 el barril en 1998 a más de US$ 100 hoy. Los Kirchner de los productos agropecuarios y de la mayor demanda de automotores por parte de Brasil.
Esto hizo que el consumo per cápita a lo largo de los 14 años de su presidencia creciera por encima de 50%, pero con una fuerte dependencia de las clases pobres de los subsidios (misiones) clientelares. Sumado al desempleo y al trabajo en negro.
La economía de Venezuela dependía 68% de las exportaciones petroleras en 1998 y Chávez, 14 años después, la deja inmensamente más dependiente de ellas. Actualmente alcanzan 96%.
Por falta de inversiones necesarias se produjo, durante los años de gobierno de Chávez, una pérdida de producción de barriles de petróleo.
Venezuela tiene las mayores reservas de petróleo del planeta. De su producción diaria 100 mil barriles se destinan a Cuba en condiciones más que ventajosas.
La economía chavista se basó en un presidencialismo exacerbado, con manejo discrecional de los dineros públicos, inseguridad jurídica, plagada de controles, expropiaciones y confiscaciones (más de 1.000 empresas).
Chávez dejó una inflación alta y crónica, pese a tener control de precios (en 2010 se posicionó como la mayor del mundo), y un país sin moneda real. En lo extenso de su gobierno se devaluó 1.000%.
Recurrió a un estricto control de cambio, generando por consiguiente el mercado paralelo.
Chávez no ahorró esfuerzos para dividir al pueblo de su patria en dos. Sus seguidores que merecían “todo”, aunque solo recibían dádivas; y los que no aceptaban sus pensamientos, cuyas cabezas habían sido lavadas por el imperialismo destituyente.
El legado de Chávez, además, incluye:
> La mentira como parte fundamental del relato en el que basó su acción de gobierno.
> La corrupción.
> La inseguridad, con un récord histórico en homicidios 16.072 en 2012, con una cantidad de 52 asesinatos cada 100 mil habitantes; convirtiendo a Venezuela en el segundo país de mayor violencia mundial, luego de Honduras.
> Una indiferencia absoluta por las garantías básicas de los derechos de libertad de expresión, como señaló hace días Human Rights Watch. Chávez tomó el control del Tribunal Supremo de Justicia y esto le permitió censurar, atemorizar y perseguir judicialmente a quienes lo criticaban o pensaban distinto.
El ataque a la libertad de prensa fue una constante. Chávez controló el contenido de los medios de radio, televisión y gráficos del país.
El diccionario chavista recurrió a la palabra “democratizar”, vaya coincidencia con el vocabulario empleado por el gobierno argentino, para justificar sus políticas contra los medios de comunicación.
La “democratización de la justicia” se produjo en 2004. Chávez y sus representantes en el Congreso (Asamblea Nacional) decidieron agregar 12 cargos a los 20 existentes del Tribunal Supremo de Justicia, los que fueron ocupados por partidarios del gobierno. Con mayoría leal terminaron los controles sobre el Poder Ejecutivo, se aniquiló la división de poderes y el chavismo impuso con total impunidad su agenda.
Chávez no se privó de respaldar a gobiernos represivos; fue así que distinguió con la “Orden del Libertador”, la máxima condecoración oficial otorgada por Venezuela, al presidente sirio Bashar al-Assad, al depuesto y extinto presidente libio Muammar Gaddafi y al presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad.
Por otra parte, el secreto más extremo domina los acuerdos celebrados con Cuba, Rusia, Bielorrusia, China, Bolivia, Irán, Argentina, Nicaragua, Guatemala, entre otros.
En síntesis
El modelo implementado por Chávez, y admirado y copiado por los Kirchner, consistió en que el ex presidente venezolano criticara a los ricos para morir millonario a costa de los pobres.
Jerry Brewer, director de la compañía de inteligencia económica Criminal Justice International Associates, con sede en Miami y Virginia del Norte, afirmaba ya en 2010 que la fortuna de Hugo Chávez Frías alcanzaba los US$ 2.000 millones.
La diputada venezolana María Corina Machado dijo que “las neodictaduras necesitan legitimidad y pretenden utilizar las elecciones como fuente de ella”. La implementada por Chávez tuvo de aliado un fenomenal aumento de la materia prima, petróleo, en ese caso.
Las viudas y los herederos del chavismo sufren por estas horas la ausencia del tirano muerto.
Sufre desde su delfín Nicolás Maduro, quien debe ahora conquistar a aquellos que amaban a Chávez; pasando por los hermanos Castro, que gozaban de la frondosa billetera del difunto mandatario; lo hacen también Rafael Correa, Daniel Ortega y Evo Morales quienes extrañarán los excepcionales regalos del “Libertador del siglo XXI”; hasta llegar a Cristina Fernández viuda de Kirchner, quien no solo ha perdido a su mejor amigo foráneo sino también a su último faro político.
En Venezuela, el “chavismo” sobrevivirá como la mayor fuerza política durante las próximas décadas, al igual que el peronismo en Argentina.
A nivel regional, queda un espacio vacío con la desaparición del caudillo muerto.
Rafael Correa aspira a ser el heredero; Cristina Fernández también.
Cristina para ello necesita, sí o sí, ganar las elecciones legislativas de 2013, conseguir de tal manera las mayorías parlamentarias para reformar la Constitución y poder ser reelegida.
Todo indica que va por ello.
Hugo Chávez le enseñó, también, a Cristina cómo “democratizar” el camino para conseguirlo de cualquier forma.
¿Podrá?
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