sábado, 28 de abril de 2012

LOS INMORALES

La “estatización” de YPF no responde a una ideología sino a una inmoralidad Por Nicolás Márquez Mas allá de que como principio general, desde estas líneas estamos de acuerdo con que siempre es mejor que las empresas (incluso las petroleras) estén en manos privadas antes que estatales, flexibilicemos un poco nuestra postura y supongamos por un rato que es indistinto que dicha explotación fuera privada o pública y que lo único importante es que el petróleo sea explotado y administrado por funcionarios probos y honestos. Si esta última fuese la variable a tener en cuenta, cabe preguntarse: ¿los burócratas del kirchnerismo están a la altura de las circunstancias? Para responder este interrogante cabría hacernos otros interrogantes apelando a algunas ejemplificaciones: ¿cómo administra “La Cámpora” Aerolíneas Argentinas tras su estatización?; ¿cómo fueron administrados los fondos estatales que el Estado depositó en manos de Sergio Shocklender para construir “viviendas populares”?; ¿son los amigotes y compañeros de viaje del valijero Antonini Wilson los mas prestigiosos funcionarios como para presidir YPF?; yendo un poco más atrás: ¿con qué nivel de transparencia administró Néstor Kirchner las jugosas regalías petroleras (popularmente conocidas como “Fondos de Santa Cruz” que él recibió en los años 90`?. Si Repsol fue un demonio el kirchnerismo fue su cómplice Hagamos de cuenta que el kirchnerismo tiene razón y conforme su repentino y reciente discurso REPSOL no es una empresa de alto prestigio y trayectoria sino una banda de saqueadores y ventajeros. Si esto es último fuera cierto: ¿por qué razón Néstor y Cristina aplaudieron, elogiaron y avalaron todos y cada uno de los balances que la hoy demonizada empresa española presentó año tras año sin reproche ni objeción alguna?. ¿Expropiación o confiscación? Pero ante este ostensible atropello al derecho de propiedad no estamos hablando ni de confiscación ni de expropiación, no sólo porque jurídicamente no se están reuniendo con ninguno de los requisitos necesarios para encuadrar la maniobra oficialista en alguna de estas figuras, sino porque el Estado kirchnerista ha manifestado, embozada o desembozadamente, la intención de no pagar un centavo a Repsol tras usurparles manu militari los bienes de su empresa, con lo cual, no exageramos si hablamos de que lejos del soberano ejercicio de un derecho constitucional, este espectáculo que estamos viendo no habría sido otra cosa mas que un robo, institucionalizado por el poder fáctico y justificado por las típicas arengas patrioteras obrantes en las aldeas del tercer mundo. ¿Cómo afecta la estatización a la Argentina en cuanto a imagen internacional?. Bastante poco: ¿qué le hace una mancha mas al tigre? En efecto, dado que la imagen de Argentina en el mundo (tanto en calidad institucional, transparencia y seguridad jurídica) es pésima, desde hace años solamente muy pocas y solitarias inversiones osan venir al país. Luego, el atraco a REPSOL no hace mas que consolidar la fuga de capitales que la Argentina viene padeciendo en el nuevo milenio. Con lenguaje criollo Cuando en 1991 por fin se comprobó que el petróleo en manos del Estado era ineficiente, improductivo y antieconómico, el Presidente peronista Carlos Menem, secundado por los entusiastas gobernadores de las Provincias petroleras (con Néstor Kirchner a la cabeza), decidieron privatizar YPF. Con las regalías obtenidas con motivo y ocasión de esas privatizaciones, surgieron los ya citados “Fondos de Santa Cruz”, que como se sabe “desaparecieron” como por arte de magia. Veinte años después, el peronismo, ahora gobernado por el kirchnerismo, estatizará el petróleo pero con el aval del Senador Carlos Menem. En otros países del mundo, cuando un grupo de cabecillas protagoniza estos indecorosos vaivenes, se considera que estos “carecen de principios ideológicos y morales”. Pero en la Argentina, para economizar términos a quienes participan de estas irreconciliables oscilaciones discursivas e ideológicas se los denomina “peronistas”

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