viernes, 15 de febrero de 2013

TIEMPO DE ESCRACHES

Tiempo de escraches LAS COSAS habían mejorado para los políticos luego de la crisis de 2001, que instaló en la sociedad el eslogan "que se vayan todos", en relación al fracaso de la clase dirigente, como así también la prohibición de ingresar en algunos locales gastronómicos. SER POLITICO pareció ser una ocupación venida a menos, cercanos sus practicantes a actos de embustes, mentiras, estafas, cohechos y todos los males que puedan pensarse para quienes, desde la función pública, se ocupan de hacer sus propios negociados. AQUEL 2001 fue el inicio de un tiempo de escraches. Ningún político podía salir a la calle sin ser abucheado, insultado e incluso agredido. La bronca generalizada por conductas inadecuadas terminó por colmar a los ciudadanos. AUNQUE ESA postura parecía haber llegado para quedarse, pocos años después la situación comenzó a revertirse, incluso a pesar de verse las mismas caras y gestos, dejando en claro que la memoria no siempre hace jugar de manera adecuada su calidad selectiva. PERO POR estas horas esa práctica, en muchos casos espontánea, ha vuelto a surgir, con los recientes silbidos, insultos y agravios recibidos por el vicepresidente de la Nación, Amado Boudou, y el secretario de Programación Económica, Axel Kicillof. LOS ESCRACHES --bien entendidos-- no dejan de ser una de las herramientas que tienen los ciudadanos para manifestar sus estados de ánimo, fuera de la posibilidad de colocar su voto en una urna o dejar un mensaje en algún medio de comunicación. SON CONSECUENCIA, también, de un gobierno donde la tolerancia y el respeto por las ideas diferentes no parecen generar un campo propicio, con desacreditaciones a quienes leen la realidad con un pensamiento distinto. "Hay que tener comprensión para los que todavía no entienden", manifestó la presidenta Cristina Fernández, frente a estos escraches. ACASO SEA tiempo de entender aquello de que quien siembra tormentas cosecha tempestades, que pensar distinto no significa estar equivocado y que un adversario no da lugar a un enemigo. Acaso sea tiempo de sacar provecho de 30 años de democracia, entendiendo que se debe gobernar para todos, de una vez por todas.

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