lunes, 22 de agosto de 2011

OSCURIDAD


Se cierne la oscuridad institucional sobre la República Argentina



Por Humberto Bonanata

A partir de que hace una semana comenzaron a transmitirse los primeros resultados que marcaban una diferencia abrumadora de la actual primer mandataria y dejaba a los dos supuestos líderes opositores unidos en la derrota, en el espanto numérico y alejados de la voluntad de la mitad de los argentinos, la alegría del 50% que la votó y el estupor e impotencia del resto que no lo hicimos, marcó un quiebre socio-cultural de nuestro pueblo todo, del que resultará harto difícil superar a lo largo de los próximos cuatro años.





El “tan mal no estamos; para qué vamos a cambiar” superó ampliamente la voluntad republicana y el fortalecimiento institucional que el lote derrotado pregonaba.

Esa atomizada mitad de la voluntad popular no salía de su asombro frente al logro histórico de unidad que había logrado, hace sólo dos años, al vencer a Néstor Kirchner, amalgamar casi el 70% de voluntades con similares principios y trabajar en conjunto, lamentablemente sólo en el Congreso Nacional, con amplias posibilidades que en 2011 esa unidad republicana se consolidaría en el triunfo.

Claro que las miserias humanas destrozaron al Acuerdo Cívico y Social y al Peronismo Federal. Ambas conjunciones electorales demostraron sólo eso, que fueron un rejunte humano para “la foto” pero que los egoísmos seguían prevaleciendo en sus instintos.

Las vanidades personales, otra vez en la Argentina, derrocaban los principios alberdianos y caían en el mismo error infalible de creerse intérpretes de la sociología de un pueblo que otra vez más creyó votar en defensa propia, como lo habrán creído los alemanes que eligieron “su führer” en 1933.

Tanta verdad es que los pueblos tienen los gobiernos que se merecen como que a aquellos que masivamente se parecen.

Pasados siete días de la expresión popular no podemos resumirla al “voto plasma”.

Porque millones de quienes la votaron no tienen agua potable, cloacas ni gas natural. Pero igualmente lo hicieron. Al igual que la tribu quom en Formosa que, luego de ser expulsada por “la cámpora” de su acampe en la Plaza de los dos Congresos, volvió a su provincia y la eligió con el 70% de los votos.

Al igual que los millones de compatriotas que fueron violados en su seguridad decidieron en el Gran Buenos Aires que exigir seguridad era fascista y temieron cambiar.

Al igual que los jujeños, pueblo ocupado en su territorio por un ejército subversivo de ocupación fomentado por el kirchnerismo y ahora inmanejable políticamente (sólo económicamente) conducido por Milagros Sala, convalidó a la actual presidente con el 78% de sus voluntades.

Por ello el presidente del Comité Nacional de la Unión Cívica Radical, Ernesto Sanz, advirtió el jueves en conferencia de prensa, sobre el grave peligro institucional que se cierne sobre la República si el 23 de octubre el kirchnerismo, ahora cristinismo, logra la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados de la Nación.

Porque de ahí al chavismo cancerígeno hay un solo paso. De ahí a la conculcación de las libertades cívicas opositoras solo restan pocos centímetros.

Sólo recibió el apoyo del PRO y del Peronismo Federal. Binner, el candidato oficial al segundo puesto en octubre para enterrar al viejo radicalismo y al viejo peronismo y la autoextinguida Coalición Cívica se manifestaron en contrario.

Somos parte de esta oscura Argentina y debemos hacernos cargo de la sub-argentina que no la votó.

Aunque lo peor de esta historia reciente de los argentinos no se escribió, no es la mitad que por cobardía, comodidad o tilinguería votó por el “no cambio”. Lo peor es que desde el 10 de diciembre todos padeceremos los ajustes de una economía “de burbuja” que deberá comenzar a blanquear los corsets que impusieron por el viento de cola internacional.

La crisis económica mundial obligará a la Argentina a blanquear sus mentiras de la “diosa soja” (Vicente Massot dixit) y a justificar por qué un plasma puede adquirirse en 50 cuotas sin interés mientras que las cuotas trimestrales de una compra de alimentos en una cadena de supermercados de origen francés deben oblarse con un 9% de interés ( 3% mensual o 36% anual).

Por ello, deseo culminar este editorial con un mail recibido en cadena –sin conocer a su autor- que ilustra más que un mensaje, un metamensaje; a saber,

A PARTIR DEL DOMINGO PASADO:

No quiero escuchar quejarse a las amas de casa por la inflación...

No quiero escuchar quejarse a la gente del campo…

No quiero escuchar a los jubilados diciendo que no les alcanza para vivir…

No quiero escuchar a nadie hablar de inseguridad y delincuencia…

No quiero escuchar decir que la Argentina es el país de mayor corrupción…

No quiero escuchar a ninguna madre llorar x su hijo muerto por un par de zapatillas…

No quiero escuchar a nadie quejarse por los piquetes…

No quiero escuchar a nadie quejarse porque tomaron los parques o plazas de sus barrios, o sus propios terrenos desocupados…

No quiero escuchar a nadie quejarse porque se apaña a criminales…

No quiero escuchar a nadie quejarse porque se subsidian empresas privadas…

A partir del domingo pasado no quiero escuchar que los argentinos somos víctimas de la crítica extranjera. No quiero escuchar decir que nos tratan injustamente de vagos, corruptos, deshonestos, malandras…

EN ARGENTINA LA GENTE ELIGIÓ ESTE MODELO DE PAÍS Y DE VIDA.

(No podemos sorprendernos de las decisiones populares. Aquellos que echaron palmas a los pies de Jesús a la entrada de Jerusalén...terminaron eligiendo a Barrabas!!! Si queremos comprender el presente...encontraremos sus antecedentes en la Biblia)

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