domingo, 17 de febrero de 2013

TONTO Y RETONTO

Las nuevas aventuras de Tonto & Retonto Hace dos años (el domingo 06/02/ 2011), el autor escribió una columna llamada “Cristina y los 3 chiflados” (ver nota adjunta). Ahora él decidió la continuación de aquélla, sólo que habla de 2 chiflados, porque al tercero (Aníbal Fernández) lo mandaron al Senado. Pero con Amado Boudou ascendido a vicepresidente y Héctor Timerman mantenido como canciller, las chifladuras no cesan. Boudou y Timerman: "Ambos trabajan para el peronismo, pero aunque se pasen haciendo la V de la victoria (como Adelina de Viola y María Julia Alsogaray cantaban la marchita) no son peronistas, son conversos", afirma el autor. "(Los opositores) reclaman una política activa que nos inserte en el mundo, pero ahora dan vuelta y dicen que Argentina sólo busca comerciar con Irán". Amado Boudou a periodistas ultraoficialistas. "Tómenme en serio, por favor". Héctor Timerman a periodistas ingleses. por CARLOS SALVADOR LA ROSA CIUDAD DE MENDOZA (Los Andes). Para el vicepresidente Amado Boudou, los opositores viven reclamando a Cristina Fernández "una política activa que nos inserte en el mundo", pero cuando su gobierno pacta con Irán, lo critican. No entienden, dice él, que abrirse a Irán es abrirse al mundo. No lo entienden porque, según Boudou, forman parte de "una derecha que está abombada" (la misma derecha de la que él formó parte hasta que se convirtió al kirchnerismo; ahora ya no es más de derecha aunque abombado parece seguir estando). El canciller Héctor Timerman viaja osadamente a Inglaterra para pegar cuatro gritos a los ingleses a fin de que devuelvan las Malvinas, pero cuando unos periodistas de los diarios The Independent y The Guardian le preguntan sobre la guerra iniciada por la dictadura de Galtieri, les responde: "Soy una víctima de la dictadura, tómenme en serio por favor". Difícil tomar en serio a quien se dice víctima de una dictadura en nombre de la cual dirigió el diario "La Tarde". Aclaremos, no un diario que sobrevivió en dictadura sino un diario creado para defender la dictadura. Ese hombre que cree que abrirse al mundo es abrirse a Irán y ese otro que suplica que lo tomen en serio, no son dos políticos menores de la Argentina actual aunque la mayoría de sus actos y palabras parezcan ser de dos inimputables. Ellos son arquetipos de lo que es hoy la política en el país, porque la política bajó al nivel de ellos. Ambos trabajan para el peronismo, pero aunque se pasen haciendo la V de la victoria (como Adelina de Viola y María Julia Alsogaray cantaban la marchita) no son peronistas, son conversos. Timerman es un converso que ataca con furia inigualable todo lo que alguna vez también fue él, como cuando apoyó el proceso o cuando se quiso "limpiar" uniéndose a Lilita Carrió o siendo miembro de organizaciones internacionales de derechos humanos que hoy repudian lo que él está haciendo con Irán. Mientras ataca con furia a los que le hacen recordar lo que antes fue él, por el otro lado defiende con sumisión extrema las órdenes que le dan. Órdenes en cuyo cumplimiento generalmente hace el ridículo, como cuando le secuestró un avión a los EEUUy abrió, él personalmente, la caja secreta con un alicate. Timerman dice que hace lo que hace porque lo mandan, pero la forma en que lo hace es suya propia y tiene que ver con su personalidad, sus taras, sus deseos de ser como su padre Jacobo, del cual heredó magnificados todos sus defectos, pero ni una sola de sus muchas virtudes. De ahí su patetismo en el afán por querer acercarse a quien nunca podrá alcanzar. Todo lo que hace lo hace en el nombre del padre. Su grito en Londres de que no lo tomen para la chacota, es parte de su patetismo. Es él, inconscientemente, hablando de cómo se ve a sí mismo pero también de cómo no quisiera verse. Mientras Timerman se mete en temas profundos para banalizarlos, desesperado por querer ser como el padre sin tener el mínimo talento para heredarlo, Boudou es la banalidad en estado puro. Como ministro ni siquiera supo ser testaferro en serio sino mero testaferrito en un negocio de monedas. Como vicepresidente, realizó sólo dos gestiones en 15 meses: duplicar los sueldos de los legisladores y cambiar escandalosamente los muebles de su despacho. El resto son apenas escandaletes por viáticos excesivos cuando pasea por el país -con una docena de matones- para sacudir el aburrimiento porque trabajar no trabajó nunca. Viáticos que cobra cuando viaja y también cuando suspende el viaje. Boudou es un frívolo, Timerman es un tragicómico. Son dos géneros de la picaresca. Boudou es la encarnación cabal de Isidoro Cañones, Timerman quiere ser la reencarnación