miércoles, 24 de agosto de 2011

MANCHAS Y SOSPECHAS


Las sospechas de irregularidades, una mancha para Alejandro Tulio

No está en duda el triunfo de Cristina Fernández pero sí el interrogante sobre la acumulación de irregularidades que obliga a exigir un cambio ya del sistema electoral, tal como lo demanda la Cámara Nacional Electoral desde hace tiempo.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). A los funcionarios peronistas no les quita el sueño una denuncia de irregularidad en el comicio. Florencio Randazzo, ministro del Interior, sabe que, en la jerga peronista, hasta merecería un elogio, de confirmarse que ocurrió 'algo'.

Pero el director nacional Electoral, Alejandro Tullio, es de extracción radical. Hoy radical K, pero de cultural radical, y para él es más complicado porque el origen de la Unión Cívica Radical tiene que ver con el reclamo del sufragio universal, secreto y obligatorio, es decir un sistema que transparentara los comicios nauseabundos del siglo 19 y comienzos del 20.

Pero hay algo más complicado todavía para Alejandro Tullio: su amistad con el camarista nacional electoral Rodolfo Munné, a quien el director nacional Electoral aprecia. Munné le reclama, al igual que los otros camaristas, una modificación inmediata del régimen electoral. Y no se lo pide desde ahora sino desde hace años. La situación ya es incómoda, más allá del aprecio que se dispensan el veterano camarista y el relativamente joven abogado funcionario del Ministerio del Interior.

Urgente24 ha publicado algunas denuncias muy verificables de irregularidades electorales el domingo 14/08, que no deberían volver a ocurrir el domingo 23/10. Fueron denuncias de medios de comunicación de Pergamino y La Plata, en provincia de Buenos Aires, y de San Salvador de Jujuy. Pero hay otras muchas más, aparentemente.

El juez federal electoral de La Plata, Manuel Blanco, recibe por estas horas a una delegación de diputados nacionales que le llevarán "pruebas" de las irregularidades que denuncian en los últimos días sobre el escrutinio de las primarias del 14/08.

Los legisladores nacionales, integrantes de la Comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara de Diputados de la Nación, que visitan al juez son Graciela Camaño, Federico Pinedo, Patricia Bullrich, Ricardo Gil Lavedra y Gustavo Ferrari.

Ellos reclaman que la confección de las actas de las elecciones primarias, en muchos casos fue un horror, por las diferencias en las cifras consignadas entre los fiscales de la oposición y las de los telegramas oficiales, con menos votos para la oposición.

No está en duda el triunfo de Cristina Fernández pero sí varios puntos porcentuales.

También le pondrán sobre aviso de la intención de denunciar penalmente a los presidentes de mesa, responsables de las urnas en las cuales se habrían producido anomalías en la confección de las actas de cierre.

En tanto, la Cámara Nacional Electoral -integrada por los jueces Rodolfo Munné, Santiago Corcuera y Alberto Dalla Via- precisó que "en más de una oportunidad" advirtió "sobre la necesidad de integrar el 'escrutinio provisorio' a las competencias de la justicia electoral".

Y explicó que "actualmente la Justicia no tiene ninguna intervención ni control en su preparación ni difusión (sobre este tipo de resultados), que está exclusivamente a cargo del Ministerio del Interior".

Los magistrados -con competencia electoral- expresaron que "los datos que en estos (los telegramas) se consignan sólo tienen por objeto difundir resultados provisorios, sin valor legal para la proclamación" de candidaturas.

Aseguraron también que "los resultados que se difunden en la noche de las elecciones son elaborados por el Ministerio del Interior, con base en telegramas y tienen por objeto informar a la ciudadanía en forma rápida, pero (que estos) no forman parte del escrutinio definitivo".

Así es como Alejandro Tulio queda en el eje de la polémica. Justo él, que tanto ha asegurado que garantizaba la transparencia del comicio.

Joaquín Morales Solá escribió en el diario La Nación:

"Fraude, travesuras, robos, descuidos. La novedad electoral argentina -comicios que no habrían reflejado el verdadero estado de la opinión pública- mereció tantos calificativos directos como eufemismos e insinuaciones. Unas 3000 mesas han sido impugnadas en la provincia de Buenos Aires. La jueza electoral María Servini de Cubría abrió en la Capital una urna en la que Ricardo Alfonsín, supuestamente, no tenía ningún voto, pero había 22 sufragios para el candidato radical, que nadie registró.

Un votante de la provincia de Buenos Aires le contó a La Nacion que protestó ante el presidente de mesa porque en el cuarto oscuro no estaban todas las boletas. "Vote con lo que hay o vote en blanco", le respondió el responsable de la mesa. En territorio bonaerense hubo un desmesurado 8% de voto en blanco. El macrista Federico Pinedo se quejó públicamente tras recibir muchas denuncias de que su boleta no estaba en mesas de la Capital. Fajos con boletas de Alfonsín fueron encontrados también en tachos de basura.

Es la primera vez desde 1983 que unas elecciones son tan cuestionadas en su instrumentación, aunque ya en 2007 se había denunciado un masivo faltante de boletas de Elisa Carrió, que salió segunda en las presidenciales de ese año. El reclamo de Carrió fue entonces admitido, en reserva, por dirigentes peronistas bonaerenses. La diferencia es que entonces fue sólo Carrió la denunciante; ahora lo son casi todos los partidos opositores.

