lunes, 6 de julio de 2009
¿QUÉ HACER ?
- ¿Qué hacer?
Por Malú Kikuchi
www.notiar.com.ar
Finalmente llegaron y pasaron las elecciones legislativas. El gobierno nacional, perdió. Alguien debería decírselo a la Presidente.
Con la pérdida de las elecciones (no importa qué extrañas cuentas aritméticas haga la Presidente al respecto, y aún cuando haya ganado por el 60% en el Calafate, el gobierno, perdió), se suceden hechos políticos memorables, imposibles de imaginar hasta la semana pasada.
Pierden las elecciones y renuncia Graciela Ocaña, ministro de salud. Venía de una sórdida lucha contra Hugo Moyano por el manejo de los dineros de las obras sociales sindicales. Venía de una total falta de manejo en el tema del dengue y nadie la escuchó con la gripe A.
Casi en soledad, renuncia Néstor Kirchner, el gran perdedor del 28/6/09, a la presidencia del PJ, presidencia que había asumido por asalto y con la venia de los obsecuentes de siempre. Renunció antes de que lo renunciaran. Deja en la presidencia del partido a Daniel Scioli, el “testimonial”.
Piadosamente, la conferencia de prensa (la 2ª en 18 meses) de la Presidente el lunes 29/6/09, explicando lo inexplicable y negando la realidad, no amerita comentarios.
Le sigue la renuncia de Ricardo Jaime, secretario de transporte de la nación. Tenía, hasta la renuncia, 25 denuncias por corrupción. La última es por el avión jet Lear A 31, adquirido en Miami el 24/12/08 por una SA costarricense de la que se pierde la pista. Avión que Jaime usó como propio, hasta que se inició una investigación al respecto.
Mientras, algunos políticos profesionales, ya barajan presidenciables entre los ganadores del 28/6. ¿Cobos? ¿Reutemann o Macri? ¡Socorro!
La crisis económica del país es más que seria y se le suma la crisis internacional. La pandemia de la gripe A empieza a ser reconocida como tal. Los chicos no van al colegio. El comercio decae, el campo sigue sin soluciones, las importaciones y las exportaciones forman parte de un proceso kafkiano liderado por Moreno, ¡y los partidos discuten nombres para el 2011!
El pueblo supo votar. Rechazó lo que no le convenía, repartió el poder, equilibró fuerzas. Ahora le toca a los partidos asumirse como tales y organizarse con internas transparentes y creíbles, elaborar planes y presentárselos a la sociedad para que esta los evalúe.
Basta de dedos monárquicos que señalan delfines herederos. Internas. El PJ debe normalizarse, convertirse en un partido previsible con una visión de país que les permita saber a los argentinos si votan las ideas de Menem o las de Kirchner. El PJ ordenado, presupone una Argentina ordenada.
El radicalismo, que ha resucitado con la muerte de Alfonsín y de la mano del arduo trabajo de Gerardo Morales, con ayuda de Lilita Carrió, también debe decidir en internas qué modelo va a elegir. A la UCR no le asustan las internas, de hecho, las practican cada vez que se da la ocasión.
Dos grandes fuerzas, aliadas a otras fuerzas políticas, desde el centro derecha hasta el centro izquierda. Partidos políticos definidos, con planes definidos, fáciles de identificar para la ciudadanía. El sueño posible de un país distinto.
Mientras, los ganadores del 28, aún en partidos distintos, deben aunarse para terminar desde el congreso con las aberraciones anticonstitucionales que imperan hoy en el país. Poderes extraordinarios, exceso de incontrolables decretos de necesidad y urgencia, uso indebido de los fondos de la ANSES …, todo eso debe desaparecer.
El poder judicial debe recuperar su independencia y el Consejo de la Magistratura debe ser un organismo justo y equitativo, no un instrumento político del ejecutivo para presionar jueces. Y debe terminar con la impunidad.
¿Basta con todo lo anterior para volver a la senda del crecimiento? No. Ojalá se pueda concretar, es mucho, pero es sólo el principio. Es imprescindible, pero insuficiente. No alcanza. “¿Qué hacer?” se preguntaba Lenin en 1902. Exactamente lo contrario de lo que hizo Lenin.
Argentina padece una pobreza estructural. Desde 1970 en adelante, con algunas excepciones, Argentina se empobrece. Es decir, hay más argentinos pobres. Según estadísticas privadas, (con un INDEK mentiroso ninguna es demasiado creíble), hoy hay 14 millones de pobres en el país.
Analizando la pobreza estructural, se descubre que esa pobreza es funcional. “Eficazmente adecuada a sus fines” es la definición de funcional del diccionario. Funcional a los fines de los políticos de turno.
Mientras los políticos, los que se valen de los pobres y los bien intencionados, crean que distribuir la riqueza consiste en repartir la plata que se les saca a los pocos que todavía producen en el país, Argentina no tiene arreglo.
Hasta que todos los argentinos entiendan que distribuir la riqueza, -que debe hacerse, es imperioso hacerlo-, consiste en mejorar la infraestructura del país, Argentina no tiene arreglo.
Distribuir la riqueza consiste en mejor educación, mejor salud, obras viales, transporte adecuado, infraestructura básica para prevenir y minimizar en lo posible desastres naturales. Distribuir riqueza es dar las mismas oportunidades a todos los habitantes. Regalar plata sin contraprestación, no sólo no soluciona nada, sino que agrava el problema.
Esa es la base sobre la que se sustenta el clientelismo electoral. No sirve. Es el caldo de cultivo de la pobreza funcional. El pobre no tiene expectativas, depende de una limosna que comparte con el puntero que se la consigue, este depende del intendente y el intendente del gobierno provincial y este del nacional.
Una cadena de “favores” revestidos de “equidad”, cuyo último eslabón, el pobre, no tiene ninguna posibilidad de salir de sus condición de tal. Esta pobreza funcional al político, condena a perpetuidad al pobre. El pobre, ante la pobreza funcional y estructural, no tiene libertad para mejorar su situación. Está condenado a ser pobre.
Y volvemos a Lenín. Cuando se le preguntó por la libertad contestó: “libertad, si, ¿pero para quien, para qué?
Queremos creer que en Argentina no se pregunta “¿libertad para quien, libertad para qué?” Queremos creer que en Argentina se quiere libertad para todos sus habitantes, para que estos la ejerzan con la responsabilidad que les compete a los seres libres.
*“¿Qué hacer?” Vladimir Lenin, 1902.
maluki@fibertel.com.ar
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