de su padre. El primero lo logró plenamente, el segundo jamás lo podrá lograr pero a ambos los une su vocación por el ridículo. Uno es el típico chanta argentino; otro es el sufrido que siempre termina siendo cómico, porque se mete en temas serios a los que inevitablemente, a su pesar, banaliza hasta donde es posible banalizar la tragedia. Uno vive la vida loca y aunque hoy tenga alguna que otra dificultad legal por sus excesos, lo bailado no se lo podrá quitar nadie. Timerman, en cambio, no puede gozar nada porque quiere ser lo que no es, mientras que Boudou no puede dejar de ser lo que siempre fue y será. Ambos son arquetipos de cuando la política es sumisión absoluta (aunque oportunista) hacia él (o la) que manda y ataque destemplado hacia todos los otros, para quedar bien con él (o la) que manda. Boudou y Timerman son conversos y advenedizos, por eso los peronistas los usan como devoradores de pecados, como los que tienen como función pagar no sólo por sus pecados sino también por los de todo el gobierno. Pruebas al canto: teniendo a tantos talentosos Pichetto para defender lo indefendible, hay que ser muy cruel para pedir justo a Timerman que haga lo que hace con Irán. Gracias a Timerman ahora Ahmadinejad puede decir al mundo la frase preferida de todo antisemita políticamente correcto: Yo tengo un amigo judío. El poder es así, no tiene piedad con sus enemigos pero es infinitamente más brutal con los conversos. Boudou hoy es un agente de publicidad de Cobos como Timerman es la tabla de salvación de Ahmadinejad. Siempre trabajan para sus enemigos. En esta época de trapisondas políticas frecuentes (como casi todas las épocas), al único que se las descubren es a Boudou y no porque cometa las pillerías más grandes sino porque su pillaje, en comparación con el de los otros, es menor: viáticos, monedas (o su impresión), muebles. Cuando le piden una "misión", en vez de poner testaferros especializados ubica a sus amigos de la joda loca, los cuales gritan a los cuatro vientos la transfugueada que les encomendaron y así se incriminan solitos, porque a esos chantas más que conquistar una dama lo que les interesa es contar la conquista a todos. Son boudouistas, una nueva categoría social. En un tiempo y lugar en que los políticos se quieren quedar con todo, los boudouistas se conforman con las migajas y propinas. Por eso siempre los descubren, porque los boudouistas siempre piensan en chiquito en lugar de pensar en grande. Son más menemistas que kirchneristas. Cuando durante el menemismo se recibían coimas, sobresueldos o peaje por las obras públicas, aunque fuera mucha plata, era nada en relación a los negociados que hacían los privados, quienes se quedaban con el grueso. Ahora, "recuperado" el Estado, lo público y lo privado son la misma cosa. Ya no se busca sólo una comisión o una coima sino hacerse, desde el poder político, dueño, propietario de todo lo que existe en el país (pura ampliación de la lógica feudal santacruceña o puntana). En la era K, salvo quizá Boudou y algunos pocos anticuados más, ya nadie se conforma con la mera comisión. Hasta la palabra robo ha desaparecido del diccionario político. Ahora lo que se hace se llama apropiación, transferencia, acumulación, expropiación, confiscación. Palabras finas, de izquierda. O sea, ya no se roba como durante el menemismo. Ahora directamente se hace política porque cuando los negocios alcanzan una cierta magnitud ya no existe delito jurídico sino pura acción política, por más discutible que sea. Eso es lo que Boudou jamás entendió y por ello se siguió dedicando al pillaje menor y por eso le descubren todo mientras que a los demás no les descubren nada, porque es el sistema. El único inadaptado es el pobre vicepresi. Pruebas al canto: cuando lo agarraron con lo de Ciccone, desde arriba lo salvaron con política: le hicieron poner la cara para echar un juez, un fiscal y al procurador general, con lo cual, si bien se creó un escándalo institucional, se logró diferir el escandalete de la impresión de monedas. Se ubicó en un plano político la trapisonda isidoresca y así se frenó el juzgamiento, al menos en lo inmediato, porque al que se queda con un vuelto se lo puede juzgar, pero al que hace política no. Y como Boudou de política lo ignora todo, salvo vivir de ella, otros la hicieron por él y así vienen salvándolo, por ahora. En la Argentina K no se roba: se transfieren bienes al Estado para que éste los utilice para fines privados disfrazados de públicos. Una estrategia política a la que no se la puede condenar jurídicamente sino políticamente. Una estrategia que Boudou jamás entendió.

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