sábado, 29 de agosto de 2009

COLOMBIA FAVORECIDA




por Walter Schmidt / DyN


Las discrepancias entre los líderes sudamericanos, sumadas a los problemas de funcionamiento en el bloque Unasur, permitieron que Colombia lograra el aval regional a su acuerdo con los Estados Unidos.

Desde el inicio de la cumbre, Alvaro Uribe citó que el artículo 3 de ese texto aclara que las tropas norteamericanas no pueden ser utilizadas para la intervención en otros estados.

La declaración, firmada a las apuradas por los presidentes del Cono Sur, consiguió reafirmar que la presencia de fuerzas militares extranjeras no puede, con sus medios y recursos vinculados a objetivos propios, amenazar la soberanía e integridad de cualquier nación sudamericana y, en consecuencia, la paz y la seguridad.

Más: Uribe obtuvo el compromiso de Unasur para elaborar una estrategia sudamericana de lucha contra el narcotráfico. En ese contexto, el Brasil y la Argentina consiguieron sacar a Washington de la declaración, y dirigir la discusión hacia cualquier fuerza extrarregional que tuviera presencia en algún país sudamericano. Lula y Cristina Fernández no querían incomodar a Barack Obama.

La partición del bloque en tres impidió consensos más enfáticos:

* Colombia, con Uribe, se mantuvo firme "contra todos".

* Hugo Chávez (Venezuela), Rafael Correa (Ecuador) y Evo Morales (Bolivia) constituyeron el eje antiestadounidense.

* Tabaré Vázquez (Uruguay), Michelle Bachelet (Chile), Alan García (Perú) y Fernando Lugo (Paraguay) marcaron el sector moderado de la discusión.

Un párrafo aparte merece la organización. Como ninguno de los jefes de Estado tenía una copia del pacto Colombia-EE.UU, abordaron, en principio, el tema casi a ciegas.

Al no haber reunión previa de cancilleres, no hubo preacuerdo. Así las cosas, Cristina y Correa debieron ajustar el texto de la declaración sobre la marcha, generándose el justo enojo de Lula cuando aseguró que la reunión "debió haber terminado antes".

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