jueves, 14 de febrero de 2013
CONTRADICCIONES
El acercamiento a Irán revela contradicciones del relato
Por Agustín Laje (*)
Es sabido que las compañías y amistades del kirchnerismo son, en la mayoría absoluta de las veces, francamente vomitivas. En el nauseabundo repertorio de malas juntas que detenta el oficialismo, podemos encontrar dictadores regionales como Chávez y Castro, ex terroristas de Montoneros y ERP, terroristas de ETA, MIR y Sendero Luminoso asilados por el gobierno de Cristina Kirchner, piqueteros antisemitas como Luis D´Elía, apologistas del terrorismo internacional como Hebe de Bonafini, y ahora, para “ponerle la frutilla al postre” como se dice, se suman al elenco nada menos que fundamentalistas iraníes.
El hilo conductor que atraviesa a todos los personajes mencionados, es el fanatismo violento como base de sus concepciones políticas. Dogmatismo, odio e intolerancia como rasgos distintivos de sus respectivos credos y afiliaciones ideológicas extremistas.
Si las malas juntas del kirchnerismo ya se han convertido en toda una cotidianeidad, la particularidad en el plano discursivo de las nuevas relaciones con Irán, es que éstas revelan una serie de contradicciones flagrantes vinculadas al “relato K” que es menester señalar.
En efecto, en la construcción de su discurso ideológico, el kirchnerismo ha mezclado cuatro elementos fundamentales que hoy trastabillan frente a sus polémicos interlocutores: la militancia setentista traducida en una parcial concepción de los Derechos Humanos; el feminismo encarnado en una presidente de sexo femenino que permanentemente se victimiza por tal cosa; un supuesto progresismo moral concentrado en la cuestión homosexual; y más recientemente, la idea de democracia (“democratización”) no como régimen opuesto a la autocracia, sino como opuesto a la República.
Si tomamos, pues, los ejes discursivos tal como los presenta el relato kirchnerista, tendremos la secuencia siguiente: Derechos Humanos, progresismo, feminismo y democracia. Ningún militante del “modelo nacional y popular” contrariaría lo anterior. Y es justamente por ello que el acercamiento del gobierno argentino a Irán suscita algunas preguntas incómodas: ¿Qué hace un gobierno que dice ser paladín de los Derechos Humanos negociando con negadores del holocausto judío cuyo presidente ha ordenado públicamente que “Israel debe ser borrado del mapa”? ¿Qué hacen supuestos militantes del feminismo firmando convenios de cooperación con quienes tienen sometida a la mujer a pautas culturales que incluyen la lapidación y otras prácticas prehistóricas abominables? ¿Qué hacen presuntos “progresistas” acordando con un país que pena con la horca a la homosexualidad, y que ya lleva más de 300 homosexuales condenados a muerte? ¿Qué hacen supuestos “demócratas” arrodillándose frente a una teocracia vinculada a Hezbollah?
El relato vuelve a chocar contra la realidad. ¿No será que en verdad lo que estructura la ideología kirchnerista es el setentismo en lugar de los Derechos Humanos; el culto a la personalidad en lugar del feminismo; el desprecio a la República, en lugar del ideal democrático?
(*) Autor del libro “Los mitos setentistas”. www.agustinlaje.com.ar
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