domingo, 5 de julio de 2009
EL ABISMO
El abismo
Por Carlos Berro Madero
www.notiar.com.ar
“Sólo quien hizo del PROGRESO un credo político puede sentir la angustia de un REGRESO OMINOSO, un descenso, una pérdida y la caída en el abismo.”
- Víctor Massuh
Un hombre psicológicamente perturbado como Néstor Kirchner, no podrá comprender jamás con exactitud qué le pasó en las elecciones del domingo 28 del corriente. Ni tampoco mensurar la magnitud del cachetazo que le propinó la ciudadanía mediante el voto.
Por más reflexión que se proponga, lo vivirá como una ingratitud y una incomprensión de la ciudadanía -y aún de sus aliados-, por no haber sabido valorar las “excelsas” virtudes de un “modelo” de gobierno cuyas características posiblemente jamás conoceremos, porque no existen como tales.
No podrá discernir tampoco qué significa el mensaje de una sociedad que comienza a darle zarpazos inesperados a su rudimentario discernimiento intelectual, empujándolo hacia una puerta de salida.
No creemos por lo tanto que pueda esperarse nada ordenado ni lógico en la elaboración de sus próximos movimientos: es un hombre que carece de depósito de su memoria emocional, y ha perdido desde hace mucho tiempo la capacidad de manejarse mediante un método de “comparación asociativa”, como dicen los psicólogos.
La incomprensión del ex Presidente, se verá aumentada así en los próximos días, porque muchos recuerdos emocionales poderosos comenzarán a adueñarse de su espíritu y le producirán con seguridad un efecto traumático impredecible.
Es posible también, que en su cabeza comiencen a ocupar espacio acontecimientos ocurridos en algunos parajes remotos de su pasado que se le presentarán muy confusos, provocándole sentimientos concurrentes de aprensión, repugnancia y pánico.
Aprensión, porque desconocerá la realidad como ya ha dado muestras en su primera aparición pública luego de la derrota; repugnancia, porque no aceptará la forma en que dicho cachetazo ha venido a impactar en una “aventura épica” que había modelado en medio de su ensueño; pánico, finalmente, porque no sabrá cómo “reconstruirse” a sí mismo.
Sus próximos pasos tendrán más que ver con reacciones que dejen al descubierto lo que venimos diciendo desde hace tiempo: nunca supo bien qué hacer con sus compulsiones interiores y, paradójicamente, tampoco pudo manejarse fuera de ellas. Sólo el “factor sorpresa” que siempre causa un enajenado bajo su fortaleza irracional, logra que mucha gente termine rindiendo la ciudadela de sus convicciones al comprobar que la lucha en contra de él debe celebrarse con armas que se rechazan instintivamente.
Su tiempo, y el de su esposa, han estado signados por la influencia de dicho factor sorpresa en la sociedad. Ella también ha contribuido a la construcción de un gobierno prepotente e infatuado, que pretendió confirmar la vigencia del aforismo popular que dice que “quien pega primero, pega dos veces”.
La renuncia casi instantánea de Néstor a la presidencia del Partido Justicialista y su “orden” a Scioli para que no asuma su banca de diputado y siga gobernando la provincia de Buenos Aires para proteger la “gobernabilidad”, están demostrando a las claras la confusión de prioridades y legitimidades que anida en el espíritu del reciente derrotado.
También Cristina ha aportado en este aspecto su cuota de irrealidad y negación en el transcurso de una conferencia de prensa -acotada en sus formas y mezquina en su duración-, en la que en medio de mohines inexplicables, absurdas deformaciones matemáticas y retos a los periodistas presentes, intentó cambiar el eje de las preguntas que le formularon sobre la nueva realidad, de una manera casi ofensiva.
Hasta el escenario montado a tal efecto resultó ridículo, con dos ministros serviles “custodiándola” cual granaderos sin uniforme y con dolor de estómago.
Durante el tiempo de su “reinado”, los Kirchner se presentaron a sí mismos como ángeles reivindicadores de todas las causas justas ó injustas que la sociedad había dejado (según ellos) sin resolver. Con ese pretexto, penetraron violentamente en el tejido social, usando argumentos falsos y mintiendo sobre sus verdaderos propósitos.
Por lo tanto, su caída provocará la extinción de una época que estaba prolongando en exceso sus puntos suspensivos. La desmesura de las supuestas reivindicaciones había adquirido proporciones dantescas.
Las cosas no van a cambiar sin embargo de la noche a la mañana. Tendremos que hacernos cargo aún del ocaso de esta pareja enajenada, que continuará aferrándose a sus esquemas ensoñados, porque no puede ni sabe concebir la vida de otra manera.
El solo oírlos hablar, -a él en su lenguaje farfullado, a ella con su autismo docente y “culturoso”-, da una idea precisa del tipo de empecinamiento y confusión de dos personas que consiguieron destruir totalmente el poder que creían haber construido. Ese poder que alguna vez pareció provocarnos, por qué no decirlo, la sensación de que habíamos caído en los brazos de una verdadera boa constrictora.
La causa de la caída final de este tipo de personas, es que en ellos los sentimientos son siempre anteriores al pensamiento. Se manejan así con pequeños fragmentos de una información sensorial que no es debidamente seleccionada, y por lo tanto no llega a integrarse nunca en su interior con nada que tenga que ver con la realidad.
En ese aspecto, han confirmado ciertos principios que figuran en los manuales clásicos de psicología. Sería bueno entonces que tuviéramos en cuenta estas circunstancias, para no alentar falsas expectativas sobre el cambio de un “estilo” que sumió al país en la oscuridad del autoritarismo y la confrontación permanente.
Los últimos acontecimientos están haciéndonos sospechar que el escenario más probable es que Néstor y Cristina tengan que abandonar el poder antes de tiempo, porque está demostrado que carecen de ideas acerca de cómo seguir adelante y no tienen la menor intención de dialogar con nadie a pesar de sus expresiones en contrario.
No creemos que sería tan traumático este hecho frente a la posibilidad de tener que soportar sus delirios durante dos años y medio más. La complejidad del mundo post-crisis y el marasmo en el que han sumido a la economía de nuestro país por sus desatinos, están requiriendo otro tipo de timonel.
El inminente viaje de la Presidente a Honduras (adonde nadie la ha convocado) esta misma semana para intervenir en un conflicto internacional que no le concierne -habida cuenta de que se halla en manos de la OEA-, y dispuesto en medio de su debacle, indica claramente que concibe el poder como una forma de “cesarismo democrático” sin fronteras.
La vida suele ser a veces muy dura; pero es más dura aún cuando uno se comporta como un estúpido.
carlosberro@arnet.com.ar
Gentileza en exclusiva para NOTIAR
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