domingo, 26 de febrero de 2012

EL CUENTO DE LA BITCH

EL RELATO DEL KIRCHNERISMO NO ES UN RELATO, ES UN CUENTO. Muchos analistas políticos e informadores, pese a su oposición fuertemente crítica al oficialismo y particularmente a la gestión de la presidente, destacan el talento, la inteligencia, preparación y capacidad de Cristina Kirchner. No creo que lo hagan convencidos de lo que afirman, seguramente no. Lo hacen para no aparecer exageradamente duros con la presidente, o para morigerar o endulzar sus fuertes críticas. No estoy en absoluto de acuerdo con esos calificativos de las supuestas virtudes de Cristina y además, me parece incorrecto que se le atribuyan dones o cualidades que la presidente claramente no tiene. Muy por el contrario, pienso que su capacidad intelectual deja mucho que desear y está francamente debajo de lo normal. No solo su inteligencia, sino también su sentido común. Recordemos que una de las muchas definiciones expresa que es la facultad que posee la generalidad de las personas, para actuar y juzgar razonablemente las cosas. En la presidente el sentido común está casi completamente ausente. Y cuando no hay sentido común es difícil, casi imposible, que haya sensatez y coherencia en los pensamientos y en los actos. Tampoco tiene una formación y preparación adecuada ya que todo indica que no es abogada, ya que no terminó sus estudios universitarios. En realidad ni se sabe si rindió solamente unas pocas materias de la carrera o si terminó alguno de los ciclos de la misma. Lo que si tenemos que reconocer, en honor de la verdad que tiene una gran experiencia y una facilidad de palabra notable. En cuanto a la experiencia se nota que no ha sido bien aprovechada. Hay temas que siendo senadora defendía de una manera y siendo presidente los encara 180º al revés, siempre con argumentos muy endebles y opinables. Con respecto al don de la palabra, si bien puede hablar largo rato sin ayuda memoria, sus discursos caen en la vulgaridad y en un tono coloquial no acorde con lo que debe ser un discurso presidencial dirigido a todo el país. Además en su irresistible impulso a hablar, expresa ideas incomprensibles o totalmente alejadas de la realidad. Genera tanto rechazo, que es muy común encontrar personas que dicen que no pueden escucharla y automáticamente cambian de canal o apagan la transmisión. Si a ello le agregamos los conocidos trastornos psíquicos, bipolaridad, depresión, esquizofrenia y megalomanía y su exagerado egocentrismo y narcisismo, estaremos claramente en presencia de una conducta, cuando menos extraña, que como uno de los muchos resultados negativos, deja una deformada percepción de la realidad. Pero además a toda esta ya larga lista de deficiencias personales habría que agregarle a la presidente, su desmedida soberbia que conduce automáticamente al autismo, como dueña exclusive de la “verdad”. Este perverso coctel de calamidades explica porque el país anda como anda. Cualquier libro sobre liderazgo o de conducción empresaria menciona que para ser un líder exitoso no es necesario ser un especialista o experto en todas las áreas. Lo más importante es tener la suficiente inteligencia o la habilidad de rodearse de asesores y consejeros, que si sean especialistas reconocidos y prestigiosos en sus diversos campos de gestión. Y que además sostengan firme y honradamente sus propios puntos de vista profesionales. En el caso de la presidente, el núcleo de asesores naturales del gobierno, los ministros, jamás fueron reunidos para analizar algún tema en particular. Actualmente sus asesores son el Secretario Legal y Técnico de la presidencia, Carlos Zanini, un ignoto y oscuro abogado de extracción maoísta, fuente de la ideología de Cristina probablemente el López Rega de ella, su hijo Máximo Kirchner, un mediocre joven sin formación o preparación alguna y sin ambición política o de protagonismo, el impresentable secretario de Comercio Guillermo Moreno, Axel Kicillof un joven brillante, pero sin experiencia política, proveniente de la agrupación kirchnerista “La Cámpora”. No nos olvidemos de Rudy Ulloa Igor, ex chofer de Néstor Kirchner, ahora convertido en un exitoso y próspero empresario. Este impresentable elenco, esa mesa chica “de probada capacidad intelectual”, son los que buscan soluciones a los graves problemas del país, asesorando a la presidente. Cristina desconfía prácticamente de todos y mediante esa desconfianza se va aislando del mundo exterior, del mundo real. Cada vez más, su febril mente, aislada del mundo exterior, salvo en sus discursos ante su propia claque de laca¬yos, cor¬te¬sa¬nos y bufo¬nes, que aplau¬den, y se delei¬tan con su trillado mono¬logo y con el asesoramiento y consejo de su mesa chica y eventualmente algún otro, va tejiendo su realidad en un mundo totalmente ficticio. Casi una autista perfecta, que ya no presta atención a sus importantes obligaciones y deberes gubernamentales. Un simple ejemplo reciente de su ya probada incapacidad de liderar: ¿Nadie fue capaz de decirle a la presidente que debería haber puesto la cara ante el desastre ferroviario en la estación Once de la cual ella, en última instancia es la responsable del luctuoso accidente? ¿O responde a una política gubernamental de no salir al ruedo hasta que pase la conmoción pública? Casi podríamos pensar que es así porque nunca los Kirchner dieron la cara. Siempre se escondieron en su refugio en “El Calafate” o en algún otro sitio. Y así se va tejiendo el “relato kirchnerista”. Tergiversando groseramente la historia y los valores de los argentinos. Así surgió de la profundidad de nuestra Historia, el “Dr. Belgrano” y el perverso genocida, “el Gral. Roca”, el retiro de los crucifijos de los edificios públicos, la denostación de la Iglesia y de la FF.AA. la Policía asociada a la delincuencia, y el sistemático ataque a otras instituciones y la destrucción de los valores y el sentir de los argentinos. Paso a paso va degradando, tergiversando y destruyendo. O mejor dicho lo está intentando. No lo va a lograr. De eso estoy seguro. Pero mientras tanto su perversa gestión gubernamental va generando cortocircuitos, roces, desgastes, peleas, enconos y el consecuente sufrimiento del pueblo y el sistemático retroceso del país. El pueblo argentino, “el país de buena gente” se va dando cuenta que el relato kirchnerista es en realidad un mal cuento infantil. 24-Feb-12 Dr. ALFREDO RAÚL WEINSTABL alfredo@weinstabl.com.ar

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