viernes, 17 de febrero de 2012
CRISPASIÓN
CRISTINA NIEGA TODA REALIDAD QUE SU MENTE NO CONCIBE
por Carlos Berro Madero
carlosberro24@gmail.com
"La primera cosa a decir sobre la existencia es muy simple: ella ES. Este axioma no nos dice nada acerca de la naturaleza de lo existente, solamente destaca el hecho de que EXISTE"
- Ayn Rand
La Presidente ha comenzado a traspasar los límites de lo tolerable cuando niega o pone en duda los hechos de la realidad, es decir, como señala Rand, SU EXISTENCIA.
Vive dentro de una simplificación y un falseamiento extraños, ante el que resulta imposible no dejar de maravillarse por el prodigio de "luminosidad" (¿) que denota de su parte.
Además, le ha dado últimamente por tratar de "pintar" fácil y simple todo lo que rodea su mundo "raro" y se sorprende de que seamos tan avaros o traviesos, como para poner a su gobierno frente a problemas que no existen.
Su verba parece levantarse sobre el fundamento de nuestra ignorancia, armada por una fuerte voluntad de despejar nuestra incertidumbre de cualquier modo: no hay inflación, no hay sequía, no hay corrupción, ni hay "distorsiones" que indiquen que se le está abriendo frente a los pies una enorme grieta producida por sus desaciertos.
Lucha contra el peligro de la "difamación" (¡) y se presenta como la dueña absoluta de la razón negando los argumentos que se esgrimen para rebatirla, porque provienen de quienes solo deseamos inspirar temor por "lo que viene".
Hace gala de lo que cree una inteligencia suprema y los demás deberíamos inclinar nuestra testa con humildad.
Las cosas se han hecho bien, y ya está. Las realidades que palpamos casi "tocándolas" con nuestras manos, son visiones propias de rencorosos y envenenadores que buscan martirizarla a ELLA, una mente infalible que sabe encontrar en medio de cualquier espeso pastizal una hormiga.
Que parezca una hormiga, o quizá no lo sea, porque hasta a la pobre hormiga le corresponden las generales de la ley cristinista. Esa que dice que solo existe lo que ella reconoce como existente.
Más lamentable aún es el cenáculo de ideólogos trasnochados que la rodean y "le dan letra", pasándole por debajo de la puerta datos y estadísticas que nada tienen que ver con lo que sucede, con lo que contribuyen a maximizar sus "desviaciones".
No se trata de desconocer lo que el gobierno pueda haber hecho bien. Se trata de todo lo que el kirchnerismo ha presentado como existente "sin existencia", y lo que ha decretado que "no existe" a pesar de que está a la vista, tiene forma y puede ser comprobado por un mero acto de "conciencia".
Como sostiene Ayn Rand: "la facultad de PERCIBIR que la existencia existe y el acto de poder confirmar esta declaración, implica un axioma como corolario: si algo existe, uno tiene la FACULTAD NATURAL de percibirlo".
Existe, sobre todo, un mundo objetivo independiente del observador, y nuestros propios cuerpos son un aspecto de dicho mundo. En su estado esencial, nos provee información sobre la materia sólida y la energía que abarca el universo.
¿En qué meandros se ha perdido Cristina, cultivadora de un perfil "intelectual" de la política, que no puede distinguir estos principios filosóficos elementales?
¿O se tratará de simples "rabietas" al ver su imposibilidad de modelar las cosas a su arbitrio y paladar?
Si siguiéramos adelante con estas reflexiones, podríamos agregar también siguiendo a Rand, que si algo existe y es percibido, quiere decir que tiene "identidad".
Es eso lo que le señalamos al gobierno kirchnerista desde hace un tiempo quienes estamos seguros que nuestra percepción no nos engaña: vamos mal señora Presidente; y estaremos peor si Ud. insiste en desconocer esa IDENTIDAD que se hace carne en las necesidades de una gran mayoría de ciudadanos que quizá no comprenda los avatares de la filosofía, pero que sí saben -por dar un solo ejemplo-, que un aumento del 30% marcado "visiblemente" en el precio de los alimentos, casi de un día para otro, constituye dicha identidad.
Nos animamos a decirle al gobierno que tiene una sola salida si quiere seguir adelante sin tropiezos hasta el fin de su mandato: decir la verdad, abandonar los eufemismos como la "sintonía fina" -que nadie entiende bien en qué consiste-, y afrontar las consecuencias de sus errores, dejando a un lado la peregrina idea de que todo puede cambiar si se miente reiteradamente.
De lo contrario, va a llegar el momento en que mucha gente perderá el miedo a rebelarse y hará "tronar el escarmiento", como le decía a sus adversarios el General Perón.
Solo hace falta recordar que "el tiempo, en esencia, NO VUELVE NI TROPIEZA" (Góngora).
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