LA DESPISTADORA

Kirchner reaviva el conflicto de las Malvinas para tapar la crisis interna

La presidenta anima sentimientos nacionalistas para desviar la atención de los problemas económicosLos vecinos de Argentina no se muestran de acuerdo con el bloqueo que intenta imponer a las islas

CARMEN DE CARLOS / CORRESPONSAL EN BUENOS AIRES
Día 03/04/2012

REUTERS
Fernández de Kirchner lanza flores en la bahía de Ushuaia en homenaje a los caídos en la guerra de las Malvinas
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La presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, viajaba ayer en el mismo vehículo con la gobernadora de Tierra del Fuego, Fabiana Ríos. En la conversación, según confesión de parte, se volvió a reivindicar los derechos de Argentina sobre las islas del Atlántico Sur. También hubo irritación por la acusación al Gobierno de hacer un uso político de la guerra de la que ayer se cumplieron treinta años y que Argentina perdió.
«Es una vulgaridad confundir lo urgente con lo importante, un insulto a la inteligencia del pueblo argentino». Ríos, exopositora reconvertida en oficialista, se quejaba de los argumentos que sostienen que se utiliza a las Malvinas, «para tapar la situación económica» y financiera. De la política no dijo nada, pero los ojos de los periodistas presentes se posaron en el vicepresidente Amado Boudou, en la mira de la Justicia en un caso de corrupción y tráfico de influencias para imprimir papel moneda.
La tensión entre el Reino Unido y Argentina ha ido en aumento. Simultáneamente, al menos en este lado del Atlántico, temas y problemas de gran importancia pasan a un segundo plano en cuanto la causa Malvinas se ponía sobre la mesa. Carlos Pagni, columnista del periódico «La Nación», apuntaba: «Si lo que pretende Cristina Kirchner es promover sentimientos nacionalistas para conseguir consenso en medio de sinsabores económicos, es probable que las banderas de Malvinas y el petróleo estatizado se refuercen unas a otro, permitiéndole, por un rato, alcanzar el objetivo».
Las últimas semanas y esta que viene promete ser más de lo mismo: diferentes Gobiernos provinciales, a instancias del central, comenzaron el goteo de retiradas de concesiones a Ypf Repsol. La crisis energética es una de las asignaturas pendientes del kirchnerismo. Ypf Repsol se ha convertido en el chivo expiatorio porque, como las Malvinas, en el imaginario colectivo local su privatización se vive como el robo de la última joya de la abuela.
Cuarenta países, a través de la OMC, se quejaron del incumplimiento de los acuerdos comerciales con Argentina. Desde hace meses encuentran que sus productos quedan bloqueados en la aduana. La situación ha llegado a extremos grotescos. Más de un millón de libros almacenados y hasta refuerzos vitamínicos para enfermos oncológicos se pudrían en los contenedores. El secretario de Comercio, Guillermo Moreno, no tuvo más remedio que dar marcha atrás y comenzar a liberar una mercancía tratada como botín de piratas. «La avidez por el dólar y la obsesión por frenar la salida de divisas está mostrando el rostro más desesperado del Gobierno. Quiere recuperar el superávit perdido a cualquier precio», confía un funcionario.
Kirchner acostumbra a presumir de los nuevos tiempos de unidad regional. Lo hizo también ayer durante los actos de homenaje a las Malvinas, pero la realidad es otra. Mercosur es casi una ilusión. Paraguay no se cansa de protestar y hasta Uruguay ha dicho algo parecido a «basta» con el bloqueo que Kirchner intenta imponer a las Falklands a través de sus vecinos. Un ministro uruguayo llegó a compararlo con el bloqueo a Cuba. Kirchner no se equivocó ayer cuando acusó a la dictadura de invadir las islas para «perpetuarse en el poder». El régimen estaba en las últimas y económicamente ahogado, pero logró que durante los 74 días que duró la guerra no se hablara de ello. A la presidenta le vendría bien un silencio parecido, pero, como reconoció la gobernadora de Tierra del Fuego, hay gente que se empeña en «insultar la inteligencia» y advertir que se usa las Malvinas «para tapar la situación económica».