jueves, 28 de febrero de 2013
AHORA SON LACRA....
La Cámpora ya es un lastre para Cristina
La Presidente habría decidido dejar fuera de las listas de octubre a los referentes de la agrupación. Es que tienen muy mala imagen, según las versiones. Tampoco sus máximos referentes contribuyen a mejorarla. Los casos Larroque, Ottavis y Recalde.
Avanza 2013, un año electoral clave para el gobierno de Cristina Fernández. La Presidente afina su estrategia de cara a las elecciones parlamentarias de octubre en las que busca consolidar las mayorías necesarias para impulsar el sueño re-reeleccionista o al menos para que su poder no se licúe en lo que resta de su mandato.
Cristina tendrá injerencia en el armado de todas las listas. Sobre todo en la provincia de Buenos Aires, donde pretenden minar las posibilidades de Daniel Scioli de cortarse solo.
Y entre los planes de la mandataria se encontraría, nada menos, que recortar la influencia de la agrupación La Cámpora.
El dato lo ofrece Eugenio Paillet, columista del diario La Nueva Provincia de Bahía Blanca. El periodista asegura que entre la Presidente y Carlos Zannini, figura vital de la Casa Rosada, se definió dejar fuera del armado a los referentes de la organización de militantes cristinistas, cuyo liderazgo le atribuyen a Máximo Kirchner, el hijo presidencial.
¿Los motivos? Explica Paillet: "Es una necesidad, aseguran inmejorables fuentes de la Casa Rosada, nacida de la más pura herejía: los jóvenes a los que ella misma alentó a tomar la posta en el futuro durante aquel recordado discurso de Vélez Sarsfield, donde nació el Movimiento Unidos y Organizados, no levantan el amperímetro en las encuestas, y por el contrario se ha detectado que generan un fuerte rechazo social".
Evidentemente, La Cámpora no podría obtener del mandato popular aquello que le otorga directamente la Presidente. Es decir, cargos bien remunerados en el Estado (Mariano Recalde en Aerolíneas Argentinas es un buen ejemplo).
La decisión de vetar a La Cámpora no se circunscribiría sólo a la provincia de Buenos Aires, sino también a aquellos distritos donde el cristinismo tampoco tiene pensado ganar, como la Ciudad de Buenos Aires y Córdoba. En la 1ra ya se le habría informado al legislador Juan Cabandié que no será él quien dispute la senaduría porteña.
Cabe recordar que como candidato a legislador Cabandié, en la cabeza de la lista, ni siquiera fue votado por la totalidad de electores que lo hicieron por Daniel Filmus en 2011. El camporista quedó a 30 puntos del rabino Sergio Bergman, que obtuvo el 1er lugar por el PRO. Tremenda paliza da una noción de las posibilidades venideras, dado que el macrismo se mantiene fuerte en su área de influencia.
La Cámpora tampoco hace mucho para mejorar su imagen. La intrusión en las escuelas, el despilfarro en las empresas estatales donde tienen dominio, el copamiento de la Anses como oficinas partidarias no son hechos que resulten atractivos para un electorado que no es siempre fiel al cristinismo, pero que ante la necesidad éste está obligado a seducir.
Por otro lado, sus referentes máximos tampoco dan muy buen ejemplo. El caso más claro es del Andrés 'Cuervo' Larroque, secretario general de la agrupación y diputado nacional. Larroque viene de protagonizar un bochornoso episodio en el que le gritó "callate, atorranta" a la diputada del PRO, Laura Alonso.
Alonso le ofreció al 'Cuervo' la posibilidad de disculparse y saldar el entredicho. Pero el camporista prefirió ignorar el pedido
Y es justamente con el sector femenino donde los muchachos cristinista muestran su costado más débil. No son muchas las 'referentas' de la agrupación. Tal vez se pueda mencionar a Mayra Mendoza, una deslucida diputada nacional, incluida en la conducción de la organización.
Mendoza es la esposa de José Ottavis, uno de los referentes máximos de La Cámpora, hoy vicepresidente de la Cámara de Senadores bonaerense. Ottavis también hace lo suyo para desacreditar a su agrupación. No sólo es visto como un agente desestabilizante del gobierno de Scioli sino que además tiene denuncias de su exmujer por agresiones.
Esto, sumado a las palabras denigrantes de Larroque contra Alonso, más los gritos que una muchedumbre camporista le profirió a la diputada Victoria Donda en el día de su jura seguramente no dejan a La Cámpora en una buena posición frente al electorado femenino.
Y ellos, como el resto del cristinismo, se creen los campeones de la lucha contra la violencia de género.
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