Primera conclusión: la intensa polémica que está creciendo no pone en duda el arrasador triunfo de la Presidenta el 14 de agosto. Cristina Kirchner ganó, y ganó en buena ley. Abre, en cambio, una pregunta crucial sobre por qué la Argentina es casi el único país sudamericano que sigue votando con el mismo sistema que se usaba a principios del siglo pasado. El sistema ha sufrido, incluso, algunas degradaciones. Antes eran maestros los presidentes de mesa; ahora nadie sabe cómo se seleccionan. A veces son personas que por su edad no tienen experiencia ni tampoco han recibido la necesaria instrucción. La oposición sospecha que hubo muchos voluntarios identificados con el oficialismo entre los presidentes de mesa. (...)".


Y el contundente texto editorial del diario El Día, de la ciudad de La Plata (que dirige Raúl Kraiselburd, quien se conoce con Alejandro Tulio básicamente por la amistad comun de Marcelo Bassani. ¿Aprobarán Kraiselburd y Bassani las acciones de Tullio? Con seguridad compartirán la opinión de Munné, que ya no es la misma de antes):

"Las gruesas anomalías detectadas en telegramas de notificación de los resultados registrados en mesas de votación en las recientes elecciones primarias requieren ser esclarecidas, de manera de disipar las dudas sobre la transparencia del comicio que, de este modo, quedaron planteadas.

Como este diario ha venido informando, numerosos telegramas que las autoridades de mesas de votación enviaron al ministerio del Interior en la noche del domingo 14 mostraron diversas irregularidades, tales como casilleros en blanco de candidatos en un marco -determinado por la cantidad de sufragios obtenidos por otras listas de esos mismos sectores- que tornaba inverosímil que esos postulantes no hubieran tenido ni un solo voto.

Las sospechas se vieron profundizadas, en esos casos, por el hecho de que las sumas de sufragios emitidos en las distintas categorías de cargos estaban, por decirlo de alguna manera, mal hechas: en los totales de sufragios figuraban cantidades que una simple operación de suma desmentía.

Los telegramas son los documentos en los que las autoridades de mesa, con la firma de fiscales partidarios, vuelcan los votos obtenidos por cada lista en cada categoría, así como los sufragios en blanco, anulados y recurridos, y que se envían, a través del Correo Argentino, al ministerio del Interior donde los procesan para elaborar el escrutinio provisorio. Esos mismos resultados se vuelcan, además, en los certificados que se colocan en el interior de las urnas y de los que se entregan copias a los fiscales partidarios.

A partir de ese esquema y de documentos disponibles, varias fuerzas políticas afirman que los casilleros llamativamente sin votos y las sumas que no cierran que se pueden observar en los telegramas no coinciden con los datos de los certificados emitidos en esas mismas mesas, y sostienen que, por lo tanto, en algún momento se habrían adulterado los telegramas.

Como sea, anomalías de ese tipo -intencionales o no- han sido fehacientemente detectadas en telegramas de la capital federal y en particular de la provincia de Buenos Aires, y fuerzas de la oposición sostienen que se habrían registrado en una cantidad tal que, si bien de ningún modo modificó los resultados generales y las supremacías que determinaron estos comicios, alcanzaría para alterar los números que reflejan las relaciones de fuerza entre sectores y, fundamentalmente, para menoscabar la transparencia del escrutinio. Se advierte también que en la categoría de elección de candidatos municipales las irregularidades habrían puesto en juego resultados decisivos en algunos casos, esto es, la determinación de quiénes quedaron en carrera. Y como si fuera poco, el ministerio del Interior, que había publicado en internet los telegramas de todas las mesas de votación del país, en las últimas horas retiró esa información, en una medida por lo menos contraproducente en medio de la discusión planteada.

No caben dudas de que la transparencia en todo el proceso electoral y en el escrutinio -nada menos que la determinación de los resultados- en especial, es un valor inalienable e imprescindible del sistema democrático que no puede ser desestimado por ninguna circunstancia.

Por lo tanto, los reclamos planteados y las medidas pedidas, como la apertura de urnas, al menos en los casos en que estén en juego resultados decisorios, deben ser atendidos. Y en ese marco, algunos argumentos que circulan en el sentido de que los plazos electorales no permitirían revisiones no resulta atendible. Es cierto que los tiempos para efectuar el escrutinio definitivo para las elecciones del 23 de octubre son exiguos.

Pero hace ya nueve meses la Justicia Electoral con competencia en la Provincia lanzó una advertencia en ese sentido que debió llevar a tomar los recaudos necesarios y que, en cambio, fue desestimada.

El rigor de los resultados de la elección primaria, en suma, ha quedado envuelto en sospechas y la restauración de la confianza en la limpieza de los procesos electorales en el país es, indudablemente, una acción impostergable.

1 comentario:

Horacio Márquez dijo...

Realmente la oposición merece un fraude mayusculo, por su falta de fiscalización y preocupación en el control de una elección. Lo mismo pasó con Menem, iba perdiendo y luego de tres horas de silencio y manipulación de los computos en la sala secreta de Correo Central, salió con porcentages increibles. OPOSICIÓN: USTEDES PERMITEN EL FRAUDE.