jueves, 18 de febrero de 2010

CARTAS QUEMADAS

Castellanos - 18-Feb-10 - Opinión

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EDITORIAL
Las cartas quemadas

Hay quienes han comparado a las relaciones internacionales con un juego de naipes. Allí, quienes más cartas poderosas disponen, más posibilidades tienen de ganar. Nadie desecha ninguna carta a menos que sea el precio de otra mayor, y sólo los necios destruirían alguna por poco interés que tengan en ella.

El unilateralismo norteamericano tuvo su inicio en el fin del imperio soviético. Y así quedó todo, de un lado ellos y del otro un vacío de orden, donde el resto subsiste marcando territorio en base a la fuerza de que disponga, algo que algunos llaman soberanía aunque no se adapte del todo a la definición original.

En ese vacío de orden estamos nosotros, pero con cierta diferencia respecto a nuestros pares y un enorme respecto a los países del primer mundo. Es que nos lanzamos a la calle, desnudos y sin documentos. Carecemos de relaciones exteriores y como si eso no fuera suficiente, hemos desarmado nuestras fuerzas armadas, es decir, no tenemos más, carecemos de ellas.

El gobierno de Néstor Kirchner, en un acto inédito, dejó al país sin fuerzas armadas, estragó sus cuadros, deshizo su prestigio y dejó sólo una fachada militar sin capacidad operativa. Consiguió así el apoyo y complicidad de los guerrilleros que habían sido derrotados por esas mismas fuerzas, y se mimetizó con ellos tratando de modificar su pasado personal y familiar, que hoy algunos de sus amigos desempolvan para justificar su enriquecimiento. Así fabuló sobre una militancia en aquellos tiempos que nadie le conoció y que hoy confundiendo a su consorte en un rapto mitómano, le hace contar cosas que nadie le cree.

Si Kirchner fuera un transformador, un estadista, un verdadero gestor de cambios, habría dado de baja a todos los integrantes de las fuerzas armadas y creado otras a su saber y entender. Un país no puede prescindir de su brazo armado si quiere que su defensa soberana tenga como respaldo voluntades y no meras palabras. Si no sabía al menos hubiera copiado a sus mentores, como Chávez o los hermanos Castro que las han mantenido y modelado a su gusto. En cambio optó por la demolición sistemática poniendo al frente a una inepta para la función, pero cargada de odio contra las instituciones que doblegaron a sus compañeros.

El inexistente canciller Taiana - las RREE como la economía pasan por el omnisapiente Néstor Kirchner - va a reclamar ante la ONU porque la plataforma "Ocean Guardian", comenzará a perforar en Malvinas en busca de petróleo. El Gobierno estableció ayer por decreto restricciones al tránsito marítimo entre los puertos continentales de nuestro país y las islas Malvinas. Seguramente en la firma británica Desire Petroleum y en el 10 de Downing Street, atemorizados, nadie pudo pegar un ojo. Es triste, no sólo no nos creen, tampoco nos temen. En realidad. nos desprecian.

Mas allá de que nadie se embarcaría en una segunda guerra del atlántico sur, carecer de capacidad operativa no sólo es riesgoso desde el punto de vista de la seguridad nacional, es también motivo de que no se escuchen nuestros reclamos.

Mientras tanto, ni nuestros socios del Mercosur, ni nuestros países bolivarianos y amigos han esbozado una declaración conjunta a favor nuestro. ¿Se la vamos a pedir a Brasil que se codea con las potencias? ¿O a Uruguay a quien le cortamos un puente? Ni siquiera a Chávez a quien algo le debemos, o a los Castro que mucho nos deben y nunca nos van a pagar.

Néstor Kirchner aprovechó la oportunidad de concretar la venganza de otros, sin ser capaz de generar nuevas fuerzas armadas para el país. Nos expulsó del mundo y de la tradición argentina del juego diplomático. Quemó esas cartas y hoy pretende que en el concierto de las naciones alguien nos escuche. Hoy no sólo no nos escuchan ni nos temen, tampoco nos respetan.

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