miércoles, 27 de marzo de 2013

HIPOCRESÍA

CFK y la hipocresía sobre la dictadura Por: Christian Sanz Fuente: Mdz on line (Mendoza) El discurso de la Presidenta contrasta con su propio pasado. El discurso de Cristina Kirchner está plagado de citas vinculadas a la última dictadura militar. Luego de escucharla, pareciera que los problemas que hoy vive la Argentina surgieron inevitablemente de lo sucedido durante los años 70. De la misma manera, la Presidenta gusta descalificar a sus enemigos vinculándolos al violento gobierno de facto que vivió el país en esos oscuros días. Nadie puede negar que puntuales cuestiones, como la desorbitante deuda externa o el terrorismo de Estado, han surgido y recrudecido durante la última dictadura. Sin embargo, no todos los problemas que hoy acucian a la Argentina tienen que ver con lo vivido entonces. ¿Qué gravitación podría tener lo acaecido hace más de 30 años con cuestiones como la inflación, la inseguridad o la corrupción, tópicos que hoy le quitan el sueño a gran parte de la ciudadanía? Es bien cierto que el kirchnerismo ha logrado recomponer la memoria al llevar a los represores ante los estrados judiciales, nadie deja de dar mérito a ello. No obstante, eso no justifica todo lo demás: la corrupción y el descalabro que vive la Argentina en estas horas. Siquiera alcanza con la sobreactuación de Cristina Kirchner en torno a su compromiso con los derechos humanos. ¿Acaso no fue ella junto a su marido quienes hicieron fortuna gracias a la nefasta Circular 1.050 que refrendó José Alfredo Martínez de Hoz? La Presidenta olvida que, mientras muchos morían por sus ideas, ella y su marido amasaban gran cantidad de dinero en Santa Cruz merced a la más repudiable usura. El fallecido Daniel Gatti lo cuenta mejor que nadie en la biografía de los Kirchner que escribió hace poco más de diez años, El amo del feudo: “Los descalabros provocados por la Circular 1.050, de José Alfredo Martínez de Hoz, fueron aprovechados por Lupín (Néstor Kirchner) para engrosar su patrimonio inmobiliario, aprovechando su posición en Finsud, lo que le permitía comprar las deudas hipotecarias o hacer las ofertas en los remates”. Y continúa: “Esto fue así al extremo que su estudio se asemejaba más a una inmobiliaria, hacia finales de la dictadura, que al prestigioso estudio del que se ufanaría 20 años después, ante los medios nacionales que le preguntaban, asombrados, por la gran cantidad de viviendas que aparecieron en la declaración de bienes de su esposa (Cristina), presentada ante el Senado”. ¿De qué pasado militante se ufana la mandataria en sus discursos? ¿Cómo explicar hoy lo que no se hizo en su momento? Es muy fácil despotricar en estos días contra la última dictadura militar, cuando los represores de entonces ya no tienen poder ni fuerza alguna. Lo valiente hubiera sido hacerlo cuando Videla, Massera y Agosti manejaban con injustificable violencia los destinos del país. Avanzar en discursos contra los militares mientras la corrupción persiste en el gabinete oficial, es de una hipocresía pocas veces vista. Solo comparable al silencio que Cristina mantiene en torno a los desaparecidos fondos de Santa Cruz. Es como cuando la jefa de Estado habla de pobreza y omite mencionar que su patrimonio creció 3.540% en apenas 9 años. ¿Cómo lo logró? Aún hoy nadie lo puede explicar. Cristina reescribe su pasado, una y otra vez, pero los registros de lo sucedido persisten en mantenerse en pie. Como se dijo, es encomiable la labor que se ha hecho en torno a los derechos humanos, pero ello no justifica todo lo demás. La sociedad necesita claras respuestas a sus problemas cotidianos. Se trata de explicaciones que, mal que le pese al oficialismo, no se encuentra en manos de ningún represor de turno.

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