miércoles, 1 de febrero de 2012
SÓLO EN CINES
Próximamente sólo en cines
enero 31, 2012
By Carlos Belgrano
Amigos:
Hace algunos días, me encontraba accidentalmente en el aeropuerto de Charleston, en Carolina del Sur, en espera de una conexión a Mobile en Alabama.
Inesperadamente, un amigo que me acompañaba tuvo la gentileza de presentarme a uno suyo, que resultó ser el productor ejecutivo de Michael Moore, un acreditado y gallardo cineasta norteamericano; ácido crítico de todo lo sórdido que rodeó el desdichado y sangriento asunto de las Twin Towers de Nueva York, el 11 de septiembre de 2001.
Me sentí muy complacido de participar en esa tertulia, en la que tuve noticias de lo espeluznante del montaje de los popes de Wall Street y la administración Bush, en ese autoatentado tan monstruoso, montado específicamente para que no implosionaran los papeles de las acerías de Pensylvania, lideradas por la Enron.
Sin embargo, no fueron los desconocidos aspectos de tan canallesco asunto los que me sorprendieron, porque de una u otra forma, ese luctuoso e imborrable episodio, como su antecedente inmediato de Pearl Harbor, cuenta ya con su propia e independiente crónica.
Lo que llamó poderosamente mi atención fue anoticiarme de la inminente filmación de un documental sobre esta tríada de los K -léase Bizcocho, Kretina y Máximus Primero-.
Y lo que lo hizo aún más, fue la impecable precisión sobre las datas que Moore posee, sobre la ubicación específica de los bienes y caudales que esta diabólica dinastía atesora en el exterior y también en el interior de la Argentina, incluyéndo obscenas mansiones en Capri, Portofino y la helvética Locarno, junto a los bunkers, que Lázaro Báez tiene en sus campos de Santa Cruz, como una suerte de sinonimia, a gigantescas cajas de seguridad subterráneas, donde se atesoran más de quince mil millones de dólares -propiedad exclusiva de todo el Pueblo Argentino-.
Los escabrosos detalles de estos datos seguramente habrán de sorprendernos a todos, incluyendo a los propios interesados.
Que por vez primera observarán por las mismas pantallas que nosotros, como alguien que maneja adecuadamente el universo del celuloide, por fin los pondrá al desnudo.
Tal vez, lo que este gringo publicite no sea diferente a lo que Magnetto, Rocca, Bulgheroni, Eskenazi, Werthein y muchos otros ya saben y guardan para una mejor oportunidad, quizás más límite, para negociar sus propios pellejos, cuando las velas hayan dejado de arder.
Y me atrevo a inferir, que esas grabaciones fílmicas fueron aportadas por uno o varios de los precitados.
O tal vez por todos ellos de consuno, quizás como un preludio, de algo muy pesado que intoxica ya la atmósfera, en un formato más que evidente.
En verdad lo ignoro, pero como los tiempos hoy en el mundo son tan cambiantes, creo que de una manera muy particular, y tomando en especial consideración que casi todos hemos perdido la capacidad de asombro, será por demás interesante observar el comportamiento colectivo de esta tan ignorante cual mansa mayoría silenciosa argentina, cuando este inminente filme vea la luz.
Como sea, todos lo veremos
PRÓXIMAMENTE SÓLO EN CINES.
Atentamente,
Carlos Belgrano
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