jueves, 9 de febrero de 2012
KELPERS
Mi última advertencia a los Kelpers
Por el Lic. Gustavo Adolfo Bunse
No es mi intención asustarlos… pero, dicho con todo respeto, estoy casi seguro que ustedes viven hoy… absolutamente en babia.
Perdón… por no escribirles en inglés.
Quisiera expresarles, con sinceridad, que no tienen ustedes motivo alguno para preocuparse… por las declaraciones o por las acechanzas argentinas.
Cada vez que un gobierno argentino necesita distraer la atención de la sociedad, sobre todo si es un gobierno inseguro y débil, empieza por hablar de ustedes… y por amenazar con todo tipo de reivindicaciones patrióticas.
Es un clásico que hasta un niño de tres años puede advertir.
¿Cómo es que todavía no se han dado cuenta?
Casi siempre, un año antes del colapso final de una dinastía… o de la caída definitiva de un régimen… esos arrestos agresivos se convierten en una virtual amenaza de enfrentamiento bélico que, por cierto, no se sabe donde termina.
Pero esta vez, en principio… quisiera darles a todos la seguridad sobre que, esta comarca… en el momento actual… carece por completo de capacidad bélica. Peor que eso… es un páramo militar con solo 48 hs. de poder de fuego.
En la insignificante República de Guinea Ecuatorial que sigue al mando del Coronel Teodoro Obiang… todos saben muy bien que - si lo desean - pueden invadirnos en media hora, empleando solamente el 30% de sus fuerzas de tierra.
Nuestra Fuerza Aérea y nuestra Armada no podrían recorrer ni la cuarta parte de los 4800 kilómetros que nos separan de ustedes. Son virtuales.
Ni hablemos de que no tengan combustible… eso es lo menos grave.
El Ejército, por su parte, mira con enorme envidia al Coronel Obiang.
De modo que, por favor… olvídense de invasiones y déjense de exagerar.
Pero cúmpleme avisarles, sin embargo… que la inteligencia británica no les sirve a ustedes para nada, como que, evidentemente… ignora por completo la parálisis y la incapacidad castrense argentina.
No se explica, de otro modo, la causa por la que pone tantos resguardos y manda barcos o submarinos… que luego ustedes deben pagar con sus esforzados impuestos.
El marketing para que ustedes acepten ser argentinos… reconozco que nos ha venido fallando en forma sistemática, pero presumo que a todos ustedes les están escribiendo el diario de Yrigoyen y -sólo por eso- ignoran algunas importantísimas ventajas de nuestro país.
Si fuesen argentinos vivirían en completa tranquilidad… se los aseguro.
Serían, esas tierras… un lejano pero muy excitante lugar turístico.
Y todos ustedes estarían subsidiados por este gobierno maravilloso que tenemos… así que… vendiendo llaveritos y otros abalorios en Puerto Stanley… se salvarían del viento helado y de la cría de ovejas.
En el acto… les quedaría prohibido exportar o importar nada… de modo que todas las ovejas podrían servir sólo para ofrecer asaditos a los visitantes o para arrastrar a los turistas en simpáticos carricoches de tiro.
Hasta allí, sólo les llegarían, a precios acomodados, los diarios Página 12 y Tiempo Argentino, con lo que… jamás tendrían una mala noticia.
Estarían en el hermoso mundo del profesor Pangloss.
¿Qué más podrían ustedes pedir?
Insisto en que… se hallarían ustedes a salvo de una enorme cantidad de problemas. Algo más importante: no siendo de los nuestros, se pierden sin dudas… una fabulosa diversión, que… la solemnidad inglesa, les ha venido escamoteando desde tiempos inmemoriales.
La Argentina es de lo más divertida que se imaginen… vean ustedes:
El poder político es un burdel.
Y ahora ya lucen unidos sólidamente el ejecutivo y el legislativo, lo cual les permite disponer de grandes salones de esparcimiento para que se puedan repantigar los compadritos que campean en el Congreso.
En ese contexto, no tengan ustedes duda alguna que los tres poderes que tenemos integran una comparsa de ridículos fantoches. Y no crean que se salva alguno. No… son todos iguales.
También el judicial, por supuesto que reposa inmóvil… hierático, mudo y vendido ante cualquier estímulo del ejecutivo.
La mayoría de nuestros jueces (conozco a uno que no) son castigadores implacables… pero tan sólo de los punguistas y quizás de los ladrones de gallinas,…. pero son extraordinariamente magnánimos y munificentes con los criminales de alto vuelo,… especialmente si algo tienen que ver con la dirigencia política.
Visten de moño, usan anillos carísimos y duermen en algún lupanar.
Consideren ustedes seriamente esto… que no es para desperdiciar:
Si están hartos de sus respectivos cónyuges, tienen una ventaja única: siendo argentinos… todos los días 1º de enero de cada año hacemos un gracioso jubileo de fuegos artificiales… y uno puede, entre copa y copa pegarle un tiro en la cabeza a su pareja. Es parte de los festejos.
Nadie los ha de castigar por eso.
Acá, estimados señores, no tenemos Estado, lo cual, aunque no parezca, resulta bastante divertido y cargado de aventuras.
El Estado son las instituciones de la República. Pero el poder ejecutivo, que debe velar por ellas, es justamente aquí el peor mentiroso, corrupto, errático, inoperante y enfermo de demagogia.
Lo hace con cierto gracejo y buen humor… lo cual nos resulta simpático.
Todos los miembros del burdel operan desde adentro y desde afuera como unos perfectos propiciadores del anarquismo.
