sábado, 30 de octubre de 2010

ISABELITA


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¿Kristina = Isabelita?


¿Será el fin de su gestión tan convulsionado como el de la ex primera presidenta Argentina, esposa del Gral. Perón?

Por Juana Marco




Los grupos de poder que conforman el entorno de la actual Jefa de Estado podrían hacer tambalear su gestión de gobierno Con el fallecimiento “súbito” de su esposo se abre una etapa de gran incertidumbre.

Hay que recordar que cuando se acusó al matrimonio presidencial por tener participación con las valijas que se enviaban desde Venezuela para financiar su campaña política, ésta se encontró frente a una situación debilitada y se apoyó enteramente sobre su esposo depositando en él toda su gestión de gobierno. En esa ocasión aseveró que: "su marido era la única persona de su confianza". Desde entonces ella ejercicio más un rol protocolar, haciendo uso de su virtud discursiva mientras él tomaba las determinaciones y lograba controlar a los distintos grupos que acompañaban su administración de gobierno.

Ahora, con su fallecimiento la situación de la mandataria queda en manos de quien resulte ser su hombre de confianza, siempre y cuando cuente con una cuota de poder y pueda controlar a sus rivales políticos que intentaran dominar la situación.

Desde los sindicatos, grupos de choque, madres y abuelas, ministros etc., todos en la carrera por tomar el poder en forma indirecta intentando estar cerca y lograr la confianza absoluta no solo de la presidenta, sino también de su hijo, quien ha activado al movimiento que lidera “la Cámpora” para que se haga presente con sus pancartas de apoyo en las puertas de la casa de gobierno donde se velan los restos de su padre.

Un ex presidente que asumió la conducción activa detrás de su esposa pero que no era Jefe de Estado, sin embargo a sus exequias se las otorga la categoría presidencial. Un hecho inédito que rompe todas las reglas protocolares establecidas, considerando que en su carácter de legislador debería ser velado en el Congreso de la Nación.

Un hombre que quizás se creyó omnipotente y haciendo caso omiso a las exigencias de sus facultativos, ya que luego de la segunda intervención quirúrgica se le había aconsejado guardar reposo y no lo hizo. Una demostración de que la única motivación de su vida era la política y el poder. Más allá de esa actividad pareciera que no había nada que lo alentara a protegerse de los riesgos de su delicada salud.

Ahora, la Jefa de Estado tendrá que dejar por un tiempo su preocupación por su imagen y apariencia física para concentrase en el vacío de poder que se producirá con la ausencia de su consorte, ya que será una etapa de mucha exigencia y de mucha concentración para poder culminar su mandato sin tener que sufrir la inestabilidad de su gobierno, evitando tener que sufrir el mismo final de la ex presidenta Estela Martínez de Perón que no pudo mediar entre los distintos dirigentes que la rodeaban y por ende no culminó su mandato.

Por lo tanto quedan dos posibilidades para la coyuntura: o la mandataria toma impulso y asume ese rol que tanto parecía pretender en un comienzo de dominio y determinación, respaldándose en algunos de sus ministros y confiando en que los más estables logren controlar al sector sindical y a la oposición, o la puja por el dominio político se le torna imposible de controlar y la situación social se desestabiliza debilitando su gestión de gobierno sino logra, en ese caso, convocar a elecciones anticipadas para evitar una salida deshonrosa.

Es de esperar que se logre un equilibrio y que no sea “peor el remedio que la enfermedad”, ya que después de que tantos aventuraban lo que podría suceder con la posible desaparición del ex presidente, ahora que se ha concretado esta fatalidad habrá que ver si verdaderamente él era quien lograba que no se produjera una estallido social de magnitud, o si quienes quedan sabrán controlar la situación evitando consecuencias alarmantes para el país.

Si la oposición y el entorno presidencial obran con determinación, prontitud y mesura quizás se pueda mantener sin mayores sobresaltos la situación hasta las elecciones del próximo año. Este sería el panorama que todos anhelan, mas aun aquellos que confiaban en ella y consideraban que la influencia de su esposo era muy negativa.

En definitiva, o los argentinos van hacia un final como el que sufrió la Argentina con la presidenta conocida como "Isabelita”, la primera mujer al mando de la República Argentina, quien asumió en julio de 1974 en su condición de vicepresidente, tras la muerte de su esposo presidente Perón y fue depuesta el miércoles 24 de marzo de 1976 por un golpe militar, o logra una sostenida gestión hasta el 2011. Aunque es de esperar que no la dominen los grupos más beligerantes y la transformen en una desenfrenada e intemperante mandataria.

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28-10-2010

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