jueves, 18 de febrero de 2010
COPIARÁ AL CABEZÓN QUE LO INVENTÓ ?
¿CAMBIO DE RUMBO O ENTRETENIMIENTO?
Kirchner podría intentar “la gran Duhalde”
El plan sería renunciar a toda candidatura, impulsar a Scioli y quedarse con la presidencia del PJ y una gran cantidad de legisladores.
Por Carlos Tórtora
No sin grandes esfuerzos, el kirchnerismo está consiguiendo mantener las apariencias en el territorio bonaerense. Los diputados del Frente para la Victoria y la casi totalidad de los intendentes peronistas del conurbano asistirían el 24 en La Plata al acto en el que hablará Kirchner. Pero la foto de la unidad no es la unidad. Ayer, en el cónclave de intendentes de la Tercera Sección, que tuvo por anfitrión al intendente de Lanús, Darío Díaz Pérez, surgió el tema recurrente. Los caudillos del conurbano -aun los más obedientes- coinciden en que a más tardar en julio-agosto próximo se debe empezar a movilizar el peronismo detrás de una fórmula presidencial ganadora. Es decir, que pueda competir en buenas condiciones con Julio Cobos, Ricardo Alfonsín, Eduardo Duhalde o Carlos Reutemann, si es que éste decide finalmente presentarse por el peronismo anti-K. Aunque indirecto, el mensaje es lapidario para Kirchner, porque él no llena los requisitos. Las encuestas lo ubican debajo de los nombrados pero también de Francisco De Narváez, Elisa Carrió y hasta de Mauricio Macri.
Para hoy a la tarde, Carlos Kunkel y Carlos Zanini citaron en la Casa Rosada a un numeroso grupo de legisladores e intendentes. Ayer se reunieron unos cuantos de los invitados y hubo también coincidencias. “Vamos hasta la puerta del cementerio pero no entramos”, simbolizó uno.
En síntesis, la dirigencia bonaerense da por hecho que, con el estandarte Kirchner 2011, a partir de mitad de año se produciría una fuga masiva de dirigentes oficialistas que se pasarían al peronismo disidente, al cobismo y hasta a la Coalición Cívica para evitar perder sus concejalías, diputaciones, intendencias y senadurías. De ser así, el Frente para la Victoria terminaría siendo un elefante esquelético. Junio y el Mundial parecen ser el plazo máximo para las definiciones. Pero la realidad puede adelantar los tiempos. El 28 de marzo en Pinamar habrá un test. Si la radical Mercedes Taurizano, aliada de la Coalición Cívica y el GEN, derrota al candidato de Daniel Scioli, Blas Altieri, y al peronista Roberto Porreti -o su reemplazante, si éste es impugnado por sus problemas judiciales- la sensación de vulnerabilidad aumentaría en las filas kirchneristas.
Alguno que otro gobernador K, empezando por Jorge Capitanich, coincidiría con los reclamos de la dirigencia bonaerense. Ni el más devoto seguidor de Kirchner cree que los números de éste puedan revertirse con la inflación galopante y el malestar social que crece día a día.
Nace una variante
Aunque entrelíneas, Kunkel y otros operadores de Olivos empiezan a hablar en privado de que su jefe podría terminar cambiando los planes. Esto es, hacer “la gran Duhalde”, imitando la salida del poder de éste en el 2003. O sea, renunciar a ser candidato, presentarse como el garante de que haya democracia interna en el peronismo y bendecir a un candidato presidencial propio -tal vez Daniel Scioli- pero dejando en claro que tanto él como su esposa se alejarán del gobierno. De este modo podría conseguir varios objetivos. Kirchner candidato es un factor de unidad para los antikirchneristas. Abdicando él de la candidatura, el antikirchnerismo peronista podría dividirse -según estos cálculos- y perder fuerza. Además, el ex presidente intentaría hacerse reelegir como Presidente del PJ antes de que Cristina deje el gobierno, asegurándose cuatro años al frente del partido. Aparte, digitaría cuanto candidato a diputado, senador y gobernador pueda, para quedarse con bloques numerosos en el Congreso que le sirvan de escudo contra las investigaciones por corrupción que le lloverán.
Otra de las supuestas ventajas de la “Gran Duhalde” sería que, si llegando a la segunda vuelta el PJ es derrotado por la UCR, Kirchner cargaría con mucha menos responsabilidad que siendo candidato.
La hipótesis de la “gran Duhalde” ya empezó a rodar en ciertos núcleos K. Pero la desconfianza es grande. Algunos ya suponen que, en realidad, Kirchner les haría creer a propios y extraños que está pensando en este plan y así conseguiría entretener a la dirigencia y postergar las rebeldías. Pero que, a último momento, volverá a su postura ultra y se subirá a la candidatura, tratando de arrastrarlos a todos a una aventura casi suicida.
Realidad o simple distracción, la “gran Duhalde” parece destinada a ocupar su lugar en el laboratorio político.
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