No obstante… son simpáticos y nada contracturados… al extremo de tener en el Congreso más de 6000 empleados absolutamente felices sin hacer nada ( los llamamos cariñosamente ñoquis). Fíjense que eso… es justo el doble de la población total de las Islas donde ustedes viven. Una bicoca.
Acá los funcionarios son payasos. Inoperantes lacayos sin opinión propia. Nos regalan cada día una nueva y espectacular payasada y muestra de incapacidad para la gestión que desarrollan. Actúan como arquitectos de la total falta de seriedad…. como si estuvieran empeñados, día y noche, en descubrir alguna frivolidad nueva que pueda hacerse contra las instituciones de la República. La felicidad y el relajo total no pueden ser más extendidos.
Nada hallarán aquí solemne o aburrido… como ocurre en vuestro imperio.
Casi todo es… en este país de fantasía… una burla simpática, una montaña rusa de las ilusiones que aparecen y estallan por el aire como bengalas multicolores… Todo coronado por aplausos cada vez que habla la monarca rodeada de sus lacayos, simios amaestrados que sonríen y agitan palmas en un patético espectáculo.
Verán aquí una danza de máscaras venecianas… algunas de las cuales van cayendo lentamente y convierten las escenas en la más increíble paradoja que consagra el mérito a la manufactura de la parranda.
Se supone que hay aquí muy pocas cosas que puedan ocurrir que nos llamen la atención. Nos divertimos a diario y disfrutamos mucho de una anomia terrible que transitamos, dejándonos llevar por el oleaje.
El andrajo moral que campea… nos mantiene navegando al garete, con una especie de mareo placentero y lleno de sorpresas.
Esto es, cada día… un parque de diversiones con un individualismo tan alevoso… que embarca a toda nuestra sociedad en una loca y apasionante huida hacia adelante. En una carrera hacia el abismo.
O más que eso, en un desdén, y una indolencia, que se disfruta mucho.
Como en un corso itinerante y ruidoso… plagado de contorsionistas y de acróbatas de la más dudosa moral…. nada en absoluto es serio aquí.
Y hay por estas tierras… mucho de irresponsabilidad consciente, en ese “sálvese quien pueda” de los chorros de agua que nos arrojan los pomos y los globitos de agua. Es tan fascinante… que nos deja una sordina fotográfica cada día, con idénticas imágenes y con discursos repetidos, de una ética sin sentido alguno del discernimiento entre el bien y el mal.
Ustedes se pierden esta verdadera bacanal del populismo y el clientelismo, donde los espacios los hemos ido dejando abandonados para que los ocupen ilustres desconocidos… tartufos y mercaderes de la infamia.
La sortija de nuestra calesita del mérito… la puede sacar cualquiera con un poco de picardía y con algo de caradurismo… nada más que eso.
Acostumbrados a no exigir nada… nuestra buena gente nada les pedirá a ustedes.
Verán rápido cuan fácil gana aquí la deshonra y el dinero, y verán como festejan los parásitos de la escoria social y los ineptos estructurales que integran hoy un formidable ejército de partisanos de la oportunidad.
Sujetos que viven envenenándose unos a otros y luego enviándose flores a sus velorios, como Borgias redivivos, aferrados a un timón que en realidad es manejado por el oleaje… y no por ellos. Una quimera colosal.
Especímenes que son totalmente incapaces de la reacción de nobleza más elemental, incapaces de reconocer su propia impericia, e incapaces también para crear un hueco ético, corriéndose a un costado y dándole la mínima esperanza a los que, como ciudadanos, les han confiado el mandato. Pues si ustedes no se sienten capaces, son de los nuestros.
Lo divertido en verdad es el enorme caleidoscopio de cosas desiguales. Verán aquí mutantes, cuya desesperación caótica no los deja pensar nada más que en cuestiones personalísimas, primarias y muy efectistas, pero jamás en el plan más sencillo, ni siquiera para poder determinar su propio destino.
Con ello… sepan desde ahora… que aquí… la fiesta puede culminar en cualquier cosa… desde la más loca… hasta la más alucinante.
Diversión permanente. Sólo deberán parar para dormir un poco.
Cuando entren al país, en el mismo aeropuerto les harán girar una ruleta.
El número que saquen… será vuestro destino y la función que tendrán en la bacanal que ha de empezar de inmediato.
Verán un sinnúmero de funcionarios disfrazados de animales.
Es la consecuencia de la multiplicación de la audacia de los partisanos de la política frente a la impavidez de todos.
A ustedes, kelpers, sin rencor alguno de mi parte, tengo para reprocharles que son una manga de desagradecidos y de vecinos amargos.
Por tal razón los invito a hacer las paces y a venir a divertirse a este reino del lenocinio que les quitara esas arrugas de tristeza.
Acaso participen del espectáculo final, (que será para sacar palco) donde muchos serán llevados con grilletes delante de jueces de verdad.
No por su carencia de sabiduría y prudencia, que es pura ignorancia, sino por su deshonestidad y su conciencia más absoluta de ser unos inmorales
No por sus caminos siempre errados, que son obra de su ceguera, sino por su engaño inaudito edificado en el lucro cesante del poder correctivo que tienen y que no ejercen.
No por fulminarle imbécilmente los negocios al país, sino por su clara intención de apuntar todo hacia sus propios proyectos personales para seguir en la villanía del negocio particular.
No por decirnos medias verdades, lo cual deviene de su gran limitación intelectual, sino por habernos convertido en destinatarios de su malicia.
No por pactar entre gallos y medianoche, porque eso tiene espacio si fuere en bien de la República, sino por mentir que no lo han hecho, por mentir cuando lo han hecho y por falsear para que fines personales, lo han hecho.
No los vamos a defraudar.
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